Opinión
“Air”, remembranza de los ochenta
UNO
Te recuerdan por las reglas que rompes. Así construí esta empresa. Phil Knight, CEO de Nike.
Matt Damon es un actor creíble. Por ejemplo, puede desempeñar al americano medio sin problemas. Aquí personifica a un ejecutivo pasado de peso, ludópata y que odia hacer running. Para más inri, tiene una oficina de mierda. En realidad, es el depósito de cintas VHS. Lo de Affleck es distinto, es un actor limitado, pero un excelente director. Ya demostró en Argo lo bueno que es. De Air sabemos el final. Ahí está la relevancia del Director (sí, con mayúsculas), logra envolvernos en una crónica deliciosa. No es un biopic en manera alguna.
La peli trata sobre las negociaciones que llevaron al novato Michael Jordan a unirse a Nike y las personas que estuvieron tras bambalinas en dicho acuerdo. Ben acierta, totalmente, en no mostrar a MJ directamente. La madre –Deloris Jordan0– tiene un papel central en dicho trato, una espléndida Viola Davis. Igualmente, Messina, brinda su mejor papel como el agente Falk. No son personajes dicotómicos, sino grisáceos. Ahí radica una de las virtudes del cine de Affleck.
Asimismo, los protagonistas principales y secundarios tienen relevancia en la historia, no son meramente decorativos. También se agradece que los personajes no sean mostrados como seres ejemplares, ni nada que se les parezca. Al contrario, a Sonny Vacaro no se le conoce familia y está bien. Vive por y para su trabajo. En tanto, el personaje de Jason Bateman es divorciado.
DOS
En los ochenta, pasé de la adolescencia a la adultez. Al inicio de la década, era un pendex que no sabía ni dónde estaba parado. Al final, ya comenzaba a conocerme y laburaba en lo que me gustaba. En mayo de 1986, vivía en Arequipa. Allí conocí a un cuate, inolvidable, de Henderson, Las Vegas. Robert Von Taylor.
Era un gringo enorme, flaquísimo en aquel tiempo. Convivimos durante tres largos meses. Teníamos –ambos- veinte años. Ahí conocí a más gringos. Uno más loco que otro. Los lunes íbamos a jugar básquetbol. Jugar es un decir, yo paraba sentado en la banca observándolos. Mis limitaciones para el mencionado deporte eran, por demás, evidentes. Más tarde, íbamos a refrescarnos a la despensa de la esquina. Ahí sucedía lo indescriptible, estos compadritos compraban Coca de litro (no había de 2 litros aún) y leche en sachet. Insólitamente mezclaban la leche con la gaseosa y la tomaban. Incluso, había uno –el más crazy- que encendía sus pedos en el baño.
¿A qué viene todo esto?
El CEO, Knight, me hizo evocar esos recuerdos. Poner los pies encima de la mesa, andar descalzo a pesar de vestir con saco y corbata, amar su Porsche color uva (necesitaba 17 capas de pintura para obtener dicha coloración) o usar ropa de jogging o lentes estrafalarios. Un excéntrico elevado al cubo. Asimismo, otro tiro al aire es Peter Moore: un cuarentón que anda en patineta por el estacionamiento.
Lo que sí recuerdo perfectamente es que Robert era un melómano irredento. Escuchábamos full rock mientras comíamos los candys –de todo tipo- que sus parientes les enviaba en cantidades industriales. Benjamín Affleck es otro cincuentón que ama la música. Su peli está llena del universo musical ochentero. Resaltando cada fotograma. Ninguna tiene desperdicio.
–All I need is a miracle. Mike and The Mechanics.
Es una pequeña muestra de que los ochenta fueron una época maravillosa, musicalmente hablando.
TRES
Así que me pusieron un rifle en la mano
Me envió a una tierra extranjera
Para ir y matar al hombre amarillo
Nacido en USA.
Nacido en USA.
Vuelve a casa a la refinería
El contratante dice hijo, si fuera por mí
Born in the USA – Bruce Springsteen
Si pues, puede ser una Oda al Capitalismo. Es cierto. Recordar que en ese tiempo Nike era una empresa pequeña sin mayor relevancia, muy por debajo de Adidas o Puma. El acuerdo cambió totalmente la forma en que los deportistas negociaban con las empresas, produciendo una eclosión nunca vista. Por ende, el Sueño Americano es mostrado como tal. Sin embargo, Social Network de Fincher o The Founder de Hancock enfatizaban en las costuras raídas y torcidas del referido sueño. Acá, el personaje de Strasser, menciona su fervor por el tema-himno de Springsteen.
-Me entusiasma la idea de la libertad estadounidense. Pero hoy me concentré en la letra y no habla de la libertad. De ninguna manera. Habla de un tipo que vuelve de Vietnam y no encuentra trabajo. Yo la canto con entusiasmo. Es el concepto equivocado. De hecho, creamos el 80 % de nuestro calzado en Corea y Taiwán.
Y enfatiza en su cinismo: “Sé que debería tener sentimientos encontrados, pero no los tengo”. Es el lado oscuro del American Dream, indudablemente.
Las sabias palabras del CEO cierran la película.
-Me concentro en mi respiración. Estoy haciendo una meditación de autoperdón. Creo que marcamos un precedente muy peligroso. Ahora todos los deportistas querrán un porcentaje. Luego todos querrán equidad. A la mierda. Si arruinamos el negocio, al menos nos divertimos.
Tenía razón.
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