Opinión
Un déjà vu criollo
El domingo pasado se llevaron a cabo las esperadas elecciones generales en un ambiente tranquilo, excepto por algunas escaramuzas antes de la apertura de los portones de los colegios electorales. También se denunciaron algunas situaciones relacionadas con el voto asistido, ya que aparentemente el electorado no estaba bien informado sobre los alcances de esta regulación. Pero en general, se vivió una jornada cívica bastante tranquila.
Más que nunca se ha experimentado una participación masiva en los locales de votación. Lo que no se sabe con certeza es si el monto de la multa o la conciencia cívica para cumplir con esta obligación fueron los determinantes de esta atípica jornada electoral. Lo que se pudo notar en los distintos colegios electorales fue la masiva concurrencia en cada mesa de votación, lo que ralentizaba el tiempo de sufragio por cada individuo. Según los responsables de estas elecciones, han manifestado que se debió a la falta de máquinas de votación, haciendo alusión al incendio que había sufrido el TSJE en el que se inutilizaron una buena cantidad de máquinas.
Como experiencia en el uso de las máquinas de votación, los responsables deberían analizar si realmente es el método adecuado, rápido y eficaz en las elecciones, y sobre todo la confiabilidad e inviolabilidad de estas máquinas. Varios años se han utilizado las papeletas y no ha habido tantos problemas a la hora del conteo y validación de las mesas y actas, pero con estas máquinas, aparentemente las cosas no son tan fáciles, ya que adherentes del Partido Cruzada Nacional se volcaron a las calles para reclamar un supuesto fraude en el conteo de los votos y exigiendo el recuento de los mismos. Como reguero de pólvora, esto se extendió en todo el país, donde se han visto manifestaciones de los acólitos del pintoresco líder “Payo” Cubas.
Lo interesante de toda esta historia es que el 1 de mayo nadie había reclamado nada, además, los líderes principales de esta contienda electoral habían aceptado los resultados parciales del TREP. Al día siguiente, la ciudadanía se encontró con la sorpresa de que este movimiento no aceptó los resultados. ¿Cuáles fueron los motivos que desencadenaron estas manifestaciones? ¿A quién responde “Payo” Cubas? ¿Es genuino su reclamo? En fin, hay una serie de interrogantes que serán imposibles de responder porque el ambiente está enrarecido y hay una confusión en los sectores partidarios.
Los lectores recordarán las internas coloradas del año 1992, en las que se enfrentaron Argaña y Wasmosy. Este último era el candidato del Gral. Rodríguez y apodado “mbatara” por el veterano político Luis María Argaña. Al final de la jornada electoral, según los cómputos parciales, se daba por ganador a Argaña. En esta lista se puede refrescar la memoria de esa fecha triste de nuestra política criolla:
Lista 4: Argaña – Ibáñez: 213.382 votos (48,25 %).
Lista 2: Wasmosy – Seifart: 187.350 votos (42,36 %).
Lista 3: Díaz de Vivar – Frutos: 24.993 votos (5,65 %).
Lista 5: Fretes Dávalos – Acosta: 919 votos (0,02 %).
Votos en blanco: 7.691 (1,74 %).
Votos nulos: 7.925 (1,79 %).
El movimiento de Argaña ya festejaba la victoria, pero repentinamente aparece una orden de parar los cómputos debido a que el movimiento que impulsaba a Wasmosy no aceptaba los resultados parciales por considerar que había varias “irregularidades” en el padrón. La solución no vino de la noche a la mañana, sino hasta el 4 de marzo de 1993, en que un tribunal electoral bajo la batuta de Rodríguez, Oviedo y Wasmosy dio a conocer al ganador de los comicios del 27 de diciembre de 1992, arrojando los siguientes resultados oficiales:
Lista 2: Wasmosy – Seifart: 207.120 votos (45,36 %).
Lista 4: Argaña – Ibáñez: 203.116 votos (44,48 %).
Esto es solo a modo de ejemplo de que nuestro camino a la democracia desde el inicio ha estado contaminado con recursos mezquinos, deleznables que solo se orientaban hacia intereses particulares de los referentes políticos de cada época, aunque al parecer, esta práctica seguiría hasta nuestros días.
Hoy en día, nuevamente la sociedad tiene que sufrir y no encuentra paz para ir hilando un poco de armonía en el país. La situación de este nuevo supuesto fraude electoral denunciado por el líder de Cruzada Nacional trae de nuevo imágenes nefastas en las retinas de los vivimos esa época. Esta denuncia solo instala una duda generalizada ante los electores.
Corresponde al TSJE reaccionar rápidamente y dar respuestas concretas ante esta situación que podría volverse peligrosa en caso de no encontrar salidas que satisfagan a los referentes políticos involucrados en esta nueva pesadilla, la cual podría dar muchos dolores de cabeza al nuevo presidente en los inicios de su mandato.
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