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Opinión

Trump y Peña, entre la deportación y el olvido

El agresivo plan de deportación del presidente Trump marca una nueva era en la trashumancia. Para quienes no están familiarizados con este término, se refiere a la migración de personas o de ganado de un lugar a otro. Las razones varían según múltiples factores, desde una precaria situación de vida hasta el exilio por problemas políticos. Hoy en día, el término diplomáticamente correcto sería desplazamiento o migración. Según datos del Pew Research Center [1] y el diario español El País [2], los indocumentados en EE. UU. oscilarían entre 10 y 14 millones de personas, una fuerza impresionante que, sin lugar a dudas, ha ayudado a sostener la economía de ese país. Además, han representado una fuente de mano de obra barata de la cual el sistema económico estadounidense ha dependido para su crecimiento y consolidación como potencia mundial.

Mi experiencia personal con estos inmigrantes indocumentados proviene de mi labor profesional en instituciones sociales del gobierno estadounidense que protegían a estos migrantes, independientemente de su situación. Un caso que se repetía constantemente en las entrevistas que realizaba era el de personas que veían a EE. UU. como “el país de los sueños”, un lugar donde, al menos en teoría, podían tener un poco de tranquilidad y trabajo. Aunque no muy bien remunerado, les permitía enviar algunos dólares a sus familias en sus países de origen.

A pesar de las difíciles condiciones de vida en EE. UU., la clandestinidad y la explotación por parte de grupos que retenían sus documentos como garantía de que no abandonarían sus trabajos, las historias que escuchaba en cada relato me generaban una profunda tristeza. En muchas ocasiones, me sentí identificado con su sufrimiento y tuve el deseo de ayudarlos a salir de tanta injusticia y anonimato. Hay tantas historias que merecen ser contadas que sería necesario escribir un libro o una enciclopedia para ilustrar los fenómenos ocultos detrás de una migración masiva hacia ese país de ensueño.

Volviendo al tema actual, Trump está implementando a toda costa su plan de expulsar a todos los inmigrantes indocumentados, entre ellos, es justo decirlo, criminales camuflados como migrantes. Entre los afectados, por supuesto, están nuestros compatriotas paraguayos, que residen en zonas como Nueva York, Queens, Long Island, White Plains, entre otras. Muchos ya cuentan con documentos, pero la mayoría sigue sin papeles, logrando subsistir y sortear los controles migratorios.

Esta fuerza migratoria indocumentada tiene un impacto enorme en la economía local paraguaya. Según el Banco Central de Paraguay [3], las remesas enviadas por paraguayos en EE. UU. alcanzaron los 500 millones de dólares anuales, y solo de enero a agosto de 2024 sumaron aproximadamente 63 millones de dólares. Esto representaría un total estimado de 27,000 compatriotas viviendo en EE. UU.

Como crítica al nuevo gobierno de Trump, sería más práctico regularizar a quienes ya residen en el país y contribuyen con su trabajo a la economía estadounidense, excepto a los criminales debidamente identificados. Luego de esta regularización, se podría implementar una nueva legislación migratoria desde cero. Sin embargo, la estrategia de deportaciones masivas solo genera rechazo y odio hacia Trump, quien ya enfrenta tensiones con varios países. Si las naciones afectadas se unieran, EE. UU. podría terminar aislado, comiendo solo sus hamburguesas y steaks.

Otra crítica relacionada con los paraguayos indocumentados en EE. UU. tiene que ver con los viajes del presidente Peña a distintos rincones del mundo. Lo más notorio fue su reciente viaje a Washington para la toma de posesión de Trump, un evento que, como es de conocimiento público, no resultó como esperaba. En este contexto, no se ha informado que el presidente se haya reunido con los inmigrantes paraguayos, sean documentados o no.

Peña argumenta que sus viajes buscan mostrar al mundo la “gema” de Paraguay, pero hasta ahora no ha instalado ni siquiera una fábrica de velas de cebo para justificar los enormes gastos en sus desplazamientos. Estos viajes solo parecen servir para su entretenimiento y placer. Habría sido más oportuno que visitara a los paraguayos residentes en EE. UU., al menos para preguntarles cómo están, qué problemas enfrentan y cómo el gobierno podría ayudarlos, especialmente en temas de documentación y tratados con EE. UU. Peña insiste en que EE. UU. es un aliado estratégico de Paraguay, pero hasta ahora, no lo ha demostrado.

En conclusión, Trump ha cometido un error con su estrategia migratoria, y su “aliado político”, Peña, también, al ignorar a los inmigrantes paraguayos que, por diversas razones, fueron expulsados de la patria que los vio nacer, siendo una de las principales razones la falta de trabajo.

[1]https://eltiempolatino.com/2023/11/16/inmigracion-tiempo-comunidad-latina/poblacion-de-indocumentados-en-eeuu/

[2]https://elpais.com/internacional/2025-01-23/datos-quienes-son-los-mas-de-11-millones-de-migrantes-que-trump-pretende-deportar.html

[3]https://www.abc.com.py/economia/2024/11/18/remesas-familiares-cuanto-dinero-enviaron-compatriotas-desde-el-exterior/

Correo electrónico: [email protected]

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