Opinión
Hacia la primera universidad de investigación del Paraguay
Camino a la excelencia y la competitividad.
¿Qué es una universidad de investigación? Esencialmente, es una universidad comprometida principalmente con la investigación. De esta forma, en el concepto de esta universidad no existen tres misiones. La única sobre la cual gira todo es la Investigación 1 Científica. Es la esencia central de su misión. Por eso, los profesores son doctores investigadores científicos (no algunos, sino que una gran mayoría, por no decir todos). Esta connotación repercute fuertemente en la malla curricular de los cursos de postgrado, donde el alumno se enfoca en identificar, plantear y resolver problemas usando la metodología científica. Esta metodología los convierte en bienes preciosos para la sociedad universal (por eso es muy internacional), porque han incorporado una forma de pensar que los prepara para resolver problemas actuales, pero también para enfrentar exitosamente problemas que aún no han sido ni identificados ni planteados, pero que surgirán en un futuro inmediato en cualquier parte del planeta. Estos son los que serán los líderes en un mundo cambiante y lleno de nuevos desafíos.
Las universidades vocacionales no son universidades de investigación, al margen que algunas tengan algo de la metodología científica y desarrollen algo de ciencia en sus instituciones.
En el Paraguay necesitamos una UNIVERSIDAD INTERNACIONAL de INVESTIGACIÓN focalizada en el descubrimiento y en el beneficio para la sociedad que esta otorga. Todo debe girar en torno a ello por varios motivos, pero voy a mencionar solo cuatro: 1) la investigación científica genera la propiedad del descubrimiento sustentando el crecimiento de una nación. 2) Genera nuevas industrias, empresas, medicamentos, salud y educación y es innovación en sí misma. 3) Estimula y entrena las habilidades esenciales de los líderes en todos los ámbitos (personales y empresariales). 4) Los egresados están entrenados para resolver problemas sin importar su dimensión ni particularidad.
Por estas razones, los egresados de universidades de investigación son tan cotizados en todo el mundo. Creo fervientemente que ha llegado la hora de que en el Paraguay tengamos la Primera Universidad de Investigación Internacional del Paraguay, y tengo Fe en que luego se tendrán otras más.
Antecedentes. En el año 2005, con la realización de la primera escuela de Matemática de Latinoamérica y el Caribe – Emalca Paraguay 2005, se dio inicio al proceso de formación de capital humano en forma sistemática y el establecimiento de redes de investigación en sus áreas afines. Como consecuencia de ello, los primeros alumnos sobresalientes fueron enviados a estudiar a centros e institutos de excelencia internacional con auxilio para la gestión de becas (en su totalidad extranjeras) de colegas de la Umalca (Unión de Matemática y Latinoamérica y el Caribe).
Es importante mencionar el éxito de la escuela; lo podemos medir hoy. Muchos de ellos son Doctores y profesores en universidades de prestigio internacional. Si bien en ese tiempo existían algunos esfuerzos individuales de notorios colegas, eran muy pocos de forma a constituirse aún en una masa crítica que permitiera la generación sistemática de conocimiento en forma institucional. Las universidades no tenían en su espectro programas de doctorado, ni se contaba con la cantidad de doctores especialistas activos que contribuyeran con la formación de esas instituciones. Ni qué pensar de centros de investigación.
Mucho ha pasado desde entonces, por citar algunos hitos muy importantes: la formación de los programas de Postgrado en Informática y de Ciencias de la Computación, la creación del Núcleo de Investigación y Desarrollo Tecnológico – NIDTEC, el primer el programa Procit del Conacyt- BID, que comenzó a crear una institucionalidad incipiente, y el aprendizaje en forma experimental sobre cómo llevar adelante proyectos, programas de postgrado (auxilio a los programas y becas a los estudiantes) y políticas públicas para la ciencia en el Paraguay. Quiero resaltar que, por estrategia de PROCIT y el Conacyt, varios centros de investigación fueron creados en el Paraguay en ese entonces, y se mantienen hasta hoy. Posteriormente, se crearon el PRONII (el programa de incentivo a investigadores), el FEEI (el Fondo para la Excelencia en la Educación e Investigación), y como resultado de este el Programa Becal (de becas al exterior a universidades de excelencia), el Programa Prociencia (de estímulo a la ciencia) y, finalmente, la Ley del Investigador (recientemente). Todo este camino de casi 18 años ha ido consolidando el proceso científico paraguayo del cual, sin temor a equivocarme, puedo decir que, en su inicio, era sin duda prácticamente inexistente (salvo esfuerzos heroicos de algunas personas).
Observando el camino andado, hoy, el escenario ha cambiado substancialmente desde aquel 2005. Contamos con una masa crítica en varias áreas de la ciencia. Contamos con un Consejo de Ciencia y Tecnología (Conacyt), conformado mayoritariamente por científicos y un presidente de naturaleza completamente científica que, además, conjuga la experiencia de ser un profesional exitoso.
Pero para mi gusto, falta una Universidad de Investigación que nos sitúe a los paraguayos en la vanguardia del conocimiento mundial, en la que ese conocimiento sea desarrollado aquí en Paraguay, en conjunción con las mejores universidades del mundo, y que aglutine los centros formados. Una universidad que, per se, se sitúe entre las mejores del mundo, donde un porcentaje importante sean profesores extranjeros y que atraiga a alumnos brillantes de otros países para estudiar en el nuestro. Que convierta a nuestro país en un espacio creativo de nuevos descubrimientos, tecnologías y competitividad global.
Creo fervientemente que los paraguayos nos merecemos una universidad que nos llene de orgullo y nos sitúe en el peldaño de desarrollo que necesitamos como país, pero sobre todo, creo que ha llegado la hora. Hoy tenemos todos los ingredientes para que esto sea posible; estoy seguro de que ahora, más que nunca, este sueño puede ser realidad. De hecho, casi ya estoy tocando este sueño con las manos porque hoy tenemos las condiciones, tenemos los recursos humanos y tenemos las redes internacionales. Ya es el sueño de muchos paraguayos y de todo un País que ansía crecer. Ahora solo falta seguramente que una persona diga: ¡Hagámoslo!… Espero fervientemente que esa persona me esté leyendo o que alguno de ustedes se lo comente
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