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Avalancha de irregularidades por manejo direccionado de las vacunas antiCovid-19

Las vacunas contra el Covid-19 estaban concebidas, durante los primeros meses de la pandemia, como la “luz al final del túnel” para una pandemia que vino a transformar la vida de todos. En Paraguay, estas ansiadas dosis empezaron a llegar a “cuentagotas”, mientras que en los vecinos observábamos cómo se empezaban a vacunar en masas. Así también, en una región donde la corrupción es un casi un mal común, empezaban a saltar al tapete los casos de vacunación indebida.

La pregunta constante era cómo iba ser en Paraguay cuando por fin llegasen las vacunas al territorio nacional. Pues la respuesta no tardó demasiado en manifestarse. El sistema sanitario por fin “concluyó” la vacunación de la franja poblacional de mayor prioridad: nuestros luchadores de blanco, para comenzar con la población en el orden establecido por vulnerabilidad. Justo apenas cuando en los tres primeros días de haberse iniciado el Plan de Vacunación Nacional en adultos de la tercera edad, los casos de aplicación “vip” o indebida de las dosis, empezaron a flotar hasta las superficie.

Ni el Ministerio de Salud y ni sus burocráticas dependencias, ni los órganos de fiscalización competentes, ni ningún otra institución, encargada de velar del correcto desarrollo de la inmunización, detectaron irregularidades. Fueron las redes sociales y sus ávidos internautas quienes se convirtieron nuevamente en los principales contralores de los procedimientos de vacunación en el país, superando incluso a los medios de comunicación.

Fue así que en Twitter, Facebook, WhatsApp y demás plataformas digitales que hoy en día resultan los principales canales de comunicación ciudadana, donde se empezaron a conocer casos de avivados o de personas que, alegando supuesto desconocimiento, empezaron a recibir las dosis de las vacunas, relegando de esa manera a adultos mayores que tanto precisan de la inmunización para defender sus ya deteriorados sistemas inmunológicos.

Algunos supuestos personales de blanco, otros que sí forman parte de las planillas de las entidades sanitarias pero de quienes se dudaba de sus reales funciones, fueron saltando en los posteos en redes exhibiendo sus constancias de vacunación.

Indignación social

Uno de estos casos, de los más compartidos, fue el Antonella Narvaja, una ingeniera ecológica que figura como funcionaria de la Dirección de Vigilancia de la Salud, quien publicó en su cuenta de Instagram que había recibido la dosis. Automáticamente fue interpelada por uno de sus seguidores, el usuario de Twitter “Pablo Gómez”. Este ciudadano comenzó a cuestionar el porqué de su vacunación siendo una persona joven, habiendo ancianos esperando su turno.

Gómez publicó las capturas de la conversación en el Twitter y su posteo fue viral. Automáticamente las redes “hicieron su trabajo”. Se conoció que la mujer había estado o trabajaba en una empresa inmobiliaria, lo que levantó la sospecha de que si la misma podría ser “planillera”. Todo este condimento de hechos fue creando más suspicacias sobre si realmente le correspondía la vacuna.

Este caso en particular hizo surgir otros como funcionarios administrativos del Instituto de Previsión Social (IPS), quienes igualmente en sus respectivas cuentas sociales publicaban que eran “oportunos” beneficiarios de las dosis.

Suman las irregularidades

Pero estos casos no fueron si quiera la punta del iceberg, ya que otros hechos bastante irregulares y más graves se produjeron en barrio Obrero de Asunción y Presidente Franco.

En este último, un total de 117 personas que no debían recibir aún las vacunas contra el Covid-19 fueron inoculadas con las primeras dosis. Un ex funcionario de Itaipú, un ex magistrado, empresarios y hasta ex autoridades municipales fueron beneficiados “VIP” de un criminal esquema que privó a 117 adultos mayores de 85 años que estaban esperando su momento.

Todo esto se produjo en el vacunatorio del Hospital Distrital de Presidente Franco, Alto Paraná, con las dosis de la vacuna india Covaxin. Por este caso fue destituido el director del nosocomio, el doctor Luis Fernando Villalba Acosta. Además, ameritó a la siempre tardía intervención de la Fiscalía con la apertura de una causa penal y la designación de los agentes fiscales Nilsa Torales y Julio Paredes.

El segundo hecho bastante irregular fue diferente y hasta peculiar. Desde el Hospital de Barrio Obrero admitieron un “error interno” en el vacunatorio al aplicar vacunas de diferentes vacunatorios a 48 funcionarios de blanco. Alegaron que supuestamente no entienden el chino mandarín, por lo que confundieron las dosis de Sinopharm y Coronavac.

Fue así que fueron y van surgiendo hechos que terminan por embarrar y profundizar aún más la atenuada crisis de la pandemia en Paraguay, que azota a pacientes y familiares en las diferentes terapias intensivas, quienes también sufren la falta de medicamentos e insumos para los respectivos tratamientos.

El panorama de recepción de más biológicos es sombrío, con pocas esperanzas, aún más con el último anuncio de la India de suspender su exportación de vacunas, el mayor productor de los inmunizantes, afectando directamente el mecanismo Covax. En cuanto a los medicamentos y demás insumos, la gestión se aplaza, frente a intentos desde el Congreso Nacional de continuar con la provisión de recursos a un Ejecutivo Nacional que pareciera estar con los brazos cruzados, mientras el todo cae a su paso.

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