Cultura
Paraguay en “L’Illustration”: la escritura del exotismo ilustrado
"L’Illustration. Journal Universel", 5 de noviembre de 1853. Colección Diana Domínguez W. S. © Fernando Franceschelli
A comienzos de octubre de 1866, en plena guerra de la Triple Alianza, el vizconde Frédéric de Beaumont [1] atravesó a pie y en solitario las trincheras paraguayas y se presentó con bandera de parlamento en Paso Pucú, el cuartel general del ejército de Francisco Solano López. Portaba correspondencia oficial que debía entregar personalmente al cónsul francés Laurent Cochelet, quien a causa del bloqueo aliado llevaba casi un año sin poder comunicarse con sus superiores. El Paraguay mismo era entonces, en palabras del vizconde, una “carta sellada”, y la posibilidad de atisbar como visitante algo de lo que allí ocurría –y volver para contarlo– constituía un raro privilegio. Privilegio que compartió con los lectores del semanario parisino L’Illustration, donde en enero de 1867 publicó un texto sobre el Paraguay, acompañado de abundantes imágenes y firmado escuetamente como Vte. F. de B., que comenzaba así:
Desde hace más de dos años, continúa en América del Sur una guerra de exterminio contra el Paraguay; por lejana que esté, puede ser curioso, en el Viejo Mundo, echar una rápida mirada sobre el teatro del drama y sus peripecias. Los dibujos que publicamos, aunque el Paraguay bloqueado por la naturaleza y por los hombres sea una carta sellada por el momento, son sin embargo tomados de la realidad [2].
Esta insistencia en el origen “real” de las imágenes fue un elemento recurrente en el discurso periodístico de L’Illustration, que a menudo se refería en detalle al proceso mediante el cual los bocetos o fotografías aportados por colaboradores se convertían en grabados y se daban a imprenta, o se defendía de acusaciones de suplir con la imaginación aquello que la vista del dibujante no alcanzaba. “L’Illustration posee hoy corresponsales en el mundo entero, y es gracias a esos medios de acción multiplicados que hemos podido reproducir sucesivamente la guerra completa del Paraguay, la expedición de Corea y la insurrección de Creta”, aseguraba en abril de 1867. “Tanto para acontecimientos lejanos como para la actualidad corriente, L’Illustration no ha recurrido jamás a dibujos de fantasía. Ese es el reproche que a veces hemos dirigido con razón a otros periódicos” [3].
Cuesta dimensionar, en una era de sobreabundancia de imágenes más o menos photoshopeadas, el enorme atractivo que estos grabados podían tener para un público poco expuesto a la representación gráfica de acontecimientos de actualidad, así como el valor, simbólico pero también monetario, de su pretensión de veracidad (que la fotografía pronto condenaría a la irrelevancia) [4]. Pero aunque no haga falta aclarar que el énfasis de los periódicos ilustrados, de los que L’Illustration fue uno de los pioneros, estaba puesto en las imágenes –cuanto más exóticas, novedosas, impactantes, mejor–, aún es válido preguntarse por los textos que las acompañaban. ¿Quiénes los redactaban? ¿Qué función cumplían? ¿Eran meros pretextos para la publicación de las ilustraciones o se sustentaban como textos independientes? ¿Estaban sujetos a algún tipo de exigencia en cuanto a su origen, autoría, verificabilidad?
De hecho, a diferencia de lo que sucedía con los grabados, que según se afirmaba estaban basados en bocetos de un testigo ocular, o bien en una fotografía, no todos los artículos que publicaba L’Illustration eran escritos desde el lugar de los hechos por “corresponsales” (colaboradores, no necesariamente remunerados, que mantenían correspondencia con el semanario). Muchos eran obra de sus redactores de planta, que podían escribir sobre México una semana y sobre la India a la siguiente, sin haber salido de París.
En el caso de los 26 artículos ilustrados sobre el Paraguay publicados por L’Illustration entre noviembre de 1853 y junio de 1870 [5], al menos 15 llevan la firma de redactores fijos (nueve de Alfred de Lostalot, tres de Gestère, dos de René du Merzer y uno de Edmond Texier). Algunos de estos artículos eran “extractos” de contribuciones enviadas por uno o más corresponsales, como explica Lostalot en uno de ellos:
El último paquebote del Plata trajo noticias muy importantes sobre la guerra del Paraguay. Al no poder publicar simultáneamente tres cartas que recibimos, acompañadas de documentos de todo tipo, no queremos dar preferencia a ninguna de ellas. Vamos a tomar elementos de todas ellas para nuestro relato, y agradecemos a nuestros excelentes corresponsales, los señores S. Paranhos Júnior, Lucien Choquet [6] y J. Santon, los detalles tan explícitos que nos han enviado [7].
