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La historia de dos desconocidos que descubrieron ser gemelos separados al nacer
La convención de bomberos en Nueva Jersey reunió a Jerry Levey con un hombre que alteró su rutina (AP)
Un casual encuentro reveló un vínculo invisible que unía a dos desconocidos, llevando a un descubrimiento extraordinario que reconfiguró sus vidas para siempre.
La sala de reuniones de la convención de bomberos en Nueva Jersey estaba repleta, con un murmullo constante de voces entremezcladas. A lo lejos, Jerry Levey escuchaba sin prestar demasiada atención mientras inspeccionaba un camión. En su mundo, todo tenía una lógica práctica: herramientas ordenadas, protocolos claros, horarios bien marcados. Sin embargo, ese día, un simple encuentro casual rompió por completo ese orden.
Un hombre lo observaba desde el otro extremo. Jerry lo notó, pero no le dio importancia hasta que este se acercó, con el aire de quien ha resuelto un enigma. ¿Sabías que tienes un gemelo? —le soltó sin preámbulos.
Según The Guardian, Jerry parpadeó, confundido. Nunca antes le habían dicho algo así. Era cierto que sabía que era adoptado, pero sus padres nunca mencionaron detalles sobre su origen, y él jamás lo cuestionó. Aquel bombero insistió, relatando que en su estación había alguien que era el vivo retrato de Jerry. Hasta el más pequeño de los gestos parecía calcado.
El comentario no fue en vano. Una semana después, la promesa de confirmar la teoría del extraño se materializó. Cuando Mark Newman entró en el cuartel donde Jerry trabajaba, las similitudes saltaron como un reflejo a la vista de todos. Pero no fue solo la apariencia: cada movimiento, cada postura parecía una coreografía sincronizada, como si hubieran ensayado juntos durante toda una vida.
Había algo más, algo profundo e inexplicable. Las coincidencias iban más allá. Según contaron en una entrevista con The Guardian, vestían de manera idéntica, con camisetas ajustadas y jeans desgastados. Ambos llevaban las mismas herramientas colgadas del cinturón, un detalle demasiado específico para ser azaroso. Más sorprendente aún era la voz: grave, precisa, con un tono que hacía que escuchar al otro fuera como hablar consigo mismo. No nos lo podíamos creer. Cada pequeño detalle nos unía aún más. Era como si fuéramos una sola persona que se había dividido”, contó Jerry años después.
La conexión fue inmediata y visceral. No se trataba solo de un hallazgo genético; había una afinidad que superaba décadas de desconocimiento. Comenzaron a compartir fines de semana juntos, alternando visitas entre sus hogares y sus estaciones de trabajo. Las bromas eran constantes, como si el tiempo perdido pudiera recuperarse a base de carcajadas.
Mark, más reservado, tenía una manera particular de demostrar su afecto: en pequeños gestos, como recordar los cumpleaños o insistir en pagar las cenas. Jerry, en cambio, era directo, explosivo y hablador. Esa dualidad los complementaba, haciendo que, juntos, fueran un equipo inquebrantable. Sus compañeros de trabajo comenzaron a llamarlos “los espejos”.
En su tiempo libre, hablaban de lo que significaba ser gemelos separados al nacer. Jerry, con una curiosidad recién descubierta, preguntaba por los padres biológicos que nunca conocieron. Mark, por su parte, prefería no ahondar en las ausencias, enfocándose en lo que habían ganado con su encuentro.
Pero, como ocurre con las mejores historias, el tiempo intervino. En 2011, Mark tomó la decisión de mudarse a Arizona, buscando un cambio de vida. La distancia física se convirtió pronto en un muro emocional, y los llamados y visitas cesaron. Jerry sintió la desconexión como un vacío, pero eligió respetar el espacio de su hermano. Nunca hubo reproches, solo preguntas que quedaron sin respuesta.
Más de una década después, en 2022, llegó la noticia que cerró ese capítulo de golpe: Mark había fallecido. No hubo una despedida, ni palabras finales. Solo el eco de los años compartidos y la certeza de que, pese al silencio, habían logrado algo extraordinario: ser hermanos, incluso sin haber crecido juntos.
Jerry, ahora de cabello gris y mirada introspectiva, reflexiona a menudo sobre aquel encuentro en Nueva Jersey. “Había algo en mí que nunca entendía por qué faltaba, hasta que lo encontré a él. Y aunque se haya ido, esa conexión siempre estará aquí”, dice, tocándose el pecho, a The Guardian.
Más gemelos que nunca: un fenómeno en aumento y su conexión especial
En las últimas décadas, el mundo ha experimentado un notable aumento en la tasa de nacimientos de gemelos, especialmente en países de ingresos medios y altos. Este fenómeno, impulsado por avances médicos, cambios sociales y factores genéticos, plantea preguntas sobre las razones de este incremento su crecimiento y sobre los mitos que rodean a los gemelos, como la idea de que poseen una conexión telepática.
Los estudios recientes reflejan que la tasa global de nacimientos de gemelos ha crecido un 33 % desde los años 80, según datos recopilados por Christiaan Monden, investigador de la Universidad de Oxford. Esta cifra pasó de 9 a 12 nacimientos por cada 1.000, marcando un récord histórico. Sin embargo, este crecimiento podría haber alcanzado su pico debido a la optimización de las técnicas de fertilidad, que buscan evitar embarazos múltiples por los riesgos asociados.
La fertilización asistida es el principal motor de este incremento. Tratamientos como la fertilización in vitro suelen implicar la transferencia de múltiples embriones al útero para aumentar la probabilidad de éxito, lo que a menudo resulta en embarazos múltiples. Además, los medicamentos hormonales que estimulan la ovulación pueden provocar la liberación de dos o más óvulos al mismo tiempo, incrementando la incidencia de gemelos fraternos, que provienen de óvulos distintos.
Otro factor importante es el retraso en la maternidad. Según Monden, las mujeres mayores de 35 años tienen más probabilidades de liberar dos óvulos durante la ovulación, lo que explica en parte el aumento de gemelos en países de ingresos medios y altos. A esto se suman diferencias genéticas y regionales: en el África subsahariana, las tasas de gemelos fraternos son las más altas del mundo, posiblemente debido a factores hereditarios aún no completamente entendidos. En contraste, las tasas más bajas se encuentran en Asia y América del Sur.
Los gemelos pueden clasificarse en dos tipos principales: fraternos e idénticos. Los primeros también conocidos como dizigóticos, se forman cuando dos óvulos son fertilizados por dos espermatozoides distintos durante el mismo ciclo de ovulación. Comparten el 50 % de su ADN, como cualquier par de hermanos, y pueden ser del mismo o de diferente sexo. Este tipo de gemelos es mucho más común y está influenciado por factores como la genética, la edad de la madre y tratamientos de fertilidad.
Por otro lado, los gemelos idénticos, o monozigóticos, provienen de un único óvulo fertilizado que se divide en dos embriones. Comparten el 100 % de su material genético, lo que los hace prácticamente iguales en ADN, aunque pueden presentar diferencias físicas menores causadas por el entorno uterino o mutaciones espontáneas. A diferencia de los gemelos fraternos, la tasa de gemelos idénticos es constante en todo el mundo y no está influenciada por factores externos.
Fuente: Infobae.
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