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Opinión

Mis películas favoritas: “Roma”. Cuarón a la altura de los grandes

POR Tomás Cortez
Escritor.

UNO

Es una obra maestra, intimista, que desgarra y revitaliza el espíritu. Lejos, es la mejor película que he visto en los últimos 8 años. Homenajea en varias secuencias a Hitchcook (La ventana indiscreta) en las tomas largas; a Felllini (8 1/2) en la escena del túnel y, especialmente, a John Ford por la sensibilidad (¡Qué verde era mi valle!) con que narra; los silencios (¡qué importantes!) que inundan muchas escenas; ah, y está filmada en blanco y negro como El hombre que mató a Liberty Valence. Todo se nos muestra desde el punto de vista de Cleo, la sirvienta, ese personaje invisible muchas veces de una familia de clase alta acomodada, en un barrio llamado Roma. Pero vamos por partes.

Todo sucede en los años setenta en un barrio de clase alta llamada Roma. Al inicio muestra la charla entre los niños y la abuela, mientras almuerzan, y uno de ellos cuenta cómo unos soldados mataron a un niño por culpa de un globo de agua, mientras venía del colegio: la violencia comienza a ser parte de la cotidianeidad. Interesante cómo presenta al padre de la familia: sin mostrarlo directamente, solo como conduce su Ford Galaxy; el cigarrillo, sus manos al volante y la forma meticulosa en que estaciona el vehículo mientras suena música clásica y pisa con las ruedas la caca del perro.

Difícil no identificarse con esa escena familiar: estar todos reunidos alrededor de la tv, que aún se mantenía en aquellos años y que tanto cuesta el día hoy, con la tecnología actual. Cuarón reconstruyó la casa y la calle donde vivía minuciosamente. Así es como homenajea a su segunda madre (a quien va dedicada esta peli). Muestra cómo la fémina prácticamente se ocupa de todo: esto es, despertar, alimentar a los niños y despacharlos al colegio. Todo acompañado en gran parte por el silencio, algo que deberían aprender muchos directores actuales.

También en la noche, ella apaga las luces, cierra las puertas y da las buenas noches a los críos. Su día de salida nos permite comprobar dónde almuerza junto con su compinche Adela. Así también el encuentro con Fermín.

DOS

Alfonso nos muestra, no juzga y con la cámara para que podamos ver cómo Sofía, la esposa, a punto de ser abandonada, se despide de su marido (quien se va de viaje) efusivamente. Se queda un rato viendo alejarse el auto y luego, herida y rabiosa por el abandono que intuye, recrimina a la chica por la caca del perro que no limpió.

La escena de la sirvienta con Fermín en el cine es todo un retrato de muchas mujeres abandonadas, lamentablemente.

Se agradece a lo largo del metraje que los personajes de Cuarón no sean maniqueos: la reacción de la madre de familia ante la confesión de la joven. Reconozco, fehacientemente, esa escena cómica de la forma de manejar de Sofía.

La celebración del Año Nuevo en una hacienda del interior con la parentela y Cleo, que luego del rato, va con la otra empleada de la hacienda a celebrar junto a los demás trabajadores del dueño del lugar. Cada clase social por su lado.

Una noche, Sofía vuelve a casa borracha, estacionando como puede su carro, le agarra la cara, con ambas manos, a su empleada doméstica y le confirma frustrada lo que ella ya sabía: “Siempre estamos solas”, y se va tambaleando a su cuarto.

TRES

La matanza de Corpus Christi sucedió el 10 de junio del 71 en la ciudad de México. Una manifestación estudiantil en favor de los estudiantes de Monterrey que estaban pidiendo reformas educativas. La misma fue reprimida brutalmente por “Los Halcones” un grupo paramilitar al servicio del Estado. Cuarón, de forma extraordinaria, muestra dicha matanza desde un segundo piso; mientras la abuela y Cleo van a comprar una cuna para la criatura próxima a nacer. La forma en que mueve la cámara evoca al maestro de suspenso.

El fotograma siguiente muestra una réplica de “La Piedad” de Miguel Ángel, una mujer llora mientras sostiene la cabeza de un hombre muerto y grita por ayuda, tal como lo indica el NYT.

Lo que sucede a continuación es simplemente una muestra desgarradora y brutal de cómo las cosas se pueden precipitar y tener un final infausto. Uno asiste a la escena, porque el director acomoda a los actores en el fotograma y no al contrario. Es cine arte en su más pura concepción. La actuación de Yalitza Aparicio es minimalista y a la vez conmovedora.

CUATRO

En el viaje a la playa de Tuxpan (Veracruz), Cuarón evoca “Y tu mamá también”, cuando Sofía les revela, luego de cenar, la verdad a sus hijos y los planes para el futuro. Más tarde, ellos, tristes y desconectados de lo que sucede alrededor, comen sus helados.

La escena de la playa está cuidadosamente filmada con mucho esmero. Al final de la misma asistimos a la íntima confesión de Yalitza y su redención final con toda la (su) familia abrazándola y cobijándola.

Las actuaciones son sobresalientes, la de Marina de Tavira y su química con Aparicio es indiscutible. Ambas se identifican: son mujeres abandonadas. Adela, la otra empleada, se comunica generalmente en lengua mixteca con la protagonista, dándole un mayor realce a la peli. Se complementan perfectamente (en la vida real son amigas). Ambas no eran actrices profesionales y dieron con el papel en su punto exacto.

Y sí, Alfonso es uno de los más grandes directores del siglo XXI, junto a Iñarritu y Guillermo del Toro. Los tres, mexicanos y nacidos en los años sesenta. Alcanzaron la estatura de los grandes clásicos del siglo pasado.

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