Del resto de las firmas identificadas, se destacan los nombres de John Le Long y Charles Quentin –dos autores que durante la guerra de la Triple Alianza fueron contratados por los aliados para realizar publicaciones en su favor en Europa– [8], así como el ya citado José Maria da Silva Paranhos Júnior, quien años más tarde se convertiría en uno de los personajes fundantes de la moderna diplomacia brasileña. Es que L’Illustration, como se verá, no quedó completamente al margen de la guerra propagandística que desplegaron los contendientes en el Viejo Mundo.
Descubriendo la “China de América”
El primer artículo sobre el Paraguay publicado por L’Illustration, en 1853, fue escrito por un marino francés, el subteniente de navío Auguste Stanislas Louvel, con motivo del viaje del aviso (pequeño buque de guerra) francés Flambart a Asunción [9]. Comienza con una extensa reseña histórica, colmada de inexactitudes, que se detiene especialmente en los dos temas que, en palabras del autor, habían despertado hasta entonces la curiosidad europea por la pequeña nación sudamericana: el “Estado fundado por los jesuitas en medio de tribus salvajes” y “la singularidad de un déspota que, durante veinte años, hizo de su país la China de América”, en referencia a José Gaspar Rodríguez de Francia. La segunda parte del artículo relata el viaje del Flambart, Paraná arriba, llevando a los representantes designados por Francia y Cerdeña para reconocer la independencia paraguaya y firmar tratados de comercio. El texto incluye una breve descripción de Asunción (“tiene más aspecto de pueblo que de ciudad”) y una peculiar tipología de la sociedad paraguaya, a la que divide en tres clases: los hijos de los antiguos conquistadores, los “medio pelo” y los indígenas tobas y payaguás.
Los dos artículos siguientes, publicados en 1862, acompañan sendos retratos de Carlos Antonio López y Francisco Solano López, con motivo de la llegada a la presidencia de este último tras la muerte de su padre [10]. La reseña biográfica de don Carlos está escrita por Lostalot, y el retrato es exactamente el mismo que el aparecido poco antes en el libro La República del Paraguay, de Alfred Du Graty [11]. La imagen de Francisco Solano, publicada en portada dos números después, está basada en una carte de visite tomada por Brünnen, fotógrafo de la corte de Viena, en 1854 (año en que López recibió del Reino de Cerdeña la condecoración que lleva al cuello, de la Orden de San Mauricio y San Lázaro). No lleva texto independiente, sino una breve mención dentro de la “Revista política de la semana”, una sección fija.
También es fuertemente deudor de la obra de Du Graty el artículo aparecido en noviembre de 1864, que relata el rápido deterioro de la situación política en la región platense; la parte del artículo dedicada al Paraguay cita datos y párrafos enteros del libro del publicista belga, incluida la controvertida estimación de su población en casi un millón y medio de habitantes [12]. Sin embargo, el artículo, firmado por Lostalot, incluye también noticias de último momento, actualizadas con la llegada del último paquebote, y concluye en tono premonitorio:
Por otra parte, no hay que perder de vista que la República Argentina y el Brasil han visto siempre con ojos codiciosos a la Banda Oriental; conocen la importancia de un puerto como el de Montevideo, que ineludiblemente ve pasar a todo el que entra o sale del territorio platense. Uruguay es la Bélgica del nuevo mundo; Brasil puede ver en él su frontera del Rin, y es sabido que lamenta haberlo dejado escapar en 1828. El Paraguay aprecia la situación mejor que nadie; y como tiene el mayor interés en que el Uruguay siga siendo una república independiente, se ocupa de llevar solapadamente sus fuerzas militares a 40.000 hombres. Las necesitará [13].
Para cuando aparezca el siguiente artículo de L’Illustration referido al Paraguay, en 1865, la guerra de la Triple Alianza ya estará en marcha.
“La gran máquina” y sus engranajes
El primer artículo de L’llustration referido a la guerra está fechado en Río de Janeiro el 8 de julio de 1865 y fue publicado el 19 de agosto de ese año [14], con relativa celeridad, considerando los tiempos de circulación transatlánticos [15]. Se trata de un dramático relato de la batalla naval del Riachuelo cuyo autor, que firma bajo el seudónimo de “Pena”, narra los hechos como si hubiera participado directamente en ellos. Si bien trasluce su simpatía por los brasileños, el artículo se centra en los pormenores militares, elogia el “coraje inaudito” de los paraguayos y evita entrar en consideraciones políticas sobre las causas de la guerra. El artículo va acompañado de un mapa y un grabado a página entera, basado en un dibujo de Félix Vogeli, profesor de la Escuela Militar en Río.
