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Cultura

Una pausa. Sobre la obra de María Pía De Marco

María Pía de Marco. De la serie "La pausa", acrílico. Cortesía

María Pía de Marco. De la serie "La pausa", acrílico. Cortesía

Procedente de la región de Córdoba, Argentina, una vez establecida en nuestro país, María Pía De Marco realizó su formación en artes visuales en diferente etapas, momentos y lugares; su obra buscaba integrar esas experiencias en una obra aunada, pero también, en una vivencia unificada del país; en un intento de participar de la compleja singularidad del nuevo escenario y de procesar sus imágenes, ajenas y dispersas. Su trabajo adquiere, por eso, un sentido reflexivo: piensa su obra y piensa el país; incompleta la una, como corresponde a todo acto de creación; separado el otro por la distancia, íntimamente insalvable, que marca el origen extranjero. Un trecho mínimo que resultaría imperceptible para la mirada común, pero que se vuelve relevante para una sensibilidad atenta, dirigida a procesar visualmente la diferencia y convertirla en principio de formas nuevas. Así, su pintura, sus grabados, dibujos y técnicas mixtas buscan conectarse con situaciones locales observando/pensando/figurando motivos, situaciones y rasgos locales.

María Pía de Marco. De la serie "La pausa", acrílico. Cortesía

María Pía de Marco. De la serie “La pausa”, acrílico. Cortesía

El término “pausa”, que titula su próxima exposición en Galería Fábrica, designa un intervalo. La muestra marca una detención transitoria en el trayecto de la obra de María Pía De Marco, trayecto que no queda cancelado, sino interrumpido provisionalmente, colocado en “modo-espera”, al margen de su trabajo visual, como en un recodo del mismo. La pausa es tomada como un pequeño desvío, trazado paralelamente al devenir de la obra, para establecer un descanso de la reflexión y la búsqueda y soltar con libertad el regusto por las texturas, formas y transparencias que hacen al oficio pictórico y dibujístico.

No se trata de un ejercicio, en sentido estricto, ni de una práctica paralela, sino de un movimiento hacia adentro, fuera del tiempo, que busca detenerse en la sensualidad del color y los antojos de la luz, el devenir de la línea y el peso o la liviandad de la atmósfera. La reflexión es desplazada, provisionalmente, por la atención a las demandas retinianas, los efectos del ambiente sobre el cuerpo y los quehaceres de la puesta en imagen, desplazada siempre por los requerimientos del oficio, la mediación de la técnica y la espontaneidad del trazo o la mancha. Ahora la artista observa y expresa hojas propias del jardín paraguayo, aunque sean oriundas de regiones ajenas. Las considera detenidamente, traza un cuadro que permite aislar el canto de ciertas hojas y el juego de nervaduras, fondos y tonos: una ventana que define provisionalmente las pequeñas escenas de la representación. Estos juegos, encarados con seriedad minuciosa, quizá sigan activando la reflexión, pero de manera no consciente, si cabe esta figura; desde otros lugares y otras formas de pensar; pensar visualmente, táctilmente.

María Pía de Marco. De la serie "La pausa", acrílico. Cortesía

María Pía de Marco. De la serie “La pausa”, acrílico. Cortesía

La pausa habilita un tiempo interno de análisis, intuitivo, puramente sensitivo como el que pueden tener las operaciones con imágenes: en los terrenos ambiguos del arte, el sentido de la percepción no se aleja demasiado del sentido que buscan entramar las significaciones. Pero tampoco del sentido diverso que alojan las palabras. El término “pausa” también se refiere a la lentitud en la ejecución de un movimiento; representar pausadamente un tema significa ralentizar el tiempo de su ejecución para atender mejor los detalles, que en el campo visual son tan importantes como el asunto central. En música, terreno aledaño a las artes plásticas, la pausa marca la duración y el lugar de un silencio; en literatura, señala el descanso métrico que requiere el final de cada verso. En todo caso, en los dominios extensos de la creación poética, del arte en general, la pausa es un repliegue estratégico: una salida de escena, o una tregua tomada en otra escena, para desorientar el trayecto de la mirada con energías nuevas derivadas del hedonismo que alberga siempre todo quehacer creativo. La interrupción, el corte, el desvío, la pausa, alimentan la promesa de significaciones nuevas.

 

* Ticio Escobar (Asunción, 1947) es crítico de arte, curador, docente y promotor cultural. Fue presidente de la Asociación Internacional de Críticos de Arte Capítulo Paraguay, director de Cultura de la Municipalidad de Asunción y ministro de la Secretaría Nacional de Cultura. Es director del Centro de Artes Visuales/Museo del Barro.

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