Gobierno se hace autobombo con medidas económicas

La llegada del Covid-19 ha impactado a la economía global de forma rápida y profunda, generando incertidumbre y un entorno recesivo.

En ese sentido, gracias a la implementación de la Ley N. 6524/2020, se pudieron llevar adelante una serie de medidas de carácter excepcional que permitieron al Estado dotar de herramientas presupuestarias para contrarrestar los efectos de la propagación del virus, según informe presentado por el poder Ejecutivo.

En la primera etapa se utilizó cerca del 5,5% del Producto Interno Bruto (PIB) para hacer frente a los gastos de funcionamiento del Estado, Programas de salud, Programas de Protección Social y Programas de apoyo a las Mipymes.

Por otra parte, el BCP ha implementado medidas monetarias y financieras, complementarias a la Ley de Emergencia. Se ha liberado una parte del encaje legal por una suma de USD 957 millones, así como la creación de una ventanilla de liquidez por un valor de US$ 760 millones, que está orientada especialmente a atender las necesidades de financiamiento de las MIPYMES, medidas que en conjunto equivalen el 4% del PIB.

Por otra parte, en una segunda etapa para reactivar la actividad económica se lleva adelante el Plan de Reactivación Económica Ñapu’a, el cual abarca un total de USD 2.314,9 millones, que se estima de inyección desde el segundo semestre de este año y durante el 2021, el cual representa alrededor del 6,4% del PIB.

Déficit

El informe también presenta el escenario fiscal, en el que estiman para el corriente año una caída del 6,5% de los ingresos estatales, explicado en gran parte por los menores ingresos tributarios, mientras que el gasto total obligado se incrementaría en 22,4%, con lo que el déficit fiscal representaría el 7,2% del PIB, previendo la convergencia al 1,5% establecido en la Ley de Responsabilidad Fiscal recién para el 2024.

Si bien con estas medidas se espera tener un impacto positivo en la actividad económica que pueda atenuar la caída de la economía e impulsar el crecimiento para los siguientes años, también es importante no dejar de lado el mejoramiento en la distribución de los gastos, así como la superación de las debilidades estructurales previas a la crisis, a modo de generar espacio fiscal sostenible para hacer frente a las situaciones adversas, así como contribuir al desarrollo económico.