El artículo siguiente, referido al combate de Yatay y publicado tres meses después del acontecimiento, es un extracto realizado por Gestère –uno de los redactores fijos de L’Illustration– sobre fuentes no citadas [16]. El texto da un brusco viraje hacia el final: sin solución de continuidad, pasa de mencionar la presencia en el terreno de Pedro II y sus yernos, el conde d’Eu y el duque Augusto de Saxe-Coburg-Gotha (cuya imagen aparece en la portada de ese número) al referirse, en el párrafo siguiente, a la actitud del caudillo argentino Justo José de Urquiza en relación con la guerra de la Triple Alianza. Dado que precisamente en ese punto del artículo aparece una nota al pie donde se aclara que la capitulación de Uruguayana había sido anunciada ya por L’Illustration en el número previo [17], es posible que este cambio abrupto e inexplicable de tema se deba a un recorte de último momento, realizado por el autor, para evitar referirse nuevamente a hechos ya informados.
Sin embargo, L’Illustration vuelve sobre estos acontecimientos en diciembre de ese año con otro artículo y un mapa de gran tamaño. Se trata de una recapitulación de la situación bélica redactada por Charles Quentin, publicista contratado por la legación brasileña en Londres para elaborar materiales propagandísticos favorables a los aliados [18].
De hecho, tanto los gobiernos del bando aliado como el del Paraguay, a través de sus agentes diplomáticos, pagaron a propagandistas y medios de prensa para difundir textos favorables a su causa en Europa. Lucrecia Johansson, en su libro La gran máquina de publicidad, señala que “países lejanos a la zona de conflicto, como Francia y Bélgica, terminaron convirtiéndose en escenario de la lucha que los gobiernos de ambos bandos entablaron por ganar influencia en el campo periodístico europeo” [19].
En la capital francesa, algunos de los participantes en estos debates periodísticos asumieron por iniciativa propia la defensa de uno u otro bando. Un ejemplo es el del geógrafo anarquista francés Eliseo Reclus, que escribió artículos en favor del Paraguay en la Revue des deux mondes y la Revue Politique et Littéraire, recopilados y traducidos por Milda Rivarola [20]. En muchos otros casos, sin embargo, autores y publicaciones negociaron su apoyo al mejor postor. Johansson afirma que
definitivamente, fue en París donde se concentraron los mayores esfuerzos propagandísticos de los agentes sudamericanos. Tanto así fue que, años después de la guerra, Gregorio Benites se manifestó orgulloso de la “gran máquina de publicidad” que la Legación paraguaya había desplegado desde la capital de Francia. […] Suscribir convenios con la prensa implicaba una competencia constante entre los diplomáticos de ambos bandos, por ello, cada nuevo periódico que se sumaba a la causa representaba un triunfo frente a los enemigos. Esa situación era aprovechada por los redactores y los propietarios de los diferentes periódicos, quienes negociaban el valor del espacio y el modo de redacción de las noticias en función de la coyuntura política [21].
No está claro si L’Illustration participó de este esquema propagandístico remunerado, pero sí hay indicios de que colaboró con el gobierno brasileño. Celeste Zenha, quien ha estudiado las estrategias de comunicación del Imperio en los periódicos europeos, publica una “Tabla de colaboradores del Brasil en la prensa extranjera”, basada en los oficios diplomáticos que proponían condecorar a distintos periodistas por apoyar la causa aliada durante el conflicto. “Estas sugerencias permiten delinear un mapa de la red de profesionales y vehículos de prensa construida a lo largo de los años que duró el conflicto entre el Brasil y Paraguay”, afirma Zenha. En esta lista, que incluye 33 periodistas y 19 medios de prensa, figuran M. [Auguste] Marc y Alfred Costalot [Lostalot] como director y redactor principal, respectivamente, de L’Illustration Française [sic], a quienes se propone nombrar caballeros de la Imperial Orden de la Rosa o de Cristo [22].
La colaboración de Paranhos Júnior
Otro signo de proximidad de L’Illustration al Brasil es la colaboración recurrente de José Maria da Silva Paranhos Júnior, hijo de uno de los personajes políticos más influyentes del Imperio, el futuro vizconde de Río Branco. Paranhos Júnior –quien más adelante emprendería una destacada carrera diplomática y recibiría a su vez el título de Barón de Rio Branco– era por entonces un veinteañero estudiante de Derecho, y enviaba tanto textos como croquis a la publicación, cuyos derechos de representación había obtenido en Brasil [23].
Si bien apenas uno de los artículos sobre el Paraguay en L’Illustration lleva su firma, sus colaboraciones “eran casi siempre resumidas en la redacción del periódico o reproducidas parcialmente. A uno de los comentaristas efectivos, Gestère, cabía generalmente la tarea”, afirma Roberto Assumpção [24].
