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“Irse de yacaré”, ¿con cuál de las dos que tenemos?

Tenemos tres especies de yacarés en Paraguay, el jakare hu o yacaré negro (Caiman yacare), el yacaré mariposa u overo (Caiman latirostris) y el jakare ita (Paleosuchus palpebrosus). Foto: Tatiana Gallupi.

Tenemos tres especies de yacarés en Paraguay, el jakare hu o yacaré negro (Caiman yacare), el yacaré mariposa u overo (Caiman latirostris) y el jakare ita (Paleosuchus palpebrosus). Foto: Tatiana Gallupi.

Cada día estoy más convencido de cómo hemos perdido la relación con la naturaleza, pero eso aún es poco cuando pensamos cómo hemos ido perdiendo la conexión con nuestra cultura y nuestras tradiciones, que albergan valiosos conocimientos, algunos escritos y así perpetuados, mientras otros se transmiten oralmente y de una u otra manera se van perdiendo. Todos conocemos al yacaré (o jakare) ya que es un elemento bien conocido de nuestra fauna, y nos olvidamos por un lado la importancia que ha tenido este “fósil viviente” en nuestra cultura y además, su denominación en guaraní, que ha trascendido y aportado como idioma a los nombres científicos.

Los nombres científicos son nombres únicos que damos a los elementos vivientes que se pueden reproducir entre sí y dejan descendencia fértil, es decir las especies. Ese nombre tiene dos palabras en latín, pero también pueden tener otros orígenes, como el griego; cuando son de otros orígenes deben estar latinizadas y coincidir con el alfabeto y la gramática latina. Y me atrevo a decir que el idioma guaraní ha contribuido luego del latín y del griego con los nombres científicos, con palabras como guyra, jaguarundi, y también jakare. Si buscamos etimológicamente qué significa “yacaré” encontramos diferentes razonamientos, pero lo cierto es que hay algo con agua (y) y cabeza (aka), para denotar que anda con la cabeza en el agua o que asoma su cabeza, ya que estas especies cuando están en el agua normalmente muestra su cabeza como “flotando”. Esta palabra dio origen a otros nombres como el “jakare yrupe”, a la famosa y emblemática planta flotante que se conoce como irupé, que alguna vez ambientaba la Bahía de Asunción.

Yo siempre pensé que “irse de yacaré”, significaba andar paseando por allí, moviéndose entre diferentes ambientes en busca de mejores condiciones, buscando lugares apropiados donde desovar y criar los pichoncitos, pero no, aprendí que puede tener relación, pero no tenía que ver con esto. ¿Ahora alguien me tiene que explicar el por qué se asocia al yacaré con la infidelidad y el escabullirse o moverse a ocultas, “irse de yacaré” para que no se entere quién? ¿O para que se beneficie quién? Esta frase le hace fama de engañoso al pobre yacaré, que nada de responsabilidad tiene en nuestros hábitos. Ahora lo que sí creo es que hay mucho conocimiento en nuestra cultura, por que haber llamado al yvyra rembe’y (Phyllanthus chacoensis) con el nombre de yacaré pito denota un conocimiento muy acabado de las partes íntimas del yacaré, las que no las anda exponiendo ya que no son visibles (externas). Algunos hablan del silbato, pero nunca he oído silbar a un yacaré. Mucho más seriamente hablando, la frase “Nde Manuel, le entraste como jakare a la valija”, es el origen de cómo se lo apodaba a Don Manuel Irala Fernández, “Jakare Valija”, destacado miembro del ejército paraguayo en la Guerra del Chaco.

Tenemos tres especies de yacarés en Paraguay, el jakare hu o yacaré negro (Caiman yacare), el yacaré mariposa u overo (Caiman latirostris) y el jakare ita (Paleosuchus palpebrosus), éste último muy poco conocido y limitado al Apa, mientras que las otras dos especies son más comunes. Existe otro animal que se confunde con un yacaré, básicamente por su cola, pero que tiene toda la forma de un teju, y el teju jakare (Dracaena paraguayensis) también conocido como viborón. Este es un lagarto, no es un pariente cercano de los cocodrilos como lo es el yacaré o caimán. Y los cocodrilos y los caimanes pertenecen a un mismo grupo, pero no son lo mismo; confundirse un cocodrilo con un yacaré es lo mismo que confundirnos con un mono carayá o un kai pyhare o un kai Paraguay.

Si bien los yacarés están siempre en ambientes acuáticos, se los puede ver moviéndose en terrenos secos ya que hacen movimientos en busca de agua, y hacen sus nidos utilizando pastos, ramas y a veces hasta dentro del monte, siempre en cercanías del agua. Luego de un período de incubación nacen estos “yacarecitos” que tienen un poco más de 20 cm y 40 gramos de peso, la mayor parte de ellos depredados. Son prolíficos y las madres siempre están cerca del nido, tienen cuidado parental y en los primeros días de vida, la madre está cerca de los pichones y hasta los transporta en la boca.

Tienen unan gran capacidad para recuperar sus poblaciones y estos animales fueron (y quizás siguen siendo, aunque no tan legalmente) parte importante de los ingresos de pobladores rurales, ya que el cuero de estos animales es muy valioso. Una pena que programas exitosos de uso sustentable de estas especies a nivel internacional forman parte de los ingresos y de la economía local y regional, mientras que cuando nosotros prohibimos su uso, lo que estamos haciendo es favoreciendo la pérdida de hábitat, descontrolando los niveles poblacionales y los equilibrios del ecosistema al carecer de políticas que fomenten y promuevan la sustentabilidad en el uso de los recursos, y al negar el valor que tienen promovernos lo exógeno, y desvalorizamos lo autóctono. Sea como fuera, estas especies siguen siendo parte importante no solo del acervo natural, sino del acervo cultural; seguramente algunas poblaciones sufrirán los embates de la destrucción de hábitats, pero lo que creo que seguirá ocurriendo, es que seguirá existiendo muchas “entradas de yacaré”.

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