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2023 y sus cinco desafíos para la economía global

Foto: DW

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Si 2022 fue un año duro para la economía global, el 2023 amenaza con ser aún peor, con una recesión al acecho.

Se esperaba que en 2022, la economía global comenzara a recuperarse de los embates de la pandemia de COVID-19. Pero entonces, el 24 de febrero, Rusia invadió Ucrania y el mundo económico cayó en las garras de la incertidumbre.

La Guerra de Ucrania y las consiguientes sanciones occidentales contra Rusia incrementaron las tensiones geopolíticas, catapultando los precios de la energía y los alimentos a niveles récord, y perturbando las cadenas de suministro.

Recesión inminente

Se prevé que 2023 sea el tercer peor año para el crecimiento económico, después de la crisis financiera de 2009 y el confinamiento de 2020, que virtualmente paralizó la economía.

Analistas prevén que las mayores economías, incluyendo a Estados Unidos y la eurozona caerán en una recesión, ya que los bancos centrales siguen subiendo las tasas de interés, en un intento por contener la inflación.

La contracción de las economías avanzadas y el fortalecimiento del dólar perjudicarán a las exportaciones, lo que acarreará problemas a las economías asiáticas orientadas a la exportación. El consuelo es que se prevé que será una recesión corta y no tan severa como se temió inicialmente.

“Dado que la inflación parece estar retrocediendo en todo el mundo, los bancos centrales deberían poder levantar el pie del freno en poco tiempo, permitiendo que la recuperación comience a fines “de 2023, indicaron en diciembre analistas de Capital Economics.

Inflación persistente

Los aumentos de precios serán más moderados en 2023, debido a un debilitamiento de la demanda, el descenso de los precios de la energía y los costos de transporte. Sin embargo, la inflación se mantendrá por encima de los objetivos de los bancos centrales, lo que provocará nuevas subidas de las tasas de interés.

En Alemania, motor de la eurozona, se espera que la inflación se reduzca debido a medidas como la de poner un tope a los precios del gas y la electricidad, pero la inflación de fondo podría mantenerse alta debido a las transferencias del gobierno para ayudar a los hogares a hacer frente al alza del costo de la vida.

El caos del COVID en China

China abandonó su controvertida política de cero COVID y los casos comenzaron a multiplicarse. Partiendo de la base de la experiencia de otros países, se espera que la avalancha de infecciones provoque trastornos a corto plazo en la segunda economía mundial. También podría asestar un golpe a la frágil recuperación de las cadenas de suministro mundiales. Y existe además el riesgo de que surja una nueva variante del coronavirus y se propague a otros países.

No obstante, los analistas esperan que la economía china termine el año en mejor pie, impulsada por el abandono de la política de cero COVID y el apoyo al debilitado sector inmobiliario.

La recuperación china podría “estabilizar las economías de los países vecinos y de muchos países exportadores de materias primas (como los de América Latina), dado que China es el mayor consumidor de materias primas”, indicó Christian Nolting, Director de Inversiones de Deutsche Bank, en una nota a sus clientes.

La crisis energética

La precaria situación de la energía, especialmente en Europa, seguirá causando dolores de cabeza a los gobiernos en 2023. Europa podría librarse de una crisis energética total este invierno gracias a temperaturas más suaves que las usuales. La menor demanda de calefacción permitiría mantener en un buen nivel los depósitos,gracias a lo cual probablemente se podrá tener bajo control el precio del gas la próxima primavera, contribuyendo así a reducir la inflación.

Sin embargo, la situación podría volver a complicarse con miras al próximo invierno, cuando Europa podría tener dificultades para volver a llenar sus depósitos, sobre todo porque podría tener que competir con China y otros compradores asiáticos por el gas natural licuado.

Tensiones geopolíticas

“Las soluciones para poner fin a la invasión rusa de Ucrania siguen siendo esquivas. Eso implica que tampoco se vislumbran soluciones para las repercusiones de este conflicto en ámbitos como los movimientos migratorios, el suministro mundial de materias primas energéticas fósiles y alimentos”, afirmó Nolting.

Por otra parte, la batalla por la supremacía tecnológica entre Estados Unidos y China podría intensificarse en 2023. “Un conflicto comercial se ha transformado ahora en un esfuerzo por establecer los estándares aplicables a largo plazo en campos de gran importancia como el 5G, la inteligencia artificial y los chips”, dijo Nolting. “El éxito ampliará la base de poder de un país a largo plazo. Así que ambas partes no querrán ceder terreno fácilmente”.

Fuente: DW.

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