Cultura
Bernardo Neri Farina: El reto de “limpiar, fijar y dar esplendor” al idioma

Bernardo Neri Farina. Cortesía
Bernardo Neri Farina preside la Academia Paraguaya de la Lengua Española (APARLE) desde noviembre de 2023. Desde allí desarrolla una gestión orientada tanto al ámbito local como al internacional. En el primer caso, los esfuerzos se enfocan en lo pedagógico, lo administrativo y lo editorial. En el segundo, se concentran en los vínculos de cooperación con la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE) y la Real Academia Española (RAE). Sobre los desafíos que enfrenta la institución “guardiana del idioma” así como su gestión al frente de la misma, conversamos con el escritor.
— ¿Cuáles son los retos que enfrenta la Academia Paraguaya de la Lengua Española en su misión de “defender, enriquecer y difundir” el idioma en un mundo cambiante?
— Vivimos un tiempo de degradación lingüística en todos los idiomas. Y una tarea esencial de la Academia (de todas) es mantener el brillo, la precisión y la calidad expresiva del lenguaje. El idioma lo hace la gente. La Academia acompaña las novedades léxicas en el precepto de “limpia, fija y da esplendor” con que nació la RAE en 1713. Los nuevos términos, las nuevas acepciones deben emplearse en el marco de la estructura gramatical y ortográfica de la lengua, que es como la Constitución Universal, un Contrato Social consensuado cuyo complimiento impide que esto se convierta en una Torre de Babel en la que el habla se torne incomprensible. En octubre del 2023 la lengua española ha superado los 600 millones de hablantes. Somos la segunda lengua madre más hablada del mundo, luego del chino mandarín y por encima del inglés (como lengua madre). Eso significa una enorme variedad lingüística que se debe conocer y armonizar. En el Paraguay tenemos la vivacidad del guaraní, que se mezcla permanentemente con el español para posibilitarnos una expresividad muy peculiar. Hay muchas palabras del guaraní ya castellanizadas (curuvica) y hay términos españoles que se han guaranizado (ojotopa, de topar = encontrar).

Augusto Roa Bastos y edición conmemorativa de El trueno entre las hojas (1953). Cortesía
— En el contexto de la diversidad lingüística del Paraguay, donde el guaraní y el español conviven como lenguas oficiales, ¿cuál es la visión de la Academia sobre la relación y el desarrollo en conjunto de ambas lenguas?
— El guaraní es parte de nuestra identidad y de nuestro ser. Es idioma oficial desde 1992, pero es nuestra lengua natural desde la Colonia. Muchísimos paraguayos (me incluyo) pensamos en guaraní y hablamos en español. El guaraní es inseparable de nuestro lenguaje cotidiano. Roa Bastos le ha dado “visibilización social” en El trueno entre las hojas (1953) y Carlos Villagra Marsal le puso espléndidas alas literarias en Mancuello y la perdiz (1965), con un lenguaje con el que la población mayoritaria se identifica. La convivencia entre el guaraní y el español no es solo inevitable, sino que debe ser armónica. Por ello existe el yopará (castellano) o jopara (en guaraní), al que Melià apuntaba como nuestra tercera lengua. En el Diccionario de la Lengua Española hay una enorme cantidad de palabras de origen guaraní que hoy constituyen un “castellano naturalizado”. Muchas de esas palabras tienen que ver con la fauna y la flora.

