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Editorial

No hay préstamo útil sin reactivación

El Gobierno, que el pasado 15 de agosto cumplió dos años de gestión, tiene que administrar una profunda crisis económica y social. Una que, en cualquier momento, amenaza con ser política. Se trata de una crisis que no tiene igual en nuestra historia reciente, si miramos por lo menos dos décadas atrás. Por lo que las decisiones públicas resultan de la mayor relevancia.

No se puede decir, sin embargo, que las respuestas que el Gobierno ha dado para mitigar los efectos de la falta de recaudación fiscal y del detenimiento casi total de la economía, hayan sido hasta ahora totalmente satisfactoria. Faltan todavía respuestas concretas y efectivas para enfrentar esta crisis que no anuncia más que ahondarse.

Si bien es cierto que las autoridades estatales no provocaron esta coyuntura actual, pueden avivarla si no dan solución a los problemas relacionados con las actividades productivas, sobre todo en las medianos y pequeños emprendimientos.

Solo ocho meses después de instaurado el Gobierno, el Poder Ejecutivo tuvo su primera tormenta política a raíz de la firma de un acta que pretendía ser secreta y que comprometía la soberanía paraguaya. Ahora que las circunstancias de la pandemia exigen gestión y patriotismo (cosas inseparables, realmente), este Gobierno debe dar muestra de intransigencia ante los actos de corrupción que, a veces, rayan lo obsceno en medio de las urgentes necesidades sociales. O el desgaste lo arrastrará consigo.

Lo que ofrece ahora el Gobierno con su llamado Plan de Recuperación Económica puede terminar siendo un segundo episodio de endeudamiento feroz, sin estrategias reales de activación de la economía. Terminar debiendo otros 2.175 millones de dólares, sumados a los 1.600 ya contraídos hace unos meses, puede no ser la mejor opción en materia de reactivación si solo se mira el problema en términos asistencialistas.

Además, las sospechas de mal manejo de los fondos provenientes de los anteriores préstamos aprobados por el Congreso, permiten las reservas del caso para un nuevo endeudamiento. Por eso aparece con fuerza la crítica, desde varios sectores, hacia la corrupción y la insensibilidad en tiempos de necesario compromiso con la patria. Por eso mismo esta crítica al Gobierno debe ser tomada por este con seriedad y firmeza.

Con seriedad también debe ser encarado el futuro de nuestro país, antes de tomar otra millonaria deuda que nos asegure más que de lo mismo.

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