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Alertan sobre la presencia de cientos de pesqueros chinos en zona económica exclusiva argentina
La flota pesquera china puede ser observada a través del sistema de monitoreo de Global Fishing Watch. Foto: Infobae.
La gigantesca flota de pesqueros chinos, cuya actividad ha generado preocupación en la región por sus prácticas de explotación ilegal e indiscriminada de los recursos marítimos, ha cruzado del Océano Pacífico al Atlántico Sur y generado preocupación en autoridades argentinas por su cercanía a la zona económica exclusiva del país, según reportó en las últimas horas la prensa especializada de Brasil.
Ante la amenaza a los recursos naturales de su Zona Económica Exclusiva, las Fuerzas Armadas de Argentina están desplegando unidades navales y aéreas para fortalecer los controles de sus aguas.
Según pudo saber Infobae, hay unos 200 barcos con bandera china que navegan fuera de las 200 millas de la Zona Económica Exclusiva luego de una travesía por el Estrecho de Magallanes desde el Océano Pacífico, donde navegaron por las costas de Ecuador, Perú y Chile.
Entre las embarcaciones habría ocho de abastecimiento y una decena de apoyo general, que se mantienen en posiciones predeterminadas fuera del área de trabajo de los pesqueros, los cuales llevan meses avanzando por la región dedicados a la extracción de calamar para satisfacer las prácticamente interminables necesidades del mercado chino.
En ese marco, donde un escenario de pesca excesiva podría causar un desastre ecológico, como ya ha sucedido en el pasado en otros años, el ministerio de Defensa de la Argentina, a través del Estado Mayor Conjunto, está creando un estado mayor de vigilancia marítima que comprende a la Armada y pretende coordinar actividades con la Prefectura.
De esta manera, al combinar la cantidad de oficiales disponibles – embarcando unidades de Prefectura en naves de la Armada y viceversa- elevaría sustancialmente la cantidad de oficiales para patrullar.
Entre las naves que son usadas se destaca el patrullero oceánico ARA “Bouchard, que llegó al país sudamericano en febrero de este año. Es la primera de cuatro naves de este calibre que ha comprado la armada (los otros tres se encuentran en construcción, con el plan de que lleguen en 2021, 2022 y 2023). Además, hay diversas aeronaves de Prefectura y Armada que acompañan los movimientos de la flota y su comportamiento.
Observadores advierten que en la Argentina se han incrementado las multas sobre la pesca ilegal, pero la actividad continúa siendo considerada una infracción, no por delito; en consecuencia, los pesqueros chinos no pueden ser reprimidos, y la política argentina es no atacar a los barcos. Las autoridades se limitan a disparar salvas de advertencia y sólo si escapan se los puede perseguir por resistencia a la autoridad.
Las actividades de los pesqueros chinos se desarrollan en todo el planeta. En total son 17 mil los que navegan en busca de recursos naturales. El pasado 16 de julio, la Marina ecuatoriana emitió una alerta en la que declaraba que una flota extranjera de unos 260 barcos se había estacionado justo frente a la zona económica exclusiva (ZEE) alrededor de Islas Galápagos, que son Patrimonio de la Humanidad y cuentan con uno de los ecosistemas más ricos en biodiversidad del mundo. Tras exprimir la temporada de pesca de calamar en ese territorio, las embarcaciones repitieron la fórmula en territorios de Perú y Chile, que también observaron la depredación sin poder impedirla.
La demanda del mercado chino sobre estos moluscos es tan alta que muchos analistas consideran que en los próximos años también podría verse la llegada de navíos militares que realicen actos de presencia o protección de las embarcaciones pesqueras.
Y las condiciones dentro de esos navíos han sido descriptas como de “cuasi eslavitud”, por un trabajador chileno que durante dos años estuvo a bordo de uno. El chileno reveló que un día quiso escapar tras un desembarco y le negaron sus documentos. “Si algún chino no trabajaba, los golpeaban”, contó en un testimonio que brindó a la radio Bio Bio.
Olivares señaló que los barcos chinos carecen de cualquier tipo de fiscalización por pertenecer al estado chino. “Los obligan a trabajar tanto de día como de noche, ya que el satélite envía información de la temperatura del agua 24/7”.
“Trabajábamos casi 18 horas diarias y había que levantarse a las 4. El desayuno era un pocillo con arroz y dos pedacitos de pescado, también bebían agua de arroz. Cuando el capitán veía que un trabajador chino no trabajaba, lo golpeaba”, detalló.
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