Carlos Villagra Marsal, Mancuello y la perdiz (1965). El autor y su obra. Archivo
— El idioma es un ente vivo que evoluciona constantemente. ¿Cuáles han sido las palabras o expresiones recientes que la Academia ha reconocido oficialmente como parte del español de uso en Paraguay? ¿Cómo se decide su inclusión?
— Palabras que, entre muchísimas más, tienen la marca diatópica Paraguay en exclusiva: candidatar, locote (de origen quechua, pero usada en el Paraguay), plantera, guarania, mariscar (cazar), novillear (acercarse a una mujer), argel, bolear (decir mentiras), dúo (en la acepción de amigo), palito (pan de barra dura), pancho (chorizo con pan), plaguear, pireca (piel que cubre la carne asada), zoquete (cargo público), entre tantas otras. Hay palabras que compartimos con países de la región (basurear, camandulear, gomería). Para que una palabra sea incluida en el Diccionario de la Lengua Española (DEL) debe ser propuesta por una Academia miembro de ASALE. Ésta debe probar su uso cotidiano y permanente, su acepción exacta, y su utilización en publicaciones serias (libros) y en trabajos científicos, literarios, académicos, o en el periodismo. Una comisión lexicográfica de la ASALE y la RAE decide luego. Hay muchos términos que la Academia Paraguaya ha propuesto y que esperan aún su inclusión. Es enorme la cantidad de propuestas de todas las academias. Ahora se está preparando un nuevo diccionario muy completo para el 2026.

Diccionario de la Lengua Española (23ª edición). Archivo
— ¿Qué impacto observa la Academia en la influencia del lenguaje digital en la lengua española, especialmente entre los jóvenes paraguayos?
— La tecnología es el sector que, con su dinámica, aporta quizá la mayor cantidad de términos específicos nuevos al español y a todas las lenguas. En cierta medida, estos términos unifican el lenguaje, en ciertos sectores. Por ejemplo, cuando uno va a la tienda no pide “un ratón”, sino un mouse, que es más preciso e identificable. Y es mouse en Brasil, Italia, Francia o China. La gente joven, que es la más cercana a los elementos tecnológicos (casi todos con nomenclatura en inglés) adopta el lenguaje específico de ese sector, que en muy pocos casos tiene una traducción. En España dicen “ordenador”, pero en los demás países de habla hispana decimos “computadora” (un anglicismo). Algunas personas mayores se quejan de este lenguaje de los jóvenes, pero dicen, por ejemplo, fútbol, un término derivado del inglés, al igual que básquet. Mi discurso de ingreso a la Academia, en 2018, se tituló, precisamente, Las redes sociales y la dinámica de la lengua. De la tecnología y las redes emergen nuevos términos que la Academia analiza para fijarlos o no. Hay términos tecnológicos que aparecen y desaparecen en poco tiempo. Por ejemplo, casete o disquete, dispositivos que aparecieron y fueron desplazados en poco tiempo.
— En la actualidad, la Real Academia Española ha impulsado una política de panhispanismo para incluir las variantes regionales del español. ¿Cómo colabora la Academia Paraguaya de la Lengua Española con otras academias hispanoamericanas para enriquecer el corpus del idioma?
— Nuestro equipo lexicográfico hace un seguimiento permanente, con la ayuda de las becarias, de los términos que van apareciendo y de aquellos que llevan mucho tiempo de uso en nuestro país. Muchos de esos términos aparecen ya en el Diccionario del Castellano Paraguayo, editado por la Academia y cuya segunda edición será publicada este año. Además, estamos preparando un Diccionario Gastronómico del Paraguay, que dará a conocer nuevos términos que serán adoptados con el tiempo por el DLE, posiblemente. La gastronomía, la fauna y la flora del Paraguay son verdaderos surtidores de términos: avatí (del guaraní maíz) es una palabra castellanizada y está en el DLE, así como caracú, caraguatá, carayá, pacú, pororó, samuhú, tacuara. Muchos términos los compartimos con la Argentina, sobre todo en el entorno litoral que habla guaraní, y ambos países conllevamos palabras en el DLE.

