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Cultura

“Para nacer hay que destruir un mundo”: Los 8 números de “Péndulo” en edición facsimilar

Está pronta a aparecer, en edición facsimilar, la colección completa de la revista Péndulo, publicación periódica que salió a la luz en mayo de 1964 y duró hasta 1966, totalizando ocho números. La compilación ha sido realizada por Carlos Vera Abed y es publicada por la editorial AranduBook.

Portadas del primer y segundo número de “Péndulo” (1964). Cortesía

Portadas del primer y segundo número de “Péndulo” (1964). Cortesía

Pedro Gamarra Doldán, autor de la introducción de este nuevo volumen de la Colección Vera-Scuderi, sitúa la aparición de Péndulo en un contexto internacional de Guerra Fría y un escenario interior de dictadura: “En 1964, en el mundo, apenas muerto el presidente norteamericano John F. Kennedy, con el Gral. Charles de Gaulle presidiendo Francia; cuando un poco en Europa se desarrollaba el Concilio Vaticano II, abierto el año anterior por el Papa Juan XXIII; en la Unión Soviética cambiaría el mandato del premier Nikita Kruschov, hombre digno de estudio; en el sureste asiático se ponía áspera la guerra de Vietnam; en África concluía la descolonización de las potencias europeas […], en el Paraguay el Gral. Alfredo Stroessner llevaba ya 10 años de gobierno”.

La revista, editada por un grupo de muy jóvenes intelectuales de entre 20 y 22 años, tenía como antecedente en el campo cultural otra publicación hoy de culto: Alcor (publicada inicialmente bajo el nombre de Cuenco). Ésta, surgida en 1955, podía ser entendida –según señala Gamarra– como “el órgano de la Academia Universitaria del Paraguay, acaso una de las revistas que más impacto produjo en nuestro medio tras la Revista del Instituto Paraguayo (1896-1909), vocero, a su vez, de los miembros preclaros del novecentismo”. Alcor, dirigida por Rubén Bareiro Saguier y Julio César Troche, reunía a la sazón a escritores de entre 30 y 35 años, si bien tenía una pléyade de colaboradores internacionales de distintas generaciones.

Portada del tercer y cuarto número de “Péndulo” (1964-1965). Cortesía

Portadas del tercer y cuarto número de Péndulo (1964-1965). Cortesía

Volviendo a Péndulo, es posible trazar su orientación política a partir de sus editoriales, que respondían al espíritu de la época, mezcla de revolución social, existencialismo y rebelión generacional. Valgan como ejemplo algunos párrafos del editorial del primer número:

“El hombre de nuestra época –vaciada en moldes de angustia– fabrica dentro de sí ciudades de soledad y desesperanza, refugios de su ser empobrecido, que lo salvan de una pronta muerte vinculada al dominio de un mundo de fuerzas antirracionales. El hábito mecánico regido por la práctica o la irracionalidad superficial hecha sistema empujan a la evolución humana a su autodestrucción […]

Afirmados en el arte y en la comprensión humana concebimos un mundo nuevo de belleza y libertad. Nuestra aparición trae consigo lucha porque, como dice Hermann Hesse: “Para nacer hay que destruir un mundo. Es suficiente: nacemos rebelados contra antivalores que imposibilitan la ascensión de valores nuevos.

[…] “Péndulo es órgano del Movimiento de Renovación Cultural que nuclea a jóvenes de la nueva generación. Célula de gran intensidad vital. Sigue la línea ya expuesta de la lucha, que debe resolverse en una realidad profunda y objetiva, no conciliando posiciones, porque la nuestra es clara: independencia de toda tutela pater o maternal.

“Pretendemos edificar, piedra sobre piedra, las bases para una humanidad más humana”.

Los primeros directores de Péndulo fueron Juan Carlos Da Costa y Carlos Podestá, a quienes luego se unió Nelson Roura.

El primer número, como señala Gamarra Doldán, reunía escritos de Da Costa, William Baecker, Humberto Gulino, Nelson Roura, Juan Manuel Prieto, José Antonio Pratt, Osvaldo González Real, Oscar Trinidad y Jorge Báez (hijo), “todos ellos coetáneos, a los que hay que sumar, como amable discordancia, a doña Josefina Plá, que tenía entonces 61 años pero que supo siempre vivir en un mundo entre mayores y menores”.

Portada del quinto y sexto número de “Péndulo” (1965). Cortesía

Portadas del quinto y sexto número de Péndulo (1965). Cortesía

Cabe destacar una característica que también se daba en Alcor y que aparecía también en Época y seguiría luego en Criterio, cuyo primer número vio la luz en 1966, cuando Péndulo terminaba: la colaboración de artistas visuales que, hoy reunidos, conforman una constelación de figuras del modernismo en Paraguay.

Desde el primero hasta el último número, Péndulo publicó ensayos, narrativa, poesía, entrevistas y reseñas bibliográficas. Los textos, especialmente en los dos primeros números, estaban acompañados de ilustraciones, entre cuyos autores podemos mencionar a Lotte Schulz, Olga Blinder, Edith Jiménez, Livio Abramo, José Antonio Pratt Mayans, Osvaldo González Real y William Riquelme. Se trataba, en la mayoría de los casos, de xilograbados o linograbados realizados ad hoc. También se hacía uso de la fotografía, pero en mucho menor grado, para acompañar algunas entrevistas o bien para reproducir obras de arte, siempre en blanco y negro.

A partir del número 2, Péndulo incorporó textos de Enrique Chase, Oscar Ferreiro, Renée Palmieri, Domingo M. Rivarola, Juan Andrés Cardozo, Livio Abramo, José Luis Appleyard y Julio César Chaves. “En el caso de Chase y Rivarola, al Instituto Latinoamericano de Relaciones Internacionales (ILARI) y al naciente Centro Paraguayo de Estudios Sociológicos (CPES), que existe hasta hoy día con fecunda obra”, dice Gamarra Doldán.

El cuarto número sumó las firmas de Efraím Cardozo, Adriano Irala Burgos, Elsa Wiezell y, los posteriores, las de Ramiro Domínguez, Ana Iris Chaves de Ferreiro, Víctor Casartelli, Reinaldo Montefilpo Carvallo, Carlos Villagra Marsal, José Antonio Bilbao, Manuel Argüello, Reinaldo Martínez, Francisco Pérez Maricevich y Carlos Zubizarreta. Además de las colaboraciones nacionales, la revista contaba con aportes regulares de escritores de diversos países.

Portada del séptimo y octavo número de “Péndulo” (1965). Cortesía

Portadas del séptimo y octavo número de Péndulo (1965). Cortesía

Uno de los valores relevantes de esta compilación es la puesta a disposición de un material que permite bucear en un momento determinado de la historia cultural del Paraguay. La edición ofrece documentación sobre ciertos episodios específicos de la vida artística del país como, por ejemplo, una entrevista a Hermann Guggiari en ocasión de su premiación como ganador del concurso para artistas latinoamericanos de la Esso Standard Oil en Washington. O una entrevista a Edson Motta, realizada por Livio Abramo, cuando estuvo en Paraguay para dictar un curso de conservación y restauración de obras de arte. Asimismo, entrevistas memorables como la realizada a Germán Arciniegas por Enrique Chase, o a Héctor Murena por José Luis Appleyard.

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