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Desaciertos en manejo de la pandemia y crisis sanitaria ponen en jaque al Gobierno
Entrada al Hospital de Contingencia del Ineram. Foto: Archivo
“Cumplió 15 años esperando medicamentos para su padre frente al Ineram”, tituló un medio durante el día. La nota recogía el caso de la quinceañera Celeste Britez, que tiene a su padre internado con Covid-19 hace más de 26 días. Su testimonio es uno entre decenas de otros igual de desgarradores. Las afirmaciones de la adolescente son además en extremo gráficas de la verdadera trama de la Salud Pública en el país.
“Los médicos hacen de todo, pero sin insumos no se puede hacer nada”, dijo la jovencita a NPY. “Acá la gente no muere por Covid, muere por la falta de insumos”, sentenció. “Le pido a Marito que dé la cara, que ponga los insumos porque se hicieron prestamos millonarios”, reclamó. Britez, proveniente al parecer de un hogar asalariado de clase media de Fernando de la Mora, acusó al jefe de Estado de desconocer la verdadera necesidad. “Que llegue acá y se dé cuenta de la necesidad”, señaló.
“Mi mamá se tuvo que ir a Fernando porque estaba cansada, con los pies hinchados; es difícil esta situación, ella tenía que dormir en el auto; por suerte en el auto, porque acá hay gente que duerme debajo de los árboles”, describió la experiencia de acompañar la internación de su padre desde afuera del hospital. “Yo aprendí acá la necesidad, a mí nunca me faltó nada y acá aprendí; aprendí que si no tenés plata te morís; acá la gente no se muerte por Covid, se muere porque no tiene dinero”, remató.
De hecho, los desesperados testimonios que se vivieron en el Ineram fueron un mazazo para el gobierno de Mario Abdo Benítez, y muy especialmente para la gestión de su ministro de Salud Julio Mazzoleni, que increíblemente eligió un perfil bajo en uno de los peores días desde que comenzó la pandemia hace un año, y cuando todo el mundo lo esperaba a la cabeza de la respuesta oficial a la crisis.
El ministro, en cambio, comisionó a su segundo, el también médico Julio Rolón, para que fuera voz e imagen de Salud Pública en la cumbre con la viceministra de Hacienda, Carmen Marín, donde se acordó simplificar los mecanismos de compra de insumos y medicamentos, y extender una línea de asistencia a los familiares de los pacientes afectados por el desabastecimiento.
La promocionada reunión de la siesta del miércoles fue la estrategia elegida por el gobierno de Abdo Benítez para descomprimir la crisis instalada por la falta de medicamentos e insumos hasta básicos en los hospitales públicos del país, en momentos en que la pandemia de coronavirus empieza a mostrar su rostro más atroz.
El jefe de Estado tampoco se refirió en profundidad a la crisis, y eligió otra vez expresiones desafortunadas, que enseguida fueron pasto de insultos y críticas en las redes. “Si yo tuviera que internarme, me internaría en el Ineram porque ahí están los mejores (médicos)”, dijo el mandatario, y en las redes le recordaron las “polladas”.
Piden renuncia
Mientras el presidente y su ministro rehuían de la consideración pública, desde varios sectores políticos de la oposición, gremios profesionales y organizaciones ciudadanas, se escucharon pedidos por la renuncia de ambos. Las críticas barrieron todo el arco político, empresarial y ciudadano.
Los diputados Salustiano Salinas, Carlos Rejala y Celeste Amarilla; los senadores Eusebio Ramón Ayala y Jorge Querey; el empresario Vicente Scavone; el Círculo Paraguayo de Médicos, la Asociación Paraguaya de Enfermería; la Coordinadora de Derechos Humanos del Paraguay (Codehupy), fueron algunas de las figuras políticas, empresariales y gremiales que cuestionaron la gestión del gobierno, y específicamente de Salud.
“Fue la peor gestión en Salud en 60 años”, sentenció, lacónico, el farmaceútico Scavone. “Nos encaminamos hacia una catástrofe sanitaria”, señaló Querey. “La peor cepa: mezcla de Covid y corrupción”, ironizó Amarilla. “Mazzoleni debe ser sustituido inmediatamente”, afirmó el liberal Ayala.
El parlamentario liberal criticó a Mazzoleni en toda la línea, calificándolo de “incapaz”. Señaló que desde el primer momento contó con el apoyo del Congreso, que le brindó todas las herramientas jurídicas y los recursos necesarios para preparar el sistema sanitario para la pandemia de coronavirus.
“Siempre tuvieron leyes y recursos desde el principio de la pandemia y sobre todo acompañamiento de toda la población para con las medidas sanitarias. La gente sacrificó su empleo, salud, alimentación, bienestar, pero estamos en manos de personas incompetentes, es la triste realidad”, afirmó.
“El año pasado no nos hemos enfrentado a la pandemia, lo que se hizo fue postergar la pandemia para fortalecernos, con personal de blanco, hospitales, camas; pero ahora estamos en la misma situación de abril de 2020, sin insumos, sin vacunas, sin nada”, cuestionó, por su parte, el epidemiólogo Tomás Mateo Balmelli.
“Ahora estamos con la interacción humana en plena actividad, cosa que el año pasado no hubo; no hubo colegios, universidades, docentes; fue una cuarentena estricta; esto de ahora era lo que se esperaba, pero no hubo previsión, no hubo capacidad de gestión; nuestro sistema sanitario no existe”, afirmó.
Sin plazos
Pero, más allá de los anuncios de solucionar el desabastecimiento, la disparada de precios de los medicamentos producto de la especulación, y la asistencia directa a las familias de pacientes con Covid-19 en las compras de fármacos que Salud no tenga, no hay básicamente una fecha cierta de implementación de estas medidas. Pueden pasar días, semanas, nadie sabe.
Marín y Rolón hablaron de “simplificar los procedimientos”, pero no hablaron de plazos. Más temprano, otro de quienes participaron de la reunión, el director de Insumos Estratégicos del Ministerio de Salud, el doctor Derlis León, no acertaba tampoco con los plazos para devolver la calma al sistema sanitario. Como Rolón, León culpó del desabastecimiento a la alta demanda “regional y mundial” de medicamentos como el Midazolan, Atracurio, y Noradrenalina, que son los que familiares, médicos y enfermeros del Ineram reclamaban desesperadamente. “No es un problema de gestión”, dijo entrevistado en radio Unión.
“El fin de semana recibiremos 300.000 dosis de Midazolam. Hoy entregamos unas 3.000 al Ineram y otras 1.000 al Nacional de Itaugua”, indicó Rolón, en el, si se quiere, único dato concreto de la jornada.
Sea como fuere, y la razón se encuentre verdaderamente en la alta demanda de estos fármacos, lo cierto es que la falta de plazos alarga la agonía de los pacientes y sus familias, a la vez que desnuda lo que el gobierno niega, o no quiere reconocer, el resultado de decisiones erráticas y tardías; la falta de credibilidad por los escándalos de corrupción por todos conocidos, y la eclosión de un problema histórico, con arraigo en una desigualdad endémica, donde como dijo la adolescente Celeste Britez: “la gente no muere de Covid, muere porque no tiene dinero”.
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