En cambio, son ocho los grabados que llevan la atribución “según croquis de M. Paranhos”: la expedición brasileña por Mato Grosso, la llegada de refuerzos a Corrientes, la toma de la batería de Curuzú, el pasaje de Humaitá, la toma del fortín Establecimiento, el interior de la catedral de Humaitá bombardeada, y el padre Esmerats, capellán de la escuadra brasileña, instando a los paraguayos a rendirse [25].
Al estar a miles de kilómetros del teatro de la guerra, Paranhos Júnior basaba sus colaboraciones, aparentemente, en la correspondencia con los comandantes brasileños: según Vasco Mariz, “enviaba a los principales jefes militares, como Caxias, Osório, Tamandaré y Barroso preguntas pormenorizadas sobre las operaciones militares en las que habían participado. [Su biógrafo] Alvaro Lins cita una carta con preguntas muy ‘detalladas’ que Juca Paranhos dirigió al general Osório” [26].
En cambio, no está claro cómo hacía para enviar croquis de lugares y acontecimientos que no había visto en persona. Una posibilidad es que tales croquis estuvieran basados en fotografías. Esto parece evidente, al menos, en los grabados que representan las ruinas de la catedral de Humaitá, que son prácticamente idénticos en perspectiva, encuadre y detalles a las fotografías más conocidas del templo bombardeado, con diferencias únicamente en la presencia y ubicación de figuras humanas. Este recurso permitiría sostener el carácter “basado en la realidad” de las ilustraciones, aún si el autor de los croquis no hubiera estado en el lugar de los hechos.
Sea como sea, la colaboración de Paranhos parece haber tenido una influencia importante en la publicación, al menos hasta que se suspendió temporalmente con motivo de su viaje a Europa en 1867. “Las informaciones por él enviadas eran tanto más útiles porque el comentario político semanal de L’Illustration, firmado por Auguste Marc, se apoyaba decisivamente en esos datos. Y cuando Rio Branco, en 1867, interrumpió la colaboración, pronto se verificó un brusco cambio en la orientación de aquellos comentarios, haciéndose sentir la influencia de noticias de otra procedencia” [27].
De hecho, ya en septiembre de 1866 se vislumbra un posible apartamiento de la “línea brasileña” en L’Illustration. A lo largo de ese año, los artículos sobre la Guerra de la Triple Alianza habían consistido en extractos de Gestère (probablemente basados en colaboraciones de Paranhos) sobre diversos hechos militares, un breve texto de P. Collarés sobre la prisión en Paraguay del coronel Fréderic Carneiro de Campos, gobernador de la provincia de Mato Grosso, y un extenso artículo de Lostalot que resumía, según ya se ha explicado, las colaboraciones de Paranhos Júnior, Lucien Choquet y J. Santon.
Hasta entonces, estos relatos por lo general habían seguido un patrón predecible (detalles de los combates, acompañados de descripciones geográficas o mapas imprescindibles para situar al lector europeo en un terreno ignoto; destaque del papel de tal o cual comandante aliado; elogios al coraje de los soldados paraguayos y calificativos de “dictador” o “tirano” a Francisco Solano López). Pero el artículo de Lostalot publicado el 1.º de septiembre, tras relatar los combates de Estero Bellaco y Tuyutí, introduce dos elementos nuevos: el “desánimo” de la población de los países aliados ante la prolongación del conflicto y los gastos que acarreaba, y las implicancias ominosas del recientemente publicado Tratado de la Triple Alianza para los aliados del Brasil: “las dos repúblicas, la argentina y la oriental, comienzan a comprender que favorecer la ampliación del Imperio en detrimento de una república hermana tal vez no sea una política muy buena, ni tranquilizadora en lo que respecta a su propio futuro”, afirma el redactor de L’Illustration.
Tras resumir brevemente los términos del Tratado, Lostalot concluye, con dureza inusitada:
Está muy lejos, como se ve, del bello desinterés exhibido en otros tiempos; resultaría difícil de creer ahora que esta guerra haya sido emprendida con el único objetivo de castigar a López y sustraer un pueblo desgraciado a la tiranía. En suma, las cosas suceden de la misma manera en los dos hemisferios, y no se puede culpar al Nuevo Mundo por ajustar su conducta a la del Viejo [28].
