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Elon Musk domina cada vez más la tecnología y la política

Elon Musk durante un acto de campaña del Partido Republicano en Pittsburgh, este 20 de octubre. Imagen: Michael Swensen/Getty Images

Elon Musk durante un acto de campaña del Partido Republicano en Pittsburgh, este 20 de octubre. Imagen: Michael Swensen/Getty Images

El multimillonario se convirtió en uno de los principales partidarios de la campaña de Trump, pero los analistas advierten de que el uso de la tecnología para ejercer el poder supone una amenaza para la democracia.

Para el hombre más rico del mundo, dirigir un imperio empresarial no es suficiente.

Elon Musk, propietario de algunas de las empresas tecnológicas más importantes del mundo, entre ellas el fabricante de automóviles Tesla, la red social X y la empresa aeroespacial SpaceX, también ha emergido como un actor visible en la política.

Mientras Estados Unidos se prepara para elegir un nuevo presidente en noviembre, Musk dio su apoyo al candidato republicano y expresidente Donald Trump, quien le prometió a Musk un papel de liderazgo en la administración si es reelegido.

Musk ha estado usando regularmente la influencia que ejerce a través de sus empresas para opinar sobre los debates políticos en países de todo el mundo, desde Brasil hasta Alemania.

La intervención de Musk en política, sin precedentes en su apertura y visibilidad, pone de relieve cómo unas pocas empresas tecnológicas privadas y sus ejecutivos tienen poder sobre decisiones tradicionalmente reservadas a los gobiernos, advierten los expertos en derechos digitales.

“El tipo de tecnologías que opera Musk es muy crítico, y las empresas que posee son increíblemente influyentes y están posicionadas en posiciones clave en términos de acceso a la información y geopolítica”, dijo Marietje Schaake, investigadora del Centro de Política Cibernética de la Universidad de Stanford y autora de The Tech Coup: How to Save Democracy from Silicon Valley.

“Y Musk no solo dirige estas empresas para maximizar su éxito”, dijo a DW la exmiembro del Parlamento Europeo por el partido liberal neerlandés Demócratas 66. “También las está usando como herramientas para su propia agenda geopolítica”, observa.

De autoproclamado “moderado” a partidario duro de derecha

Desde que fundó su primera empresa a mediados de los años 90, este empresario nacido en Sudáfrica ha creado una serie de empresas exitosas y amasado una fortuna estimada en más de 243.000 millones de dólares (224.000 millones de euros).

Su talento para hacer crecer empresas emergentes hasta convertirlas en empresas tecnológicas líderes también le dio un control cada vez mayor sobre infraestructuras digitales críticas y ayudado gradualmente a expandir su influencia política.

En la actualidad, el programa espacial estadounidense NASA depende de la empresa astronáutica SpaceX para lanzar satélites. La filial de SpaceX, Starlink, proporciona internet de banda ancha a algunos de los lugares más remotos del mundo y se ha convertido en una herramienta indispensable para los militares en zonas de conflicto, desde Ucrania hasta la Franja de Gaza.

Con su adquisición de X, anteriormente Twitter, en 2022, Musk también obtuvo el control de una de las plataformas de redes sociales más influyentes.

Al mismo tiempo, el empresario, que alguna vez se identificó como un “moderado” al margen político, se ha alineado cada vez más con posiciones conservadoras de línea dura, oponiéndose abiertamente a los ideales de izquierda que ahora considera perjudiciales para el futuro de la sociedad.

Rompiendo con la tradición

La participación política de Musk alcanzó nuevas cotas en la preparación de las elecciones estadounidenses de noviembre. Tras un intento de asesinato contra Trump a mediados de julio, Musk lo apoyó públicamente. Entre julio y mediados de octubre de este año, Musk contribuyó con casi 119 millones de dólares a un comité que apoyaba a Trump, según informes sobre la financiación de campaña.

A principios de esta semana, llamó la atención al ofrecer incentivos en efectivo a los votantes registrados en siete estados clave para que firmaran una petición. Todos los días hasta la elección, se selecciona un firmante al azar y se le otorga un millón de dólares.

Una participación política tan abierta es inusual entre las élites empresariales estadounidenses. “La relación entre Musk y Trump saca a la luz un nivel de influencia que la mayoría de los magnates empresariales prefieren mantener bajo el radar”, dijo Schaake. “Las acciones de Musk parecen reflejar que él cree que puede hacer lo que quiera”, agregó.

¿Y si Trump gana?

Lo que se está haciendo evidente es que estos esfuerzos también tienen como objetivo posicionar a Musk para que tenga mayor acceso e influencia si Trump es reelegido en noviembre.

“Es muy posible que quiera ciertos compromisos de Trump en materia de política exterior en lo que respecta a sus negocios”, afirma Schaake.

A finales de septiembre se dio un primer vistazo a esta influencia potencial: el compañero de fórmula de Trump, J.D. Vance, sugirió que Estados Unidos podría reconsiderar su apoyo a la OTAN si la Unión Europea (UE) avanzaba con regulaciones dirigidas a las plataformas de redes sociales, específicamente a X. La UE está investigando actualmente a X por posibles violaciones de las nuevas regulaciones de las plataformas en línea, lo que podría dar lugar a multas sustanciales.

“Musk es impredecible, sus posiciones pueden cambiar de la noche a la mañana”, asegura Schaake. “Y cuando alguien que controla productos e infraestructuras importantes cambia de opinión, las consecuencias también son significativas”.

Fuente: DW.

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