Cultura
El páramo de Comala en su hálito guaraní
Comala, imagen de ficción generada con IA
Comala es un lugar que se llevó su lugar a otro lugar con sus trasterrados y desconocidos fantasmas.
Augusto Roa Bastos, Los trasterrados de Comala: la lección de Rulfo.
Traducir a Rulfo al guaraní. Esa fue su decisión. En Susy Delgado, una decisión de esta basa, se torna, inexorablemente, en una obsesión. Ella ya estaba cebada en esa pasión por traducir al idioma que ama entrañablemente a colosos de la literatura en lengua española.
En el 2017, como un homenaje a su centenario, se introdujo en la poesía de Augusto Roa Bastos y elaboró una antología de nuestro Premio Cervantes, traducida al guaraní, Roa ñemitỹngue (Lo que Roa cultivó).
En el 2019, por encargo de la Embajada de Chile en el Paraguay, Susy presentó una antología bilingüe de Gabriela Mistral (Nobel de 1945): Ára, para ha yvy (Cielo, mar y tierra).
En el 2020, Susy concibió una de esas apuestas bien fuertes, de las que a ella le gustan, y se lanzó a los aires tras las alas de la admirable Olga Orozco, “la poeta del surrealismo cotidiano”, como la calificó un crítico. En esta antología en español-guaraní, Orozco pytukue (El aliento de Orozco o El espíritu de Orozco), Susy desplegó todo el potencial expresivo de nuestra lengua nativa para encarnar en su lenguaje natural los enigmas plásticos y los símbolos y metáforas arremolinados en los versos castellanos de la poeta argentina. Orozco le exigió a Susy no solo traducirla, sino ejercer de exégeta de su poesía lúcida pero no traslúcida ni revelada. Con esta traducción de Susy, el guaraní alcanzó cimas que quizá no había hollado hasta entonces, al probarse de igual a igual con el español más exigente en denotación y connotación, en imágenes y variables formales desafiantes en extremo. Era Olga Orozco. Nada menos.
En el 2022, Susy Delgado abrió aún más su frente de apuestas poéticas en el oficio de traducir. Compuso la primera antología gallego-guaraní. Y tratándose de poesía gallega, no podía ser otra más que doña Rosalía de Castro: Rosalía ñe’ẽ poravopyre (Escolma poética de Rosalía).
Hasta entonces era una esgrima lingüística verso a verso, en una danza ritual cuyos compases a Susy le sentaban cómodos: la poesía. Pero ya Susy atildaba los pasos para que el idioma guaraní diera los más vivaces pas de deux con cualquier texto literario por más complejo que este fuera.
Traducir a Rulfo al guaraní. Pedro Páramo. La obsesión progresiva. Velar el alfabeto a la espera de internarse con su guaraní paladeado en el páramo de Comala. Esa comarca desierta y desamparada donde nadie muere porque ya todos están muertos y al mismo tiempo más vivos que nunca.
Cuando oía a Susy hablar de su intención, me remontaba a ciertos años atrás, cuando un hombre tenido por sabio afirmaba que el guaraní era una lengua incompleta por incapaz de expresar abstracciones. Era la diglosia irredenta, claro. Hoy ese pensamiento está olvidado. El guaraní tiene sobradamente probada su exuberancia descriptiva, narrativa, simbólica, abstractiva. Su vigor interactivo para compartir con otras lenguas.
Pero traducir a Rulfo al guaraní…
El filólogo alemán Wolf Lusting, experto en literatura guaraní, expresó enfáticamente en el prólogo de Roa ñemitỹngue:
Durante siglos la cultura paraguaya de expresión guaraní ha quedado relegada al segundo plano, a lo meramente oral, a lo popular y campesino, a algo de que se sentía más bien vergüenza que orgullo. Para mí y muchos colegas europeos que se interesan por la cultura paraguaya y su vertiente guaraní, esa discriminación ha llegado a quebrarse gracias a la obra de Susy Delgado, que consiguió crear una lírica guaraní autóctona y moderna a la vez, la cual, además, llegó al lector europeo en ediciones bilingües, con traducciones directas al francés, inglés, alemán, sin el desvío por el español.
Esto arguye el estadio intelectual de Susy Delgado para su relación con la lengua guaraní y la jerarquía intrínseca del idioma, presto a recibir en su seno la obra literaria que fuere, proveniente del idioma que fuere. Y con más razón de un idioma “hermano” como el español. Y más aún del castellano rulfiano que en sus giros, construcciones y usos léxicos exhibe algunos asombrosos parecidos con armazones del guaraní paraguayo.
La elección de Pedro Páramo de Rulfo por parte de Susy para llevar esta novela excelsa al guaraní no fue casual. La estudió profundamente en todos sus aspectos: contextuales, semánticos, culturales, lingüísticos y humanos. Y la eligió por otro motivo que suele excitar la mente de Susy: las posibles dificultades que presentaría para el trasvase expresivo pleno de un idioma a otro.
El filólogo Alejandro Cioranescu (1911/1999), de origen rumano y afincado en España hasta su muerte, afirmaba en un ensayo titulado El arte de la traducción: “Al traductor no le basta conocer el idioma; debe estar también introducido en el ambiente cultural en que nació la obra que traduce”.
