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Los parecidos de los pitogüés

Myiozetetes cayanensis. Foto: José María Paredes

Myiozetetes cayanensis. Foto: José María Paredes

Hace unos días, el apreciado Carlos Ortega me compartió una foto del pitogüé alicastaño, o de alas rufas o atrapamoscas de pecho amarillo o mosquero llorón, una especie de ave muy llamativa, vocal y de un amarillo fuerte, conocida científicamente como Myiozetetes cayanensis. Pitogüé y benteveo son los nombres comunes en la región y están muy enraizados en nuestra cultura. Así que se me ocurrió que podríamos compartir algunos comentarios sobre estas especies que podemos encontrar en la naturaleza y que son muy similares. Algunas de estas especies parecidas son el pitogüé rayado (Myiodynastes maculatus), el pitogüé mediano (Myiozetetes similis), el pitogüé común (Pitangus sulphuratus), el pintagua (Megarynchus pitangua), por citar algunas de estas bellas aves. Estas aves pertenecen al grupo o familia de los tiránidos (o Tyrannidae) y hasta la subfamilia de los tiráninos (o Tyranninae). Estas aves comparten varias características, entre ellas, el plumaje que tiene una combinación de colores negros, marrones, blancos, amarillos y verdosos; varias de estas especies tienen una cresta que tienen la habilidad de levantar. Estas aves tienen formas variadas en cuanto a su cuerpo, forma del pico, longitud de las patas y de las alas, estas puntiagudas, pero son todos muy similares, aunque diferenciables. Tienen vibrisas en relación con su pico que les sirve para capturar a los insectos ya que hacen la vez de embudo.

 Myiodynastes maculatus. Foto: Carlos Ortega.

Myiodynastes maculatus. Foto: Carlos Ortega.

Este grupo de aves es netamente americano y normalmente en los inventarios, los tiránidos son los más abundantes, los que casi siempre están presentes. La presencia de algunas especies nos indica la calidad del hábitat, al permitir que estén presentes. También algunas especies son residentes y otras migratorias, muchas de ellas haciendo migraciones de larga distancia. Han colonizado diferentes tipos de ambientes, bosques y selvas, sabanas y pastizales, además de estar presentes en los diferentes tipos de humedales. Normalmente están posadas en zonas visibles, ya que están a la espera de los insectos que identifican y vuelan a su encuentro. Son aves muy territoriales y es común verlas perseguir otras aves más grandes, inclusive aves rapaces, que seguramente eran una amenaza para sus nidos.

También capturan sus insectos entre la vegetación y hasta cuando no están en época reproductiva consumen algunas pequeñas frutas. El hecho de alimentarse de insectos torna a estas especies de pitogüés cumplidores de un rol muy destacado en el control de estos insectos que en muchos casos por el potencial rol que estos tienen, hacen de estas aves, controladores de plagas. Estas aves son vocales y en muchos casos sus cantos son lo suficientemente característicos para identificar a las diferentes especies.

Al pitogüé alas rufas se lo ve en el norte de la región oriental, pero hace poco se lo vio en el nordeste argentino, donde parece no ser muy abundante. En esta zona de Sudamérica, Paraguay y Argentina estarían en el límite sur de su distribución, lo que explica su reducción en la abundancia. Se lo puede confundir con el pitogüé común, pero este tiene un pico más largo y robusto, y el ave es más grande. Es muy parecido a sus parientes cercanos, pero tienen una línea superciliar blanca que va desde el pico hasta la nuca, y el penacho de plumas amarillo que levanta de vez en cuando, y el iris es café oscuro. El pitogüé mediano es también muy parecido y confundido con el pitogüé común. El pitanguá tiene una distribución más amplia desde México hasta Argentina, y se lo suele ver en las ramas más altas y sobresalientes de los bosques. Tiene el pico negro y ancho, que lo distingue de las otras especies a las que se les parece mucho. Este en su dieta incorpora reptiles y peces.

Quizás el más común de todos sea el pitogüé común, asociado a nuestras culturas y  tradiciones. Un habitante de los ambientes naturales y urbanos, quizás junto al hornero o alonsito, y al chingolo o san francisco, sean las aves nativas más asociadas a los asentamientos humanos, además de las diferentes especies de palomas. El pitogüé es también de amplia distribución desde México hasta la Argentina y carnívoro amplio ya que come invertebrados incluyendo arañas y lombrices, insectos que caza volando, pequeños roedores, reptiles, anfibios y peces y hasta frutas. Llamativamente “pesca” rayando el agua como hacen los martines pescadores. Inclusive los lleva a una rama en donde los golpea agarrado con su pico antes de ingerirlos. El llamado del pitogüé tiene diferentes significados según la cultura y el pueblo y el nombre común que adopta responde a una imitación de su vocalización. Diferentes culturas han interpretado la figura del pitogüé como anunciante de embarazos o castigos por no ser un buen nieto o hijo.

Myiozetetes cayanensis. Foto: Jose María Paredes

Sea como fuere, por su diversidad genética y la gran cantidad de especies que han podido evolucionar a partir de un tronco común, evidentemente tienen ventajas adaptativas para adoptar esos colores tan similares y que se diferencian ecológicamente por el tipo de alimento, el tipo de hábitat o el tipo de ambiente que utilizan, estos tiránidos son claves en las cadenas tróficas y además están estrechamente asociados a nuestra cultura. Más aún nuestra obligación de cuidarlos para mantener poblaciones saludables.

Se agradece la colaboración con fotos de Carlos Ortega y José María Paredes.

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