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Inflación baja, carritos vacíos

El Banco Central del Paraguay (BCP) anunció con cierto optimismo que la inflación interanual se ubicó en 3,4% en noviembre, una cifra que refleja estabilidad dentro de las metas de política monetaria. Sin embargo, para el ciudadano promedio, los números no se traducen en alivio. En las góndolas de los supermercados y los comercios, los precios están lejos de parecer “estables” y mucho menos “bajos”.

¿Una inflación bajo control?

La inflación acumulada del año, que alcanza el 3,1%, se presenta como una señal positiva en términos macroeconómicos. Pero este dato parece ignorar lo que sucede en el día a día de las familias paraguayas. Mientras el BCP explica que las subas en ciertos productos se equilibraron con las caídas en rubros como combustibles, los consumidores enfrentan alzas significativas en bienes esenciales como carnes, aceites, harinas y panificados. Estos son productos indispensables en cualquier hogar, y su encarecimiento golpea con mayor fuerza a quienes ya sienten las restricciones de un poder adquisitivo cada vez más erosionado.

Inflación baja, según BCP, aunque los alimentos cada vez son más caros

Alimentos y servicios al alza: un golpe directo al bolsillo

El informe destaca que los precios de la carne vacuna subieron un 7,8% respecto al mes anterior, un incremento que se siente directamente en las mesas de los paraguayos. Pero no solo la carne fue protagonista. Los sustitutos, como cerdo, pollo y embutidos, también encarecieron, dejando a los consumidores con pocas opciones más económicas. Además, otros productos básicos como pastas, dulces y gaseosas registraron aumentos considerables, complicando aún más el panorama.

Por su parte, los servicios no se quedaron atrás. La llegada de las fiestas de fin de año empuja los precios de alojamientos, paquetes turísticos y servicios gastronómicos hacia niveles que resultan prohibitivos para muchas familias. Incluso actividades más comunes, como comer fuera de casa o comprar comida para llevar, ahora demandan un mayor esfuerzo financiero.

La desconexión entre las estadísticas y la realidad

El discurso del BCP se centra en las metas y mediciones técnicas, que muestran a una inflación controlada y dentro de los márgenes previstos. Sin embargo, esta narrativa ignora un aspecto fundamental: para la población, la sensación de carestía se agudiza. Los salarios no crecen al mismo ritmo que los precios de los bienes de consumo cotidiano, y eso genera un descontento palpable.

Diciembre, tradicionalmente un mes de alto consumo, promete ser aún más desafiante. Las familias que buscan prepararse para las festividades enfrentan precios que no paran de subir, lo que limita su capacidad de adquirir productos que antes consideraban parte de sus celebraciones.

La necesidad de una mirada integral

El BCP podría argumentar que su papel es velar por la estabilidad macroeconómica, pero los números de la inflación por sí solos no cuentan toda la historia. Es crucial que las autoridades consideren medidas que protejan el poder adquisitivo de los ciudadanos, especialmente en un contexto en el que la “inflación baja” en los informes oficiales no se traduce en alivio para los consumidores.

Mientras tanto, el ciudadano de a pie sigue lidiando con una economía que no parece estar a su favor. Las cifras pueden ser bajas en los reportes técnicos, pero en la realidad, el costo de vida sigue siendo una carga pesada que no da tregua. La desconexión entre los indicadores y el día a día de los paraguayos es un recordatorio de que las políticas económicas deben ir más allá de los números y centrarse en el bienestar de las personas.

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