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Leales a Trump llamados a copar su segundo Gobierno
Donald Trump. Foto: DW.
Donald Trump está reuniendo a su nuevo equipo, con incondicionales que esperan conseguir los puestos más importantes. Ya ha nombrado a su cerebro de campaña para el puesto de asesora de mayor rango en la Casa Blanca.
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, está construyendo poco a poco su próxima administración, con tres nombramientos clave ya realizados.
Mientras prosigue el recuento de votos de su victoria presidencial, Trump se dispone a obtener un mandato para gobernar tanto por parte del Colegio Electoral como del voto popular.
Con la reforma del Partido Republicano a su imagen y semejanza, se espera que los leales a Trump ocupen la mayoría de los puestos administrativos en su segundo mandato.
Susie Wiles será la jefa de gabinete de Donald Trump
El primer nombramiento del gabinete de Trump es Susie Wiles, estratega republicana de 67 años. La floridana goza de gran prestigio en el partido y fue copresidenta de su tercera candidatura. Se convertirá en la jefa de gabinete de Trump y es la primera mujer que ocupa el cargo.
El jefe de gabinete supervisa las operaciones de la Casa Blanca y gestiona la agenda política del presidente. En efecto, Wiles será la asesora clave en todas las cuestiones políticas.
Wiles ha trabajado en un segundo plano para impulsar a sus candidatos a lo largo de su carrera. Como muchos “empleados de la trastienda”, ha huido de los focos, lo que le ha valido el apodo de “doncella de hielo” por parte del presidente electo de Estados Unidos, presumiblemente en referencia a esta reputación y a su tendencia a evitar las apariciones públicas.
Su reputación es formidable. Se le atribuye el mérito de haber mantenido al famoso Trump sin correa en su campaña más disciplinada. Con pocos detalles sobre cómo podría dirigir la Casa Blanca, sería justo suponer que aplicará una disciplina similar como jefa de gabinete.
Incendiario asesor Miller, en el equipo central de Trump
El antiguo redactor de discursos y asesor principal de Trump, Stephen Miller, volverá a la Casa Blanca en la segunda administración como jefe adjunto de personal para política.
Miller es un republicano de extrema derecha y está considerado uno de los más firmes defensores de la postura antiinmigración de Trump. Entre sus iniciativas políticas anteriores se encuentran la defensa del muro fronterizo entre Estados Unidos y México, varias políticas de deportación controvertidas y la prohibición de entrada a los inmigrantes de algunos países de mayoría musulmana. Ha pasado los últimos cuatro años como defensor conservador de las libertades civiles, pero hizo apariciones en la campaña electoral con Trump.
Tom Homan fue director en funciones del Servicio Federal de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en la primera administración Trump y será su nuevo zar de fronteras.
En la Convención Nacional Republicana de julio, Homan proclamó que los inmigrantes indocumentados deberían “empezar a hacer las maletas ya” si Trump ganaba la presidencia. Su postura de línea dura será fundamental para poner en práctica la promesa de Trump de devolver a los inmigrantes indocumentados a sus países de origen, descrita durante la campaña como “la mayor operación de deportación de la historia de Estados Unidos”.
Elise Stefanik sería embajadora ante la ONU
Elise Stefanik, republicana de la Cámara de Representantes, habría aceptado una oferta de Donald Trump para ser su embajadora ante la ONU.
Stefanik lleva una década como congresista por Nueva York y preside la Conferencia Republicana de la Cámara de Representantes. Ha sido durante mucho tiempo partidaria de Trump, incluso defendiéndole durante sus dos procesos de destitución en la Cámara.
Musk y Kennedy entran, pero ¿en calidad de qué?
Trump es conocido por recompensar la lealtad. En nadie fue más visible esa dedicación que en el multimillonario tecnológico Elon Musk, que aportó más de 133 millones de dólares a la campaña, y en Robert F. Kennedy, que abandonó su propia inclinación independiente para respaldar la candidatura republicana de Trump.
Como era de esperar, Trump citó tanto a Elon Musk como a Robert F. Kennedy Jr. en su discurso de victoria.
Anteriormente, Trump había dicho que Musk dirigiría una comisión federal de eficiencia para recortar el gasto público y la burocracia, pero su papel sigue sin estar claro debido a sus amplios intereses empresariales privados. Incluso si Musk se sienta fuera de la administración, parece que ciertas directivas políticas le recompensarán o al menos protegerán a sus empresas SpaceX, Tesla y la plataforma X.
Kennedy es un antiguo abogado medioambientalista, especialmente conocido por sus controvertidas posturas alternativas sobre la ciencia de la salud, incluida su abierta oposición a las vacunas. Aún no ha sido nombrado para ningún cargo, pero Trump ha indicado que tendrá el beneplácito para “desasnarse” en materia de salud. En vísperas de las elecciones, Kennedy manifestó su deseo de revisar la política del Departamento de Agricultura de EE. UU. y obligar a las autoridades locales a dejar de fluorar el agua.
Es miembro de la dinastía demócrata Kennedy, hijo del exsenador neoyorquino Robert F. Kennedy y sobrino del presidente John F. Kennedy, ambos asesinados.
Se espera que Trump siga ultimando sus puestos clave en los próximos 70 días, antes de recuperar las llaves de la Casa Blanca durante su toma de posesión el 20 de enero.
Fuente: DW.
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