Opinión
Una mirada esperpéntica sobre Paraguay, la OPS y el mundo sometidos a la pandemia
En español esperpento es una “persona, cosa o situación grotescas o estrafalarias” y tal significado resulta de una “concepción literaria creada por (el escritor español) Ramón María del Valle-Inclán hacia 1920”, es decir, se trata de una deformación narrativa “de la realidad acentuando sus rasgos grotescos”. Desde hace demasiado tiempo la historia nacional, y también la hemisférica y la mundial, dejaron atrás a la misma literatura valle-inclaniana, e incluso, en cuanto a excesos increíbles, han sido más creativas que nuestra escuela novelística latinomericana y contemporánea, la del realismo mágico, asociada (pero no únicamente) con las creaciones de Gabriel García Márzquez.
Algunos párrafos intentarán aclarar este enfoque.
El Covax, la OPS, la OMS y la OEA
Ayer, jueves 22, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) hizo saber a las agencias noticiosas que está a punto de gotearnos algunas vacunas más de las muchísimas que nos debe. La entidad hemisférica del ámbito de la OEA, supuestamente así querría dejar atrás su tan notoria y muy cruel inoperancia aquí, perpetrada con la complicidad de altas, fatuas e incompetentes autoridades nacionales, las del deplorable elenco en el que el primer actor y director esperpéntico es por cierto nada menos que el presidente Mario Abdo Benítez.
En el infernal mecanismo Covax, que todavía no ha dejado de estafarnos, un vocero innominado (ahora ninguno de sus muy bien rentados funcionarios se anima a dar la cara) dijo que el segundo lote de vacunas AztraZeneca, con 134.000 dosis, parte mínima de las que nos corresponden, y por las que ya hemos pagado varios millones de dólares, aterrizarán en el aeropuerto de Asunción el 29 de abril. ¡Ojalá, y antes incluso, que sea así!
Un mes atrás, el viernes 19 de marzo, la OPS-Covax, esto en coordinación con otros sellos de goma como las OMS y Unicef, puso en nuestra capital apenas 36.000 de las 100.000 vacunas que de manera inmediata debía tener reservada para nosotros, pues estaban pagadas por anticipado con divisas del Tesoro Nacional. Después de eso nada concreto, excepto el tan tardío traslado-destitución de su ex representante aquí, quien se marchó aplastado por la propia irresponsabilidad que le fue permitida por sus contrapartes y superiores del actual desgobierno local.
Cuando tengamos las mencionadas 134.000 nuevas dosis sumarán apenas 170 400 las recibidas por medio del Covax, de las 4.279.000 vacunas compradas en efectivo a la OPS, según datos ciertos del Ministerio de Salud Pública.
En estos días, además, el subdirector del organismo de la OEA, Jarbas Barbosa, a invitación de los anfitriones intervino en la reunión semestral de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), donde empezó afirmando “que no es justo que países ricos estén adquiriendo vacunas para ‘cinco’ veces su población, mientras Latinoamérica padece un extremadamente lento proceso de vacunación por falta de ellas”.
Olvidó decir Barbosa que, a tal acaparamiento agiotista y egoísta de las potencias mundiales sin excepción, del que también participan grandes empresas científico-tecnológicas y de inmensas firmas privadas, transnacionales o no, debemos sumar la incapacidad criminal de no pocas de las élites políticas, sociales y económicas de nuestros países.
El número dos de la OPS, en este entuerto que padecemos los países con menores recursos en el planeta, dijo que la monopolización de vacunas por los países ricos impidió que funcionara, como se esperaba, el mecanismo Covax. Este, un engendro nacido en la tan pro China-Pekín que es la Organización Mundial de la Salud (OMS). La República Popular China, neototalitaria y capitalista salvaje de Estado a la vez, es uno de los países ricos que de manera abierta extorsiona a países como el nuestro, ofreciendo vacunas a cambio de su misión. Las autoridades de Pekín en el orbe son las más descaradas en lo de “afiliarse primero” y después vacunarse. ¿O no es así?. De eso no se percató el intrépido expositor de la OPS en el foro de la SIP.
En esta primera crisis planetaria en la historia de la humanidad, la del Covid-19, la ONU no existió. ¿Estaban en cuarentena sus innumerables organismos y miles y miles de burócratas? Estos, ¿tuvieron problemas para ser vacunados? Similar pregunta vale para la OEA. En una sesión de su Consejo Permanente, estuvo en Washington hace poco el actual canciller del Palacio de López, Euclides Acevedo, hizo oír sus críticas a las desigualdades en el hemisferio agravadas por la pandemia y la crisis de las vacunas.
Pero no tuvo una sola línea de autocrítica para el desgobierno al que pertenece y para nuestro perverso y politiquero sistema republicano. Desde su nombramiento como canciller (un acierto del presidente, hasta ahora) el ministerio a su cargo está haciendo lo que nunca debió haber abandonado: dirigir las negociaciones internacionales, en el trágico marco del Covid-19, para obtener todo lo que necesita nuestra salud pública, esta históricamente tan deteriorada y que muchas autoridades y élites locales recién ahora empiezan a darse cuenta de la importancia fundamental que tiene para cualquier sociedad.
Acevedo concierta lo que debe con su colega de Salud Pública, y dejó atrás por completo la insultante ignorancia del antecesor de Julio Borba en delicadas cuestiones diplomáticas, lo que también agravó su supino desconocimiento en cuestiones de salud pública. La necedad y soberbia del Julio anterior (¡ya ni siquiera me acuerdo de su apellido!) se convirtió en un lastre más en el caos de las políticas públicas locales en tiempos de pandemia, e incluso agravó la precariedad en que se desenvolvía nuestra diplomacia en este periodo también de caos en el Palacio de López al que su inquilino actual se esmera en degradar con sus incompetencias presidenciales.
La estulticia y la verborragia del presidente
Estas líneas apresuradas no pueden ser concluidas sin otra referencia a la estulticia del presidente Abdo Benítez quien a diario, para pesar nuestro, debilita su patética (segunda acepción del diccionario en red de la RAE) presencia en el Palacio de López.
Ayer el mandatario, autoelogiándose desde luego, lo leemos en Última Hora, dijo “que el país es un ejemplo en sus políticas sanitarias y aseguró (al respecto) que Paraguay es uno de los países de la región con resultados satisfactorios”. ¡Ni siquiera se ruborizó Abdo Benítez! Además, en lugar de esperar el hecho, de manera imprudente volvió al descontrol habitual de su verborragia al expresar que la próxima semana tendremos 230 mil dosis de vacunas.
¡Cómo deseo por todos nosotros que el presidente Abdo Benítez no nos haya equivocado por enésima vez, como ha ocurrido con lamentable frecuencia en estos sus ya casi tres años de desvaríos palaciegos!
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