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Nacionales

Los boyeros, morochos ruidosos y llamativos

Cacicus-chrysopterus. Foto: Rebeca Irala.

Cacicus-chrysopterus. Foto: Rebeca Irala.

Cuando uno dice boyero no sabe muy bien a que se refiere. Si estás relacionando con temas de salud, automáticamente piensas en el bollo para los profesionales de blanco cuando están colmatados de trabajo (como lo vienen haciendo hace dos años estos héroes sin capa); otros podrán pensar en los ricos bollos o pancitos dulces con diferentes rellenos.

Pero yo voy al Diccionario de la Real Academia y allí encuentro tres acepciones: el que maneja bueyes, de donde viene la palabra; o el corral donde se guardan los bueyes. Pero me quedo con la tercera, la referencia a aves de la familia de los ictéridos, negros y con manchas de otros colores (como los nuestros, rojos y amarillos) y que se caracterizan por construir su nido en forma de una bolsa colgante que es habilidosamente tejida por estos pájaros. Estos nidos colgantes ornamentan los bosques y los árboles que contienen estos bosques.

Cacicus haemorrhous. Foto: Carlos Ortega.

Los ictéridos agrupan a los tordos, los varilleros, los chopiy los guyra hu, todos ellos muy gregarios y bullangeros, algunos integrantes de esta familia son parásitos; es decir, colocan sus huevos en nidos de otras aves para que incuben los huevos y críen los pichones. Todas las especies tienen un pico cónico, recto y agudo, además de dedos robustos. Paraguay tiene 20 especies conocidas de ictéridos, pero solo 4 de ellas pertenecen al grupo de los boyeros, los cuales además de esas características, tienen una cola larga.

El nombre boyero está ligado a nuestra reunión como Argentina, Paraguay y Uruguay, mientras que en idioma guaraní los nombres de los cuatro “boyeros” no tienen nada en común. También se los conoce con el nombre de cacique, ya que algunas especies tienen como identificación científica a Cacicus. Otro nombre que se utiliza es el de oropéndolas. Se los encuentra desde México hasta la Argentina y forman parte de los habitantes de bosques y áreas arboladas.

Nido de Cacicus chrysopterus. Foto: Rebeca Irala.

Sus nidos son muy llamativos, construidos siempre con fibras vegetales o pastos. El nido de uno de ellos, el guaraní o boyero ala amarilla, es totalmente negro, y ha llevado a mucha gente a creer que lo construyen con pelo de caballo. Una de las prácticas es mostrar cómo sacan esas fibras de la corteza de ciertos árboles y hasta sacar algunas de estas fibras y quemarlas para que vean que no huele “a pelo quemado”.

Lo cierto es que, sea con fibras de árboles o de palmeras y hasta de pastos, tienen una ingeniosa habilidad para tejerlos, y que la boca de entrada está arriba, con la bolsa donde colocan los huevos hacia abajo. Es decir, los padres ingresan por arriba y dentro de la bolsa se dan vuelta para salir e incuban los huevos. La gente de campo y los conocedores ven esto como una estrategia para que aves depredadoras, como los tucanes, no puedan (o les cueste) depredar los huevos de estos nidos. Además, a veces estos nidos se construyen solos o en conjunto con otros (muchos nidos juntos) en cercanías de algún nido de avispas, se piensa que esto ocurre para reducir la depredación.

Cacicus haemorrhous. Foto: Carlos Ortega.

De las cuatro especies, tres de ellas son el guaraní o boyero ala amarilla, el chakurrai o boyero cacique y el guyra hu o boyero negro o solitario, todos ellos son Cacicus. El boyero cacique (Cacicus haemorrhous) es, al igual que el resto, de coloración negra, excepto la rabadilla que tiene un color rojo llamativo. El pico es de color marfil verdoso y sus ojos celestes. Esta especie construye su nido colgante en forma de bolsa de color paja o marrón claro en palmeras entre varias parejas (colonias). Extraen con sus picos las fibras de las hojas de las palmeras donde asentarán sus nidos. Son muy bulliciosos. Se encuentra en estratos medios y altos en bosques húmedos y en galería de la Región Oriental del país.

Uno de los boyeros más comunes es el boyero ala amarilla (Cacicus chrysopterus), con su coloración negra, pero con cubiertas y rabadilla de color amarillo oro. Es un poco más pequeño que los demás Cacicus y sus nidos colgantes en forma de bolsa son de color negro, construidos por fibras vegetales y de raíces o fibras de hongos y los ubica en bordes de bosques en gran parte el territorio nacional.

Nido de Cacicus chrysopterus. Foto: Rebeca Irala.

Por otro lado, el boyero solitario (Cacicus solitarius) es muy parecido al boyero cacique en tamaño y aspecto general, a excepción que es completamente negro y es más común al oeste del país. También construye su nido colgante en forma de bolsa con fibras vegetales de color paja o marrón claro, pero es identificable porque son nidos “solitarios”, no forman colonias a diferencia de la otra especie. Es probable encontrar a esta especie en bordes de bosque secos y semihúmedos, a menudo cerca del agua.

Hemos visto tres valiosos elementos de nuestra avifauna, vistosos y ruidosos, que nos dejan rastros de su presencia con esos nidos colgando de las ramas, utilicemos a estos nidos que permanecen por años a pesar de la lluvia y del viento, para enseñar sobre la biodiversidad, que, aunque no las veamos, allí están. Nos dejan sus rastros y señales.

Nido de Cacicus solitarius ocupado por Agelaoides badius. Foto: Rebeca Irala.

 

* Se agradece el apoyo de Rebeca Irala y Tatiana Galluppi.

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