Mirando del otro lado
Por el resto de 1866, no hay grandes novedades en la cobertura de L’Illustration sobre la Guerra del Paraguay, aunque sí una gran cantidad de publicaciones. Estas incluyen un breve texto de Quentin, acompañado de un diagrama, sobre los torpedos utilizados en Paraguay; un escueto parte de la batalla de Piriz (con elogios al valor del “coronel Paranhos”, tío de Paranhos Júnior), firmado por P.P., con un grabado a página entera y un artículo de Lostalot sobre la caída de Curuzú y la entrevista entre López, Flores y Mitre, que se ilustra en uno de los grabados de ese número. El año se cierra con tres textos publicados el 22 de diciembre: uno de John Le Long sobre la fortaleza de Humaitá, “último refugio del mariscal-presidente del Paraguay”, y sendos perfiles del Marqués de Caxias y el mariscal de campo Polidoro, acompañados de sus respectivos retratos.
En 1867, en cambio, el periódico cruza la línea del frente, literal y figurativamente, con dos artículos que hablan de lo que sucede dentro del Paraguay bloqueado. Primero, el ya citado texto del vizconde de Beaumont, con nueve ilustraciones basadas en sus croquis, incluida una vista general del campamento de Paso Pucú. Y acto seguido, un artículo de Lostalot basado en informaciones de un “corresponsal en Asunción” anónimo, con grabados basados en fotografías del general Vicente Barrios, el vicepresidente Francisco Sánchez, el obispo Manuel Antonio Palacios, y una visita dominical al hospital militar de Asunción.
El primero de estos artículos dedica casi la mitad de su extensión a describir el viaje río arriba y el cruce entre las trincheras de uno y otro bando (en el medio, “esteros o lagunas; después, aquí y allá, cientos de cadáveres momificados. Esta guerra es sin piedad, sin tregua para enterrar a los muertos, para socorrer a los heridos”). Una vez en Paso Pucú, Beaumont observa los uniformes de los soldados (“combaten casi desnudos”) y elogia su laboriosidad, se explaya sobre la belleza de las mujeres paraguayas (“pero no hablan más que el ‘guaraní’”, lamenta) y describe cómo toda la población se ha movilizado para el esfuerzo de guerra:
Hombres, mujeres, niños y ancianos, todos los recursos del Paraguay están en este campamento de Paso Pucú, a cuyo sustento contribuyen. El mariscal López, consolado y sostenido por la presencia de una encantadora inglesa, la célebre Mme. Lynch, toma allí cada día sus medidas defensivas y prolonga esta lucha heroica y, hay que reconocerlo, ¡muy desigual! [29].
Es posible que el gobierno paraguayo haya alentado la publicación de este artículo, que muestra al bando paraguayo con simpatía y evita tanto los calificativos a su líder como la publicación de datos que pudiesen tener algún valor estratégico para los aliados. Beaumont, que viajó al Paraguay en carácter de funcionario diplomático francés, había obtenido la promesa de López de liberar a los tripulantes franceses del vapor argentino 25 de Mayo, capturado en Corrientes, retenidos como prisioneros de guerra, pero este compromiso no se había concretado aún al momento de su partida [30]; publicar un artículo semejante sin el visto bueno del mariscal podía hacer peligrar la liberación solicitada.
En cuanto al misterioso corresponsal desde la capital paraguaya, no ha sido posible determinar su identidad, que L’Illustration promete mantener oculta: “Agradecemos a nuestro corresponsal de Asunción habernos dirigido los retratos que publicamos en este número: todas las comunicaciones que pueda hacernos llegar, a pesar del bloqueo, serán bienvenidas. Tendremos el cuidado de mantenerlo anónimo como lo exigen las circunstancias”. Precisamente a causa del bloqueo, cabe pensar que las fotografías podrían haber sido transportadas por Beaumont en su viaje de vuelta.
Este artículo, firmado por Lostalot, muestra también un tono crítico para con los aliados:
Los acontecimientos no marchan para nada rápido en el Plata. Siempre acampados ante Curupaity, los aliados se dejan diezmar tranquilamente por las pestes y un calor agobiante. Se pierde el tiempo en reconocimientos inútiles de la posición enemiga, que se conoce perfectamente. El Brasil cambia sus mariscales, sin ventaja alguna para la rapidez de las operaciones. Durante ese tiempo, el descontento general ha hecho surgir en la República Argentina una revolución que gana terreno cada día; todos los pueblos que se involucraron en esta deplorable guerra reclaman una pronta solución, sea esta cual sea [31].
Lostalot insiste en esta idea en el artículo siguiente, publicado varios meses después: “Es hora, para todos los pueblos participantes, de que esta interminable querella finalice; cualquiera sea el resultado de la guerra, los estados del Plata y el Brasil continuarán sufriendo largo tiempo los males que ella les ha ocasionado” [32].
