Miguel Martínez, el goleador de la primera hazaña en fútbol de salón

POR Miqueas Cicorio

Ya pasaron 32 años de la primera gran conquista de la selección paraguaya de fútbol de salón: el Campeonato Mundial de Australia 1988; sin embargo, el goleador de aquel certamen, Miguel Martínez, recuerda la hazaña como si fuera ayer.

“Realizamos una concentración y adaptación de 15 días en un hotel del centro de Asunción debido al cambio de horario que nos esperaba en Australia. Practicábamos de madrugada y dormíamos de mañana y de tarde. Al principio nos costó mucho y pensábamos que era una tontería”, cuenta Martínez a El Nacional.

No obstante, reconoció que luego se dieron cuenta que la adaptación fue una de las claves para afrontar esas 12 horas de diferencia. “Formamos un equipo de amigos. Nos divertimos los 15 días que estuvimos en el hotel. Todos estirábamos el carro para el mismo lado. No había uno que se sintiera más que otro, sea titular o suplente. Ese tiempo nos sirvió para dimensionar la responsabilidad que teníamos”, agrega.

Una de las anécdotas que más recuerda tiene que ver con el viaje rumbo al partido ante Australia, que venía de golear 16-0 a Hungría en la primera ronda. “De ida al estadio se descompuso el ómnibus. Nos bajamos y tuvimos que comer por el camino. Entramos a un local donde se quedaban todos los camioneros. Como éramos una delegación de casi 40 personas –compartían trasporte con otras selecciones–, nos pusimos a cocinar. A mí me tocó cortar lechugas, tomates y cebollas. Hicimos dos hamburguesas para cada miembro del plantel. El bus se reparó tarde y llegamos sobre la hora, 10 minutos antes del partido”, relata. Ese encuentro, pese al cansancio y los percances previos, la Albirroja terminó quedándose con la victoria por 9 a 1.

La gran final fue ante Brasil, que llevaba una década sin conocer la derrota. Los jugadores de la Verdeamarela contaban además con todas las comodidades: se trasladaban en bus propio y se hospedaban en un hotel –la Selección Paraguaya en un hostal–. Nada de eso importó a la hora de la verdad. Si bien Paraguay comenzó 1-0 abajo, nunca bajó los brazos y encontró la igualdad mediante un tiro libre sin barrera.

“Justo una semana antes estábamos entrenando el tiro libre sin barrera junto con Ramón Carosini y el cuerpo técnico del profesor Miguel Ángel Alarcón. Gracias a Dios, salió como lo habíamos practicado”, precisó el autor del gol.

En el segundo tiempo llegó el tanto de la victoria desde un saque lateral. “Carosini le pasa a Villamayor y él tira hacia atrás. Ahí aparezco yo y le pego de puntín”, explica Martínez, que con ese gol se consolidó como máximo artillero del torneo.

“Lo primero que pensé fue en mi familia y en la afición paraguaya. Sabíamos que muchos estaban pendientes de ese partido y se levantaron temprano para escuchar la transmisión, además de los que estaban apoyándonos en Australia. También sentí la satisfacción de darle a Paraguay su primer título mundial”, reveló Martínez, quien, con la humildad que lo caracteriza, se prestó para abordar algunas preguntas.

— ¿Cómo ves el nivel actual del fútbol de salón paraguayo?

Muy bien. El fútbol de salón se practica mucho en la capital y en el interior del país aun más. Pero todavía es un deporte amateur y eso es un problema. Cuando se profesionalice va a ser mucho mejor. Y ojalá que algún día el fútbol de salón se unifique con el fútbol sala para que sea un solo deporte, así como ocurrió en muchos otros países, en beneficio de la afición y de los jugadores. Esa es la ilusión que tengo.

— ¿Qué hace falta para que se dé esa fusión?

Que las cabezas se reúnan y expongan sus puntos de vista. Los presidentes de ambas federaciones tendrán que ceder un poco y llegar a un acuerdo con las reglas.

— ¿Sentís que en Paraguay no se valora lo suficiente ese primer título Mundial?

Así es, no se valora tanto. Si no fuera por la prensa, la gente no se recordaría de eso.

— ¿Cuál es tu mensaje para los jóvenes que se están iniciando en el fútbol de salón?

En el mundo se reconoce que, jugando al fútbol de salón, después se hace mucho más fácil el de campo. Muchos jugadores que llegaron a la élite del fútbol mundial primero jugaron fútbol de salón. Tienen que tomarlo con mucho amor. Personalmente, el deporte me libró de muchas cosas; no fumo ni tomo bebidas alcohólicas. Deben ponerse objetivos y trabajar por alcanzarlos. Es un deporte maravilloso.