Enamorándome de alguien menor

POR Sandra Lustgarten

Psicóloga, sexóloga. Matrícula N.º 19529.

La energía se renueva, dicen por ahí, cuando se elige una pareja menor, en este caso lo atribuyen a problemas emocionales, con la autoimagen, en el caso que aparecen inseguridades, situaciones que resultan inmanejables en la intimidad, y también como señales de cambios en la respuesta sexual, patologías o dificultades propias de las crisis de algunas etapas de la vida.

os cambios generacionales marcan una época de batalla para vencer al enemigo de una vida sexual negativa y rutinaria; tal es así que el paso del tiempo confunde y atemoriza, ”… mientras el sexo evoluciona, dicen algunos hombres quedar retirado del campo de batalla, esperando que exista una solución mágica y que se recupere la erección perdida, o que puedan tener una satisfacción de vez en vez”.

Federico, 47 años, me cuenta durante distintas sesiones sobre las mejoras de su vida sexual, siendo esperable que se determine a partir de haber buscado una pareja mucho más joven que él. La diferencia de edad con ella me rejuvenece a mí, dice. Y es que la exigencia sobre la performance sexual al parecer representa un desafío -o un estímulo nuevo- que despierta toda motivación.

Sin embargo a lo largo de los años, he descubierto que aquello que despierta el apetito también puede resultar un peligro, y es que cuando más se expresa esta necesidad de apagar el hambre y cuando aparecen miedos relacionados con ese apetito, los pensamientos evocan temores y se desencadena lo inesperado, el “fracaso sexual anunciado”, la edad también es una variable importante que trae algunos beneficios visibles o tangibles, como puede ser la sabiduría de la experiencia, y es en el caso de algunas personas más grandes que se desenvuelven amorosamente con suma experiencia, y lo que provocan en la persona más joven es una suerte de idealización.

Para los hombres que están con mujeres más jóvenes, experimentan la fantasía de que serán exitosos amantes, solo porque el estímulo es bueno, generalmente ocurre lo contrario, se sienten inhibidos a sabiendas, además, de que lo prohibido siempre es un estimulador del deseo.

Una mujer que se enamora de un hombre más joven es criticada

La mujer desde siempre en toda su existencia ha tenido que cumplir con ciertos cánones, algo que parece normal, no lo es, solo porque las mujeres no podemos romper con ciertos tabúes y reglas y vivimos transitando momentos conflictivos cuando nos toca enamorarnos de alguien mayor, dar el paso asumiendo riesgos y diciéndonos que todo puede ser una gran aventura, con desenlace feliz, la edad así mismo no pareciera tener importancia en general, pero en el momento de intimar, sentirnos jóvenes nos ayuda a permitirnos ser más libres en la cama, que nuestra imagen coincida con la edad que sentimos tener. Estos suelen ser factores de éxito, la actitud positiva frente a un sexo atrevido, diferente, explorador, representa un verdadero logro.

En este ámbito hemos descubierto que muchas personas que quisieran incursionar en esta metodología del amor, tienen temor sobre qué pasará con el entorno, qué dirán los demás, atreverse a los cambios representa un riesgo que muchos no quieren asumir. Algunas preguntas tienden a buscar responsabilidades en la elección de las parejas, pero es cierto que el espíritu de desafío que conlleva una relación con alguien más joven para algunos bien vale bien la pena. El sexo joven, que se atreve y que no está condicionado por tabúes, resulta ser libre, y dejarse llevar, el compromiso de entregarse a una relación que permita vivir fantasías nuevas, que vuelva el sexo más lúdico, es una nueva forma de explorar la intimidad.

Muchas mujeres se sienten más jóvenes, intimando con varones jóvenes, no sienten que la diferencia de edad es un condicionante negativo. En los hombres algunos riesgos, sin embargo, los hacen sentirse bien por momentos, hasta que algún desenlace provoca dudas y sobre todo tener que enfrentarse a los problemas que provoca el paso del tiempo, la disminución de los niveles hormonales, el pensamiento temeroso, la angustia, los problemas laborales, la rutina sexual, la falta de comunicación, la falta de educación sexual, el fracaso, las parejas nuevas, etc.

El temor a no poder enfrentar las consecuencias sexuales, o los problemas que van apareciendo en las sucesivas edades que se transitan, lleva a afectar otras áreas, laboralmente, socialmente, de relación.

La frecuencia sexual disminuye cuando existe el temor al fracaso, poner distancia como mecanismo defensivo ayuda a tener una vida más controlada, cuando se pierde el deseo, la pareja debe consultar a un especialista, para no evitar la intimidad.

Puede suceder que el varón no pueda tener una erección, y que comience a sentir que esta disfunción afecta su estado anímico, se distancia de su vida de relación, siente que el sexo se convierte en una amenaza para él, pero no puede pedir ayuda. El temor y la angustia son elementos contraindicados en la vida íntima, la elección amorosa de una mujer más joven no va a cambiar la inseguridad que afecta la vida de esa persona, los problemas se enfrentan desde la madurez, el sexo si bien es esencial no es fundamental, la educación en la intimidad nos prepara para un sexo sano, que se puede disfrutar mejor, sin culpa, sin tabúes, sin miedos y con herramientas que colaboren en que la respuesta sea la esperada.

Muchas personas no eligen de quién enamorarse, a sabiendas de que la edad no es una prohibición para el amor de diferentes generaciones, siempre que se tenga en cuenta que no es tampoco el resultado positivo para mejorar las dificultades sexuales que la persona quiere resolver. Es cierto que una buena pareja sexual hará que la intimidad sea un espacio ideal buscando las condiciones que faciliten la experiencia de cada uno.

La juventud es algo que necesitamos absorber cada tanto, enamorarse de alguien más joven da una idea de placer, que incentiva la imaginación, la cual es pródiga para descubrir todas las formas de amar a otro que tenemos. Elegir alguien más joven no es una falta, salvo que sea para disfrazar lo que no quiere develarse, y es común que suceda en muchos casos, entre ellos, cuando la elección sexual es confusa.

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