El regreso de Paranhos Júnior, que retoma su colaboración con L’Illustration en 1868, no logra torcer esta línea editorial. En una carta fechada en Río el 1.º de marzo, y publicada el 18 de abril, este se refiere a la noticia del paso de Humaitá por los aliados (que “coloca a la marina brasileña, ya muy estimada tras la batalla de Rio-Chuelo [Riachuelo], a la par de las mejores armadas del mundo”), relata la captura del fuerte Establecimiento y señala, optimista: “Todo hace creer que la guerra terminará en un mes o incluso antes” [33]. Sin embargo, una nota de la redacción colocada inmediatamente después de su carta, firmada con las iniciales H.C., relativiza estas afirmaciones y concluye con una pregunta que poca gracia debe haberle hecho a Paranhos:
Una correspondencia del Moniteur [Universel], con fecha del 2 de marzo, confirma las noticias dadas por nuestro ilustre corresponsal, pero sin dar a los acontecimientos la magnitud que les atribuyeron en un primer momento los periódicos. […] En cuanto a la fortaleza de Humaitá, esta continúa en poder del dictador López, que toma sus medidas para continuar la resistencia. El corresponsal del Moniteur termina, como lo hicimos nosotros mismos la semana pasada, por preguntarse si no habrá llegado el momento de hacer la paz. ¿No ha demostrado el Paraguay lo que puede el heroísmo de un pueblo que defiende su independencia? [34].
El siguiente artículo, firmado por Lostalot y publicado en septiembre, tras la caída de Humaitá, pasa revista a las operaciones militares, hace un relato admirativo de la evacuación paraguaya del fuerte a través del Chaco y concluye, en tono lúgubre: “Pese a la desigualdad de esta lucha, no se espera verla terminar de otra forma que con la extinción de los últimos soldados de López” [35].
Durante 1869 no se publicaron artículos sobre el Paraguay en L’Illustration, aunque la “Revista política de la semana” dio noticias en febrero de la caída de Asunción y la retirada de López [36]. El 30 de abril de 1870, la misma sección informó sobre la muerte del Mariscal, y en junio de ese año apareció un artículo de René du Merzer junto a un grabado del conde d’Eu y su estado mayor. “Por su energía y por la buena concepción de sus planes logró, tras una serie de victorias, poner fin a una guerra que duró más de cinco años”, afirma el artículo, que sin embargo también reserva al Paraguay palabras elogiosas:
La guerra ha terminado entonces. Pero la atención de América y Europa recae ahora con dolorosa ansiedad sobre el Paraguay, y se pregunta cómo sanarán las heridas de este desgraciado país, que ha defendido tan gloriosamente, contra un enemigo superior en fuerzas, su independencia y su libertad. La causa del Paraguay es, tras su derrota, quizá más digna de interés que durante su defensa tan obstinada e incansable [37].
***
El análisis de los artículos sobre el Paraguay publicados por L’Illustration entre 1853 y 1870 muestra que estos fueron escritos en su mayor parte por redactores fijos del periódico, a veces con base en información enviada por corresponsales propios y en otras ocasiones a partir de noticias que circulaban ya en Europa. Los textos firmados por cronistas presentes en el lugar de los hechos fueron escasos, mientras que los grabados, basados ya fuera en fotos (los menos) o en bocetos atribuidos siempre a algún corresponsal, denotan un elenco mucho más amplio de colaboradores locales en lo que respecta a las imágenes. La amplia distancia temporal que en muchos casos hubo entre los acontecimientos y la publicación de los artículos (incluso teniendo en cuenta el tiempo que tardaba la información en cruzar el Atlántico) sugiere que el criterio de actualidad noticiosa no era prioritario, y posiblemente haya estado subordinado a la disponibilidad de imágenes adecuadas, como cabe esperar de una publicación ilustrada.
Si bien no está claro en qué medida L’Illustration participó en el esquema de propaganda que implementaron ambos bandos durante la guerra de la Triple Alianza, hay indicios de que la publicación cooperó (no necesariamente en forma remunerada) con el gobierno brasileño. Un hecho innegable es que Paranhos Júnior utilizó sus colaboraciones con el periódico para promover la causa aliada, aunque su influencia parece haberse reducido en los últimos tiempos de la guerra. A partir de septiembre de 1866, la línea editorial de L’Illustration asumió un tono más crítico para con los aliados y, sin llegar a abrazar abiertamente la causa paraguaya –ni dejar de describir a Francisco Solano López como un tirano– presentó la lucha del pequeño país sudamericano como el esfuerzo heroico de un pueblo por defender su independencia y su libertad.