Diccionario del Castellano Paraguayo (2017). Archivo
— El guaraní tiene un rico legado oral que, poco a poco, ha ido encontrando su lugar en la escritura formal. ¿Qué papel juega la lengua guaraní en la literatura contemporánea paraguaya y cómo debería fomentarse su uso en contextos escritos?
— La literatura es la gran difusora de una lengua. La poesía ha sido el continente acogedor del guaraní como idioma capaz de no solo circunscribirse a lo descriptivo, sino también a la expresión de abstracciones. Y esa poesía tuvo cultores de estatura gigantesca: Félix Fernández, Carlos Miguel Jiménez, Darío Gómez Serrato, Emiliano, Teodoro S. Mongelós, el mismo Elvio Romero en algún poema en guaraní, entre otros. La narrativa tardó más en acoger al guaraní. Durante mucho tiempo Kalaíto Pombero, de Tadeo Zarratea (1981), fue la única expresión en la novelística. Hoy ya hay casi una decena de novelas en guaraní. Falta ampliar el espectro de lectores. Y esto se debe fomentar desde los centros de enseñanza. Una manera de fomentar la literatura en guaraní, especialmente la narrativa (novelas, cuentos y ensayos), es promoviendo concursos de obras originales con buenos premios. Los concursos y los premios ayudarán en mucho. Incentivarán a los autores y motivarán a los lectores.

Tadeo Zarratea, Kalaíto Pombero (1981). El autor y su obra. Archivo
La gestión
— ¿Cuáles son los ejes proritarios de su gestión al frente de la institución?
— En el ámbito local, seguir con los cursos de gramática y ortografía que se brindan gratuitamente todos los años, con gran participación; lograr recursos para el mantenimiento administrativo de la Academia y la mejoría de nuestra sede, que compartimos con FONDEC; publicar la revista anual y lanzar la segunda edición del Diccionario del Castellano Paraguayo. En lo internacional, coordinar los trabajos lexicográficos en la ASALE (Asociación de Academias de la Lengua Española) y la RAE: el nuevo Diccionario de la Lengua Española (DLE), las actualizaciones del Diccionario Panhispánico de Dudas, la promoción del Sistema de Lenguaje Claro; registrar los términos originalmente paraguayos para su inserción en el DLE; seleccionar becarias para la Escuela de Lexicografía de la RAE; preparar ponencias para los congresos anuales (el de este año será en octubre, en Arequipa, Perú) y una serie de trabajos más que tienen que ver con el crecimiento exponencial de nuestro idioma.

Diccionario Panhispánico de Dudas. Archivo
— ¿Cuáles han sido las actividades más relevantes de los últimos años?
— Tal vez la labor de nuestro equipo de lexicografía encabezado por don Juan Aguiar, cuya tarea respecto a los distintos diccionarios es sumamente respetada y admirada en Madrid y en las demás academias. Hoy existen más de mil términos y acepciones que tienen la marca diatópica (geográfica) Paraguay (Par.) en el DLE, por ejemplo. Años atrás había términos propios de nuestro país, incluso derivados del guaraní, que no tenían nuestra marca.
— ¿Cómo se desarrolla el programa de publicaciones de la Academia?
— Una de nuestras dificultades es la falta de fondos para publicaciones, que parece que este año se subsanará con un aporte estatal. Nuestra revista no puede salir con una periodicidad previsible. Además de la revista, tenemos otras publicaciones, como la Colección Fundadores (obras clásicas de Eligio Ayala, Luis de Gásperi, Cecilio Báez y otros) o la Colección Académicos, con obras de académicos actuales.
— ¿Cuál es el procedimiento que sigue la Academia para la incorporación de nuevos miembros?
— Los académicos de número proponen candidatos y se analiza el perfil de los propuestos. La propuesta, por nota, para una candidatura debe tener el aval de por lo menos tres académicos de número. Luego, en una asamblea, se elige. Para ser electo académico, cada candidato debe tener los votos de dos tercios de los presentes. Hay dos categorías de académicos: de número (la categoría superior) y correspondientes. Todo académico de número de la Academia Paraguaya pasa a ser automáticamente académico correspondiente de la RAE. El más reciente de los elegidos como académico de número, en diciembre de 2024, es Carlos Martini.
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