Nacionales
El “campana” en defensa del grupo, altruismo egoísta
Chopí estero posado observando por posibles depredadores. Foto: José Maria Paredes.
Todos nosotros alguna vez hemos participado en alguna actividad grupal en la cual un miembro del equipo jugaba el rol de “campana”, seguramente en una actividad lúdica en la que no queríamos que nos descubrieran. Acordábamos que un miembro del equipo fuera un vigía, un “campana” para alertarnos de algún peligro, o alguien que nos descubriera en nuestra acción que seguramente no era muy pertinente. Y en la naturaleza también existe ese rol o ese juego de roles, y escribo sobre esto porque José María Paredes intercambió conmigo esa inquietud del rol que tienen algunos miembros de las bandadas de chopí estero (Pseudoleistes guirahuro) dejando a un “vigilante” cuando el resto de la bandada baja a alimentarse. Un comportamiento similar se ve en su pariente cercano, el amenazado chopí sa’yju (Xanthopsar flavus). Y me comenta Rebeca Irala que, para los ayoreo, el batará estriado (Myrmochirlus strigilatus) avisa al yaguareté cuando hay cazadores o amenazas, mientras que el masakaragua (Troglodytes aedon) avisa cuando hay serpientes u otras amenazas cerca de su nido; y que no podemos olvidarnos del tero o téteu (Vanellus chilensis). Esto nos indica que las aves avisan sobre los riesgos y amenazas, no sólo a sus congéneres sino a otros. Existen estudios que indican cuánto debe invertir un ave individual para vigilar posibles amenazas mientras se alimenta o nidifica, por lo que en una organización más comunal, como cuando se alimentan en grupo, parece una buena adaptación que existan individuos vigías, vigilantes o “campana”, como es el caso del chopí estero.
Parece que un individuo del grupo es el elegido o “designado” para hacer de “campana” y éste debe tener alimentación y una suficiente vista panorámica sobre el paisaje circundante. Es probable que frente a una amenaza, como un posible depredador, este pájaro “campana” emita alguna vocalización especial para indicarle al grupo que existe esa amenaza. Esto permite que cada individuo evite estar atento y que el grupo pueda alimentarse tranquilamente, especialmente en aves como estas que bajan entre los pastos para alimentarse entre ellos y en el suelo con la oferta alimenticia que allí exista. En estudios realizados en nuestra región, parece que también este rol de “campana” se da en bandadas
mixtas, como para el caso del boyero de ala amarilla, inclusive con imitaciones bulliciosas de depredadores como gavilanes.
Este tipo de respuestas a ciertos comportamientos surgen de estar observando el comportamiento de las aves y otros animales, llama la atención que en una bandada bajen varios y desaparezcan de nuestra vista mientras uno queda visible, es este visible el que estaría jugando ese rol de “vigía” o “campana”. También es cierto que hay cierto comportamiento altruista en esos individuos campana, ya que se exponen más al peligro, no se alimentan mientras vigilan, pero además benefician a todo el grupo con su comportamiento, aún cuando existan evidencias de que se turnan para vigilar. El altruismo como ya sabemos no es exclusivamente humano, y más que un comportamiento para procurar el bien de otros (en nuestro caso de otras personas) de manera desinteresada, incluso a costa del interés propio, la ciencia nos ha demostrado que existe un beneficio grupal, colectivo. Por mucho tiempo, la pregunta era qué ventajas tiene un animal de ayudar a otro, si no es su pariente, es decir, si no está cuidando los genes del grupo (para su perpetuación), y la respuesta está nuevamente en la supervivencia del grupo, que aumenta las probabilidades de sobrevivencia propia. Una vez más, la selección individual versus la selección colectiva, expresada prácticamente en términos de que prevalezcan mis genes, dando prioridad a lo mío.
Una vez más las aves, nos enseñan cuestiones que tienen que ver con la supervivencia y si bien las practicamos y hasta diría que de niños (así comencé esta historia) practicamos este juego altruista que nos muestra el chopí estero de hacer de campana para asegurar la supervivencia del grupo mientras se alimentan.
Gracias José María Paredes por las imágenes y la motivación, gracias, Rebeca Irala, por estar siempre atenta a los temas.
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