Notas
[1] Louis-Guillaume-Fréderic de la Bonninière, vizconde de Beaumont (1834-1909), figura alternativamente como tercer secretario de la legación francesa en Buenos Aires o en Río de Janeiro, según distintas fuentes. Ver Luc Capdevila, Une guerre totale. Paraguay, 1864-1870, Presses Universitaires de Rennes, 2007, p. 345; Jorge Thompson, La guerra del Paraguay, Buenos Aires, Editor Juan Palumbo, 1910, p. 130, y Charles de Beaumont, La Maison de la Bonninière de Beaumont, H. Chartier, Vendôme, 1909, p. 67. Este último autor menciona que fue “destacado en misión especial durante la Guerra del Paraguay”.
[2] “Guerre du Paraguay”, L’Illustration n.º 1246, 12 de enero de 1867, p. 23.
[3] “Comment se fait L’Illustration”, L’Illustration n.º 1259, 13 de abril de 1867, p. 230. Hay una descripción pormenorizada del proceso de trabajo de los grabadores de L’Illustration en Esther Acevedo, “L’llustration, Journal Universel: los grabados y la pintura de historia”; en Jaime Cuadriello, María José Esparza Liberal y Angélica Velázquez Guadarrama (coords.), De la modernidad ilustrada a la ilustración modernista. Homenaje a Fausto Ramírez, UNAM, México, 2021, pp. 219-240. Link de consulta
[4] Si bien la fotografía ya estaba generalizada, faltaban algunos años para que fuese técnicamente viable para los medios de prensa imprimir mecánicamente imágenes fotográficas. Esto solo sucedió con la invención de la técnica del semitono, hacia 1886. L’Illustration publicó por primera vez una fotografía en 1891.
[5] En total, fueron 22 los números de L’Illustration que publicaron artículos ilustrados sobre el Paraguay entre 1853 y 1870, pero en algunos de ellos apareció más de un artículo; de ahí la cifra total de 26. Además, hay varias menciones breves al Paraguay dentro de la sección “Revista política de la semana”, que no se contabilizan por no incluir ilustraciones.
[6] Uno de los jefes de redacción de El Mosquito. Periódico satírico-burlesco, editado en Buenos Aires.
[7] “Guerre du Paraguay”, L’Illustration n.º 1215, 9 de junio de 1866, p. 359.
[8] Ver María Lucrecia Johansson, La gran máquina de publicidad. Redes transnacionales e intercambios periodísticos durante la Guerra de la Triple Alianza, Universidad Internacional de Andalucía, Sevilla, 2017, p. 154 y Celeste Zenha, “Imagens do Brasil civilizado na imprensa internacional: estratégias do Estado Imperial”, Cadernos do Centro de História e Documentação Diplomática, n.º 2, 2003, p. 434.
[9] “Voyage dans les fleuves de l’Amérique. Paraguay”, L’Illustration n.º 58, 5 de noviembre de 1853, pp. 295-298.
[10] “S. E. Don Carlos Antonio López. Presidente de la República del Paraguay”, L’llustration, n.º 1029, 15 de noviembre de 1862, pp. 335-336 y “Revista política de la semana” (fragmento), L’llustration, n.º 1031, 29 de noviembre de 1862, pp. 353 (tapa)-354.
[11] Alfredo M. Du Graty, La República del Paraguay, Besanzon, Imprenta de José Jacquin, 1862. El libro se publicó también en francés, y ambas ediciones fueron financiadas por el gobierno paraguayo.
[12] El número que proporciona Du Graty (1.337.439 habitantes) es rechazado como excesivo por varios investigadores, que lo atribuyen a la intención de Carlos Antono López de exagerar las cifras de población del país, en especial en zonas fronterizas; también señalan la falta de evidencia documental del “censo hecho en 1857” citado en el libro y argumentan que ni siquiera las proyecciones más exuberantes con base en el censo de 1846 (238.862 habitantes) permitirían superar el millón en tan poco tiempo. Ver Mary Monte de López Moreira, “El Libro de Oro, de los imaginarios a las páginas”, en Guillaume Candela y Delphine Demelas (eds.), El Libro de Oro y su época: historia, sociedad y patrimonio del Paraguay (1580-1890), Asunción, Tiempo de Historia, 2021, e Ignacio Telesca, “Revisitando la demografía paraguaya previa a la Guerra contra la Triple Alianza”, en Resúmenes de las XXI Jornadas de Ciencia y Tecnología, noviembre de 2018, Universidad Nacional de Formosa, Argentina. Link de consulta
[13] “Les états de La Plata”, L’Illustration, n.º 1132, 5 de noviembre de 1864, p. 298.
[14] “Bataille naval du Riachuelo”, L’Illustration n.º 1173, 19 de agosto de 1865, pp. 119-120.
[15] Los paquebotes que llevaban el correo entre los puertos americanos y Europa partían a intervalos de 15 días, y tardaban entre 20 y 30 días en hacer la travesía (Johansson, La gran máquina…, p. 138).
