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Diamantes artificiales desde la región más pobre de España

Rebeca Brandys, vicepresidenta de Diamond Foundry, muestra sus joyas (con, por supuesto, diamantes artificiales). Foto: DW

Rebeca Brandys, vicepresidenta de Diamond Foundry, muestra sus joyas (con, por supuesto, diamantes artificiales). Foto: DW

En Extremadura, una empresa estadounidense produce diamantes artificiales, de momento para joyería, pero pronto quizá también para la industria de los microchips. Una estrella de Hollywood es uno de los inversores.

Rebeca Brandys los lleva en todas partes: en pendientes, al cuello o en el anillo. Son diamantes artificiales. Es abogada y trabaja para el primer laboratorio de fabricación de estos diamantes en España.

Está situada en la región más pobre del país, Extremadura. La empresa estadounidense Diamond Foundry produce allí desde 2023 diamantes artificiales para la industria joyera de forma experimental.

Como vicepresidenta de Diamond Foundry Europe, Brandys es responsable de todas las cuestiones legales del equipo. Este consta actualmente de 40 personas, principalmente ingenieros especializados en química, mecánica y aplicaciones industriales.

Las necesidades de los clientes están cambiando

Diamond Foundry no es la única empresa que produce diamantes artificialmente. Incluso De Beers, el mayor extractor y comercializador de diamantes naturales del mundo, con sede en Londres, está invirtiendo ahora en la producción de laboratorio.

La cadena de joyería danesa Pandora, una de las más grandes del planeta, incluso anunció en 2021 que pronto vendería únicamente diamantes artificiales, alegando como motivo las cambiantes demandas de los compradores más jóvenes.

“En Estados Unidos se compran ya más diamantes cultivados en laboratorio que auténticos”, explica Brandys a DW. En gran parte, debido a su precio, que es a menudo menos de una décima parte del de los diamantes naturales, según la joyería alemana Diamant Agentur, en Oberursel.

Una estrella de Hollywood como inversor

Otro motivo es que la imagen de los diamantes naturales ya no es la mejor. Cuando se oye la palabra “diamante”, mucha gente piensa en destrucción del medio ambiente, en condiciones de trabajo inhumanas y en el hecho de que las piedras preciosas también se utilizan para financiar conflictos sangrientos en varios países africanos.

Incluso hay películas de Hollywood que han tratado el tema, como por ejemplo “Diamante de sangre”, de 2006. El actor estadounidense Leonardo DiCaprio, que tiene un papel protagonista en la película, fue uno de los primeros inversores en Diamond Foundry, empresa fundada en San Francisco en 2012.

Diamond Foundry opera una fábrica de 6.000 metros cuadrados en Trujillo, España. Los diamantes artificiales se producen en 20 reactores, que a su vez requieren un complejo sistema de refrigeración con grandes campanas extractoras. A los visitantes sólo se les permite ver las instalaciones desde el exterior: lo que sucede en el interior es secreto industrial.

Es poco lo que nos revelan: “Mientras que un diamante real tarda mil años en formarse, Diamond Foundry logra crear un pequeño diamante real a un calor de 1.000 grados a partir de carbono, es decir, grafito, y muy elevada presión, en solo cuatro semanas, hasta que alcanza su tamaño ideal”, explica a DW Eugenio de Arriba, gerente de la fábrica en Trujillo.

A diferencia de los diamantes de imitación, por ejemplo los hechos de vidrio, los diamantes artificiales tienen las mismas propiedades materiales que los diamantes reales. Por lo tanto, no solo son útiles en joyería, sino también en la industria. Por su dureza y resistencia a la temperatura se utilizan como herramientas de corte o como lentes en la óptica láser.

Chips de computadora con diamantes

Uno de los fundadores de Diamond Foundry es el alemán Martin Roscheisen. Es un científico informático y empresario tecnológico radicado en Silicon Valley. Quizá sea esta también la razón por la que la empresa ve una posible aplicación de sus diamantes en chips de ordenador.

En 2023, Diamond Foundry produjo la primera oblea, la base de un chip, con un diamante cultivado en laboratorio. Las obleas son discos de un milímetro de espesor sobre los que se imprimen los circuitos integrados, los llamados microchips. El material básico suele ser silicio, que procede principalmente de China.

Diamond Foundry ahora está reemplazando el silicio con una capa muy fina de diamante artificial. Debido a que disipa mejor el calor, mejora el rendimiento de refrigeración y la potencia de cálculo de los chips. La empresa alemana Augsburg Diamond Technology (Audiatec), adquirida por Diamond Foundry en 2022, también realizó investigaciones al respecto.

Dinero público europeo

A la UE también le gusta la idea de este uso previsto y de poder depender menos del silicio de China. A finales de 2024, la Comisión Europea dio luz verde a una ayuda de 81 millones de euros del Estado español para la fábrica Diamond Foundry. En la siguiente fase se ampliará su producción para aplicaciones industriales.

Según Diamond Foundry, la primera fase del proyecto ya ha costado 275 millones de euros. Para convertir la instalación en una planta de producción para la industria de microchips, los inversores de la empresa tendrían que aportar otros 400 millones de euros adicionales.

Si todo va según lo previsto, la mayor fábrica de diamantes del mundo podría ubicarse aquí, en el extremo sur del continente, afirma Antonio Córdova, responsable para Europa de Diamond Foundry.

Oportunidad para la región de Extremadura

La región de Extremadura da la bienvenida a cualquier inversión empresarial. Aquí faltan puestos de trabajo y mucha gente emigra a las grandes ciudades. Se arriendan grandes cantidades de terrenos a compañías eléctricas para construir megaparques solares.

“Por eso estamos aquí bien resguardados. Este año queremos generar gran parte de nuestra energía a partir de energía solar de producción propia”, afirma Córdova.

También hay una mina de litio en la vecina Cáceres y el año que viene se construirá una fábrica de baterías en Navalmoral de la Mata, a una hora en coche de Trujillo, bajo la dirección del grupo chino Envision y el grupo español Acciona.

Mientras hablamos, Córdova mira desde la sala de reuniones de cristal de la fábrica de hacia las montañas de la Sierra de Gredos y ya puede ver las próximas fases de ampliación de Diamond Foundry que se avecinan. Hasta ahora, los diamantes de laboratorio solo se han utilizado en chips de computadora experimentales en Estados Unidos, por ejemplo de Nvidia, uno de los principales fabricantes de microchips.

Córdova confía en que pronto la fabricación para tales fines pueda realizarse a escala industrial en Trujillo. “Pero necesitamos mucha más ayuda por parte de Europa y del Estado español”, afirma. Para ampliar la fábrica y realizar más investigaciones, la empresa espera, entre otras cosas, recibir financiación del Next Generation Fond, que la UE lanzó para que la economía vuelva a la normalidad tras la pandemia del coronavirus.

Fuente: DW.

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