Traducir literatura universal al guaraní se volvió en Susy oficio y pasión. Ama la obra que traduce y ama el idioma al cual la traduce. Y se siente autora artística, no meramente trasportadora mecánica a otra lengua de la obra que ya estaba espléndidamente viva en su lengua original.
Pedro Páramo plantea múltiples dilemas para su traducción a cualquier idioma. Es una novela esculpida con el lenguaje oral de Rulfo, con un habla donde afloran formas del castellano-mexicano coloquial, cotidiano, pero nunca vulgar ni ordinario. La prosa de Rulfo es poesía sin ripio alguno. El habla que emplea refleja el alma de ese pueblo, y buscar las equivalencias que evidencien la acepción precisa en el traslado de palabras y de construcciones sintácticas al –en este caso– idioma guaraní, requiere no solo conocimientos idiomáticos, sino –sobre todo– pulso poético.
Rulfo hace poesía pura con una fronda de léxicos propios del pueblo. Del pueblo mexicano rural de la postrevolución más exactamente. Poesía en mera prosa.
En su conmovedor ensayo titulado “Los trasterrados de Comala”, Augusto Roa Bastos señala:
Los textos de Rulfo autorizan todas las interpretaciones posibles, lo cual no significa que privilegien ninguna en especial. Siempre será válida la más fiel de todas, la que cada lector elabora y destila como experiencia de su ser íntimo, asumida y vivida con entrega sensible, lúcida y sin orgullo.
Susy se acercó a Rulfo por el camino de la poesía. Sintió que desde ahí lo interpretaría cabalmente, en toda la dimensión de su genio creador. Desde la dimensión poética, la traductora se internó en la teúrgia de contar la realidad de esos seres no reales que transitan la novela. Y pudo captar el vigor íntegro de la obra, el nervio íntimo, tenaz y elástico del original.
Rulfo le había dado a ese páramo llamado Comala una fecundidad literaria turbadora con su texto despojado de hojarasca verbal, según Roa Bastos, quien afinó más su valoración enfática: Comala es un lugar purificado de literatura.
Eso, más el ordenado desorden de los tiempos narrativos. Los personajes que emergen súbitos desde las tantas brumas que bullen entre las piedras de Comala, esa tierra yerma “donde los muertos entierran a sus muertos”. Todo eso –incluyendo puntuales diferencias entre el castellano y el guaraní en la construcción de ciertos tiempos verbales– debía trasladarse con su magia intacta al guaraní, la lengua vegetal de Roa Bastos.
Rulfo nos dio una gran lección: cómo elevar el idioma del pueblo a la jerarquía de sublimidad total. Susy Delgado entendió perfectamente eso y le puso el espejo del guaraní paraguayo que anida en la gente, y que es la expresión de su espíritu puro.
Traigo los ojos con que ella miró estas cosas, porque me dio sus ojos para ver. Agueru tesa ombohecha va’ekue chupe ko’ã mba’e, ha’e ome’ẽgui chéve ahecha hag̃ua.
Y había visto también el vuelo de las palomas rompiendo el aire quieto, sacudiendo sus alas como si se desprendieran del día. Ha ohecha avei kuri jeruti oveve joáva oikytĩvo pe ára mýi’ỹ, oityvyróvo ipepo ojerarõguáicha áragui.
Los dos guardaron silencio por un rato. Se oía el aire tibio entre las hojas del arrayán. Mokõivéva okirĩrĩ sapy’ami. Oñehendu ára pytu hakuvýva ñangapiry rogue apytépe.
Había estrellas fugaces. Caían como si el cielo estuviera lloviznando lumbre. Ojehecha mbyja ováva. Okukúi, ára ombohayvírõguáicha mba’erendy.
Las imágenes literarias de Rulfo son hallazgos arrebatadores. En ellas, Susy escanció su poesía y le dio al páramo de Comala el hálito guaraní como un respetuoso y noble tributo al genio mexicano.
Traducir a Rulfo al guaraní. Y sí. Fue una decisión. Oikóma katu. ¡Órale!
Nota de edición: El presente texto es el prólogo del libro de Juan Rulfo traducido al guaraní por Susy Delgado, que acaba de aparecer publicado por Editorial Rosalba.
* Bernardo Neri Farina (Asunción, 1951) es presidente de la Academia Paraguaya de la Lengua Española.
-
Economía
Carrefour anuncia cierre de sus puertas a carne paraguaya
-
Deportes
Alejandro Domínguez confirma sede para la final de la Sudamericana 2025
-
Economía
Superintendencia de Valores suspende a más de 30 empresas por incumplimiento normativo
-
Opinión
Interculturalidad, un mandato de este tiempo
-
Deportes
Cerro Porteño va por otro técnico con experiencia en Europa
-
Economía
Black Shopping Weekend: arranca campaña con descuentos de hasta 70%
-
Nacionales
Caacupé: Dinatrán garantiza salida de buses e insta a denunciar cobro indebido de pasajes
-
Deportes
Paraguay rozó la gloria en el Mundial C20
victor jacinto flecha
24 de noviembre de 2024 at 16:50
Brillatente querido Bernardo Neri. No leí todavía la traducción pero tu presentación es una antesala de un lujo literario deslumbrante.