[16] “Guerre du Paraguay. Combat du Yatay”, L’Illustration n.º 1186, 18 de noviembre de 1865, pp. 324-326.
[17] “Revue Politique de la Semaine”, L’Illustration n.º 1185, 11 de noviembre de 1865.
[18] Zenha, “Imagens do Brasil civilizado…”, op. cit., p. 434.
[19] Johansson, La gran máquina…, op. cit., p. 33.
[20] Milda Rivarola, La polémica francesa sobre la Guerra Grande: Eliseo Reclus, la guerra del Paraguay. Laurent-Cochelet, correspondencia consular, Asunción, Editorial Histórica, 1988. Esta obra incluye la traducción íntegra de los artículos de Reclus en favor del Paraguay.
[21] Id., p. 128.
[22] Zenha, “Imagens do Brasil civilizado…”, op. cit., pp. 435-436.
[23] “Durante las hostilidades, mi padre obtuvo de la ‘Illustration’ de París la representación de la revista, a la cual enviaba reseñas resumidas de las batallas, así como dibujos de los grandes acontecimientos, como se ve en los números de 1865 a 1870, entre ellos la batalla de Riachuelo, el asalto de Uruguayana, la rendición de Estigarribia, el asalto de caballería a San Borja, etc.”. Raul do Rio-Branco, Reminiscencias do Barão de Rio-Branco, p. 43, citado por Roberto Assumpção, “Rio-Branco e ‘L’Illustration’”, Revista do Instituto Histórico e Geográfico Brasileiro, Vol. 188, julio-septiembre de 1945, p. 12.
[24] Assumpção, “Rio-Branco e ‘L’Illustration’”, op. cit., p. 12.
[25] Publicados en los números 1.199 (12 de febrero de 1866), 1.233 (16 de octubre de 1866), 1.312 (18 de abril de 1868) y 1.335 (26 de septiembre de 1868).
[26] Vasco Mariz, “A mocidade do Barão do Rio Branco e sua tormentosa nomeação para a carreira diplomática”, em Manoel Gomes Pereira (org.), Barão do Rio Branco. 100 anos de memória, Brasilia, Fundação Alexandre de Gusmão, 2012, pp. 22-23.
[27] Assumpção, “Rio-Branco e ‘L’Illustration’”, op. cit., p. 12.
[28] “Guerre du Paraguay. Batailles de l’Estero Bellaco et de Tuyuty, 2 et 24 mai 1866”, L’llustration, n.º 1227, 1.º de septiembre de 1866, p. 134.
[29] “Guerre du Paraguay”, L’Illustration n.º 1246, 12 de enero de 1867, p. 26.
[30] Capdevila, Une guerre totale, p. 345.
[31] “Guerre du Paraguay”, L’Illustration, n.º 1255, 16 de marzo de 1867, p. 171.
[32] “Guerre du Paraguay”, L’Illustration, n.º 1287, 26 de octubre de 1867, p. 259.
[33] “Évènements du Paraguay. Capture du fort Establecimiento”, L’Illustration, n.º 1312, 18 de abril de 1868, p. 244.
[34] “Évènements du Paraguay. Capture du fort Establecimiento”, L’Illustration, n.º 1312, 18 de abril de 1868, p. 244.
[35] “Évenements du Paraguay”, L’Illustration n.º 1335, 26 de septiembre de 1868, p. 198.
[36] “Revue politique de la semaine”, L’Illustration n.º 1355, 13 de febrero de 1869, p. 98.
[37] “Les évenements du Paraguay”, L’Illustration, n.º 1423, 4 de junio de 1870, p. 402.
Nota de edición: El presente texto de Andrea Tutté es el estudio preliminar de la obra El Paraguay y la Guerra Guasu en L’Illustration, editada por Adriana Almada y publicada por El Nacional-Editorial RD (Asunción, 2022, 128 páginas). Edición semi-facsimilar, con traducción al español de Andrea Tutté + caja con cinco grabados. Presentación de Diana Domínguez W. S., directora de El Nacional, y prefacio de Pierre-Christian Soccoja, embajador de Francia en Paraguay. Prólogo de Milda Rivarola y texto introductorio de la editora. La publicación ha sido realizada con apoyo de la Secretaría Nacional de Cultura y será presentada el próximo miércoles 30 de noviembre, a las 19:30 horas, en el Archivo Nacional de Asunción (Mariscal Estigarribia e Iturbe).
* Andrea Tutté es profesora de Historia del Periodismo en la UCA, investigadora sobre historia de la edición en el Paraguay, candidata de maestría en Historia Social y Cultural y directora de la Editorial Tiempo de Historia.
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