Opinión
La deleznable maquinaria del odio
Interesante leer en los medios de prensa y en las redes sociales las fotografías de la convocatoria de la Concertación, algunos dicen 30 mil personas, otros 40 mil, 100 mil etc., y los agoreros no le dan ni 10 mil personas que logró reunir ese nuevo modelo de hacer política: la Concertación.
De hecho que es saludable para la incipiente democracia de nuestro país ver que los partidos y movimientos de diferentes ideologías y pensamientos pueden consensuar y trabajar juntos. No se debe subestimar que dentro de la Concertación, el eje motor con una estructura bien sólida corresponde al PLRA, pues así como también la emblemática ANR, estos partidos corresponden a los tradicionales partidos que sostienen y sustentan la constelación política del Paraguay.
Los cambios son saludables y es una llamada de atención a estos partidos tradicionales que deben atender las necesidades del pueblo, bajo mi perspectiva, atrasado y sumido con niveles de involución educativa y rayando la inmoralidad de algunos referentes importantes de la pólitica que empuja a este pueblo que apueste a la corrupción antes que a la calidad de vida del general de la nación.
La guerra de encuestas hace que no se sepa realmente si son fiables o no, pues cada movimiento o partido tiene lo suyo. Ahora, el tema de debate es la cantidad de personas que aglutina cada grupo político. ¿Cuándo vamos a enfocarnos en lo que realmente importa? La calidad de vida de un pueblo, su seguridad, su educación, etc. Todos estos puntos pasan por alto y la gente, quizás malintencionada, solo incita a generar odio entre hermanos.
La ANR no es la mejor opción actualmente, eso está a la vista y en boca de todos e incluso a nivel internacional, tampoco el PLRA ni mucho menos la Concertación, pero sí entiendo que los cambios son saludables para fortalecer nuestra democracia. En este caso, se infiere que hay solo una vía posible: elegir al mal menor.
El modelo gastado que ha demostrado el actual gobierno no ha dado resultados en estos últimos 10 años consecutivos de control bajo los colorados, la estocada final la dio el sinnúmero de hechos que ha enlutado a la esencia de la buena política, que busca por sobre todas las cosas el bienestar de una nación.
En estos días, tuve la oportunidad de entrevistar a un referente importante de un partido que se había apartado de la matriz de la ANR para fundar su propio rumbo. Este veterano político ha dicho sin pelos en la lengua “Que la gente vote por quien quiera”. Esta debe ser la actitud de un político de bien, pues con la paleta de opciones y posibilidades que el electorado actualmente tiene, más que nunca se puede visibilizar para estas elecciones generales.
Mi humilde consejillo es: Amigo, votá por el color, por el grupo, por la dupla que creés que llena tus expectativas hacia el desarrollo sustentable de nuestra patria.
Los ataques directos entre bandos políticos antagónicos es de la vieja política, es poco caballeroso estar atacando día y noche con el fin de desprestigiar al oponente. Entiendo que, a pesar de que nuestra educación está paralizada, hay jóvenes que quieren un país mejor, y son ellos los que inclinarán la balanza en estas elecciones, además de un segmento del campesinado que clama por espacios más democráticos para trabajar por el país.
Este renacer e interés hacia el cambio es saludable desde todo punto de vista, esto se vio con la asunción de Lugo en sus tiempos con “Lugo tiene corazón”, pero lastimosamente este grupo no supo sortear los embates de sus opositores hermanos paraguayos y, en consecuencia, el anhelado cambio terminó en un javorái llamado juicio político.
La interrupción de un proceso democrático solo lleva a generar discordia entre hermanos, somos una nación pequeña, casi todos “parientes” y nos conocemos casi todos, por lo tanto, es imperiosa la necesidad de iniciar un consenso nacional con base al respeto hacia las ideas politicas de cada ciudadano.
A modo de ejemplo, en Alemania, tres partidos de diferentes ideologías llevan el timón de la nación, los planes del Estado siguen sin interrupción porque el objetivo es el bienestar del pueblo. ¿Por qué no lo podemos lograr nosotros?, que aún no llegamos a 8 millones de habitantes. ¿Será que nuestra política solo esta direccionada a copar los mandos de poder para luego abusar, mofarse y esquilmar al propio conciudadano elector? Si sumáramos la plata robada durante décadas y décadas, Paraguay hubiera sido mejor que Suiza, como siempre se decía, pero no, se cae nuevamente en la vieja política de anular al contricante con la técnica del odio entre hermanos. Los que tienen problemas con la justicia, que arreglen sus pucheros con ella.
Es importante que los actuales referentes de los principlaes partidos del país hagan un mea culpa por la falta de renovación en el modelo político que han adoptado para dirigir la nación. En cada grupo político existen aún hombres patriotas, nacionalistas y que aman a su patria, pero no se animan quizás a meterse en el chiquero por temor a ser embarrados por esta vieja política: la maquinaria deleznable que incita al odio.
*Correo electrónico: [email protected]
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