Economía
Empresario argentino destaca ventajas de invertir en Paraguay
Francisco Jáuregui divide sus días entre Buenos Aires y Asunción. Foto: Gentileza.
Desde 2018, Francisco Jáuregui divide sus días entre Buenos Aires y Asunción, ciudad donde apostó al desarrollo del biodiésel; “la idea es poder trabajar en paz, pensando en que la moneda va a valer siempre lo mismo”, dijo en reportaje publicado en La Nación de Argentina.
En ese año, cuando el tipo de cambio comenzó a subir hasta rozar los 40 pesos, Francisco Jáuregui (41) comenzó a gestar la idea de trasladarse a Paraguay. Por ese entonces, empezó a idear la forma de involucrarse en el negocio de los biocombustibles en el país vecino, motivado por la expertise que había adquirido en el sector a nivel nacional, donde estuvo a cargo de una importante cámara.
En Villeta, una zona industrial de Gran Asunción, fundó con un grupo empresarial Cremer Oleo Paraguay. En ese país, contó, los números y la viabilidad de los negocios es más atractiva.
Jáuregui es abogado, especialista en desarrollo de proceso de inversión de energías renovables, y fue director ejecutivo de la Cámara de Empresas Pymes Regionales Elaboradoras de Biocombustibles (Cepreb).
Desde entonces empezó a viajar a ese país para interiorizarse en lo macroeconómico, normativo y social para saber si el proyecto era viable.
Los primeros años fueron de análisis del mercado para la empresa de la que ahora es director general. Allá también es vicepresidente de la Cámara Paraguaya de Biocombustibles y Energías Renovables (Biocap).
El concepto de “la paz laboral” que buscaba lo llevó a dividir sus tiempos con los vecinos, pensando en un negocio con una mirada a 20 años y a sabiendas de “se puede trabajar tranquilo”.
“La idea es poder trabajar en paz, pensando en que la moneda va a valer siempre lo mismo, y las cosas lo mismo. Eso te da tranquilidad de proyectar a largo plazo. En la Argentina no podés proyectar a más de una semana y estamos tan acostumbrados que lo hemos naturalizado y no está bien. Esto significa una tranquilidad mental, no es la rentabilidad, sino de vivir en paz”, completó.
Decisión familiar
Oriundo de Mar del Plata, mantiene no obstante domicilio aún en Buenos Aires. Le planteó la decisión a su familia hace cinco años, cuando hubo una devaluación en la Argentina.
“En ese momento le dije a mi esposa: esto no va más. Sentí que hubo un quiebre y me di cuenta de que era la punta del iceberg. Le dije que no me iba a quedar para ver cómo todo iba a reventar, más allá de que estamos acostumbrados a vivir en un estado permanente de crisis. Lo que pasó en ese momento era un punto de inflexión hacia un nuevo tipo de crisis que iba a ser el causante a lo que hoy estamos viviendo”, siguió comentando al medio argentino.
“Ese es un país que, para la región, los números macroeconómicos son muy atractivos, están creciendo al 4% desde hace 14 años. La inflación anual es del 2%,tienen una moneda [el guaraní] estable. Es la misma desde hace 30 años con un tipo de cambio que, si bien tiene variaciones, están dentro de las lógicas permitidas. Tienen una estructura fiscal básica: dos impuestos y ambos al 10%. Eso es muy claro. Si vas como inversor, tenés reglas claras en cuanto a los costos laborales, políticas y la relaciones. Se presenta como un panorama muy atractivo”, enumeró.
Sin embargo, hay un lado B de esa decisión y es la construcción de la confianza que viene con las relaciones profesionales.
“Tienen un sistema de concreción que es único y es tómalo o déjalo. Hay una curva de aprendizaje y de implementación que la tenés que transitar. Nosotros veníamos de un esquema de trabajo de la Argentina, donde se trabaja con un determinado perfil y falta de previsibilidad. Acá tenés mucha previsibilidad, pero tenés más tiempos de implementación a los cuales, nosotros no estamos acostumbrados a estos tiempos que son mucho más largos, más burocráticos. La palabra es tranquila, y contra eso no podés. Esto fue lo primero que aprendí entre el primer y segundo año; venía con una incapacidad de prever nada y con una gran vorágine, y acá te encontrás con un sistema que no tenés cómo combatirlo. Te toca adaptarte”, indicó
Procesos ágiles
Los tiempos son más rápidos. Los paraguayos son tan amables, educados, serviciales y trabajadores.
“El primer año me dediqué a aprender a cómo hacer negocios en Paraguay y lo más importante era relacionarse, con la plata no alcanza. Es un gran error. Sí o sí tenés que dejar gran parte de tu jornada al relacionamiento, a entender el mercado y cómo funciona y la idiosincrasia de ellos. El gran desafío para los inversores extranjeros es el relacionamiento. La plata no es un problema para el que la tiene”, afirmó.
La inversión, que se acercó a los US$ 30 millones, le tomó a los socios accionistas un año. Estos brindaron no solo la espalda financiera, sino la experiencia, capacidad, representatividad y logística.
“En Paraguay hay plata para invertir. Los bancos te prestan plata para inversión y capital de trabajo. Los bancos no son una mala palabra. Nosotros estamos acostumbrados a resolver con dinero propio y eso es un grave error porque el país no tracciona, cuando tenés entidades que te apoyan y acompañan, porque se dedican a desarrollar con uno, el proyecto es mucho más fácil”, dijo.
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