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Hallan en Uruguay vínculo entre depresión en mujeres y proteína del cerebro

Imagen de referencia.

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Un nuevo tratamiento para la depresión clínica en mujeres podría surgir a raíz de la observación de inesperados cambios en el comportamiento de un grupo de ratones durante un estudio liderado por científicos uruguayos.

Una investigación liderada por científicos del Instituto Pasteur (IP) de Montevideo y la Facultad de Medicina de la Universidad de la República (Udelar) de Uruguay derivó en el hallazgo de un vínculo, hasta ahora desconocido, entre una proteína de las células gliales del cerebro y la depresión en mujeres.

Así lo expresó en una entrevista con Efe el responsable del Laboratorio de Neuroinflamación y Terapia Genética del Instituto Pasteur en Montevideo, Hugo Peluffo, quien aseguró que, si bien hay estudios que sugieren que la activación del sistema inmune podría estar ligada al desarrollo de la depresión, este trabajo arroja nuevos datos.

La depresión de las ratonas

El científico apuntó que, durante los experimentos con ratones que desarrollaban para estudiar la inflamación de tejido nervioso producida por traumatismos cerebrales como los que se dan tras un accidente de tránsito, los investigadores comenzaron a observar cambios inesperados en su comportamiento.

Así, al extraer una proteína de un tipo de células inmunes del cerebro denominadas microglías, hallaron que los ratones tenían menos motivación y “les costaba un poco más hacer algunas pruebas”.

“Ese efecto se vio mucho mejor cuando separamos los datos en ratones machos y ratones hembras (…) en realidad el efecto es solo en los ratones hembras (…). Como conclusión, ahí empezamos a ligar un poco la actividad de este receptor que, cuando no está, genera que las hembras ratonas se depriman más”, detalló Peluffo.

A partir de ello, los científicos observaron a su vez que, a lo que las microglías tienen como función la “poda” de conexiones neuronales que el cerebro va descartando para hacer lugar a nuevas, la deficiencia de la proteína estudiada provocaba un menor desempeño de esa tarea.

En esa línea, una vez establecida la “primera sospecha” de que la proteína, denominada CD300f, podía ser clave para entender la depresión, los investigadores uruguayos decidieron, con la colaboración de las investigadoras Manuella Kaster y Fernanda Kaufmann, de la Universidad de Santa Catarina (Brasil), estudiar el caso en humanos.

Según el investigador del IP y docente de la Facultad de Medicina de la Udelar, como en los humanos no es posible sacar la proteína, allí entró en juego el hecho de que hay dos variantes de esta, una presente en el 70 % de la población y otra en el restante 30 %.

Al cotejar, con la ayuda de un estudio neuropsicológico llevado adelante por las científicas de Brasil, los datos de si las personas tenían depresión o alguna patología psiquiátrica y de qué variante de la proteína poseían, la investigación dio un nuevo paso.

“Nuevamente, vimos que había un efecto de tener una variante u otra de CD300f y sobre todo que el efecto era en mujeres y no en hombres. Las mujeres que tenían el receptor minoritario (…) tenían cierta protección a desarrollar depresión comparado con las que tenían la variante mayoritaria”, explicó Peluffo.

En busca de un tratamiento personalizado

En esa línea, el investigador remarcó la importancia del hallazgo que, dijo, aporta un nuevo mecanismo para entender el lazo entre el sistema inmune cerebral y un trastorno complejo como la depresión, usualmente tratada con antidepresivos, los que funcionan solo para ciertas personas.

“(La proteína) contribuye a entender cómo se puede inducir la depresión y probablemente también a un tratamiento más personalizado (…); nos permitiría buscar una diana terapéutica para diseñar estrategias que mejoren los síntomas de la depresión que no se mejoran por otros tratamientos”, resaltó.

De todas formas, el científico uruguayo estimó que el trabajo, que fue publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences de Estados Unidos y ganó un llamado para financiación del Centro Internacional de Ingeniería Genética y Biotecnología de Trieste (Italia), continúa, ya que hay que “bucear” en nuevas interrogantes.

“Lo que estamos haciendo ahora es comparar entre ratones machos y hembras para ver qué diferencias hay cuando le sacamos el receptor, qué es lo que explica que uno se comporte de una manera y otro no (…) tenemos que seguir buceando para entender eso y a su vez buscar posibles formas de usar eso para tratar pacientes”, concluyó.

Además de la colaboración con la Universidad de Santa Catarina (Brasil), el proyecto contó con la participación de investigadores del Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares de Estados Unidos y de la Universidad Autónoma de Barcelona.

Fuente: El País.

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