MEC consulta a padres por clases virtuales o presenciales: ¿improvisación o mea culpa?

El Ministerio de Educación y Ciencias (MEC) consultará a los padres de familia por medio de una plataforma para definir qué modalidad prefieren para sus hijos respecto al desarrollo de clases, es decir, virtual o presencial.  A unas pocas semanas para el inicio del año lectivo, sin haber hecho un estudio crítico, analítico y pormenorizado de lo que dejó el año escolar 2020, se lanza este grito casi desesperado para que los padres se ocupen una vez más de solucionar los problemas técnicos, pedagógicos y de infraestructura del sistema educativo del país. Incluso, los gremios que nuclean a padres, alumnos y docentes denuncian que la limpieza de los centros educativos esté a cargo de los padres de familia.

Se entiende y es legítimo que el MEC consulte a los padres y alumnos sus preferencias hacia el desarrollo de las clases para este año, pero lo que no logro entender, por lo menos, personalmente, es que a semanas del inicio de clases se abra la caja de Pandora y se tenga que comprometer a los padres de familias y alumnos, quienes se están recuperando del caótico y estresante año lectivo 2020. Como he señalado en el párrafo anterior, el MEC hubiera hecho la evaluación del año pandémico apenas terminado ese año escolar, y bajo resultados empíricos, elaborar un plan de acción paliativo-correctivo para este año 2021.

Esta consulta solo genera rabia, impotencia y frustración en los padres de familia y alumnos; pone, además, en confrontación con el sistema escolar privado, cuya sobrevivencia depende de las cuotas de los alumnos. Un porcentaje bastante importante de padres de familia del estamento de la educación privada, según medios informativos, está de acuerdo con el sistema de clases presenciales, pero con un riguroso control sanitario. Aunque en líneas generales, la postura de los padres sigue siendo bastante diversa, algunos están de acuerdo con las clases presenciales y otros, por supuesto, están en contra de ese sistema, pues hasta estos momentos no hay una clara directiva del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social de cómo se va a proceder ante la inexistencia aún en nuestro país de la vacuna contra el virus del covid-19.

Si espiáramos a nuestro vecino país, la Argentina, también tienen el mismo dilema, pero con una pequeña diferencia, que, para regresar a las clases presenciales, el Ministerio de Educación se basa en evidencias observadas en la comunidad internacional respecto a este tema, en conjunto con recomendaciones de la UNESCO y la UNICEF.  En un artículo del portal de la UNICEF se recomienda que “las escuelas planifiquen con anticipación y analicen qué medidas adicionales pueden implementar para ayudar a garantizar que los estudiantes, maestros y otro personal estén seguros cuando regresen, y que las comunidades tengan confianza en enviar a sus estudiantes de regreso a la escuela”.

Regresando al tema local, en cuanto a infraestructura, no hay informes de avances sustanciales de reparaciones de las instituciones educativas hechas durante el letargo pandémico del año pasado hasta hoy día, muchas instituciones están en pésimo estado, aulas sin las mínimas condiciones de higiene y seguridad; amén de otras necesidades de infraestructura.

Direccionar este grave problema a los padres de familia es una carga muy pesada para ellos, aún tienen consigo el estrés de un año fatídico, en el cual fueron los héroes de la pandemia, realizando toda suerte de malabarismos para acompañar a sus hijos con las tareas escolares.

Las instituciones educativas no están aptas para absorber tanta cantidad de alumnos y realizar adecuadamente los controles sanitarios para evitar un contagio masivo del virus. En la secundaria, asumamos que los jóvenes podrían tener cierto grado de responsabilidad en controlar y manejar el protocolo de lavado de manos y el uso de tapabocas o mascarillas. Pero en los ciclos inferiores, será casi imposible controlar a los niños, que, por su naturaleza misma, están con las energías puestas para el juego, la socialización y otras actividades que requieren un contacto un poco más cercano con sus compañeros.

No se puede solucionar el problema solo con la autorización de los padres a través de una encuesta, esto va más allá, que implica planificar adecuadamente con base en evidencias de modelo exitoso a nivel internacional, además de recibir consejos de los estamentos internacionales para tomar la correcta decisión. Si bien es verdad que el estrés al que están sometidos los padres de familia es tremendo, no se podrá comparar con una ola de contagios masivos en la que se ponga en peligro la vida de los actores de la comunidad educativa.

Aquí, desde mi perspectiva, los ministerios de Salud y de Educación deben tomar el toro por las astas y plantear un plan curricular paliativo-correctivo reducido para enfrentar este primer semestre, hasta que se tengan las benditas vacunas y se pueda llegar a vacunar a un buen porcentaje de la población. En el segundo semestre se podría iniciar un ordenado regreso a las aulas, ya con un plan definido, organizado, efectivo y seguro para la población educativa.

¡No permitamos que una improvisación pueda generar pérdidas de seres queridos!

*Martín Ramírez Machuca

  Doctor en Lingüística, Lenguas, Filosofía, Educación y Didáctica.

  Universidad de Kiel, Alemania.

Fuente:https://www.unicef.org/es/coronavirus/como-contempla-vuelta-escuela-durante-pandemia-covid19.