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Adicción sexual: una tentación que nos hace alimentar nuestro ego
a adicción al sexo promete sensaciones de placer, felicidad, deseo hiperactivo. Sin embargo, quien la padece sufre intensamente y comenta que nada más alejado de la realidad.
Lo que sucede claramente es que hay una notable incapacidad para el control del comportamiento sexual en la persona, que se manifiesta con un deterioro y malestar clínico. En quien lo padece, el deseo sexual es intenso, y la persona va en busca de su satisfacción permanentemente porque da un alivio momentáneo, aunque no termina de satisfacerse nunca. El problema que ocupa al adicto es que le provoca dificultades en todas las actividades y áreas que desempeña, deteriorando todo su entorno y provocando abandono y mal manejo de las cosas que tiene a su cargo, afectando su vida en general.
Las causas que pueden provocar esta patología varían según la persona, una de ellas pueden ser los desórdenes bioquímicos y rasgos del perfil de la personalidad que puede relacionarse con el deseo de buscar sensaciones, con el aislamiento social, y también con la posibilidad de que hubieran existido abusos infantiles.
Los adictos sexuales como cualquier adicción no contemplan los riesgos, llegan al límite exponiéndose y poniendo en juego todo lo que poseen, no pueden ejercer el control del impulso y aunque se comprometan a dejar de hacerlo, algo interno, como una pulsión, es más fuerte y los impulsa al acto. La mayoría de los adictos coinciden en el sentimiento de soledad que experimentan, y la culpa o vergüenza a la que quedan subordinados.
¡Lo más importante es el sexo!
Asignarle a este acontecimiento una excusa que defina o fundamente el porqué es muy difícil, ya que es la forma que pueden controlarse las emociones, los pensamientos y el comportamiento que tiene. La respuesta se da a través de sus fantasías sexuales, que por medio del acting ejecuta la conducta sexual a fin de manejar los estados de ánimo que sienten. Es claro que a través de esta conducta adictiva sexual pueden actuar sobre el estrés que sienten, pero claramente no es una solución ya que es momentáneo el efecto. Así es que a través de la actividad sexual evitan el efecto que les provoca el no realizar el acto.
Los efectos de esta conducta sexual adictiva llevan a situaciones nocivas en la vida del individuo, toda vez que aíslan a la persona con efectos en el estado de ánimo, con problemas de ansiedad, y cualquier otro desorden en lo que respecta a otros tipos de adicciones como el alcohol y las drogas. Otro problema no menor es el riesgo que corren en cuanto a la falta de cuidados que tienen en sus actos promiscuos, que los hace tener relaciones sexuales de forma impulsiva sin protección, poniéndose en riesgo y sin duda a toda persona que estuviera en una relación con ellos, así también a quienes sean los elegidos para el intercambio sexual que practican. Otro peligro es la forma en que manejan la economía familiar y propia, no solo en cuanto a la promiscuidad, sino también porque pueden caer en la adicción por el juego u otras clasificaciones, sumado a la dificultad de poder concentrarse en el aspecto laboral, familiar y social, ya que los impulsos sexuales que requieren la satisfacción inmediata no les permiten concentrarse en el trabajo ni cumplir con el mismo. Algunos efectos que se manifiestan, tales como la ansiedad y la sensación intensa de angustia, deben ser tratadas para controlar las conductas sexuales desbordadas.
El tratamiento debe ser abordado según cada caso, y la gravedad del problema, el deterioro emocional, midiendo las consecuencias de quien lo padece y cómo afecta su vida en forma general, si requiere internación y la necesidad de utilizar farmacología, además de terapia para controlar mejor la ansiedad y la compulsión. Es fundamental dar información y educar sexualmente al paciente para prevenir los riesgos de enfermedades de transmisión sexual, embarazos no deseados y los peligros sobre la conducta en general.
La Organización Mundial de la Salud determina que en un porcentaje del 5 %, son las personas adictas a nivel mundial, y es importante destacar que existe mucha relación con cómo las personas se conectan con el sexo. En esta activación psicofisiológica que crea dependencia sexual el paciente pierde todo objetivo que no sea el sexual y lo que percibe es una ausencia de saciedad por más que tenga sexo. La persona adicta no busca el placer o se encamina hacia él, la verdadera búsqueda es poder reducir el malestar emocional que siente. En sí, el intento de controlar los impulsos sexuales falla y hace que la persona repita una y otra vez la conducta en forma de compulsión obsesiva.
Son bastante comunes los problemas en las relaciones y en los vínculos de quienes sufren estas adicciones, también en lo que respecta al área laboral, también sentimientos como la vergüenza y el aislamiento. Esta patología se desencadena mayormente en los hombres que en las mujeres, pero no es una patología del género masculino en específico, parecería según dicen los científicos que se debe esto a efectos neuroendocrinos. Algunas personas con depresión mayor y algunos que padecen problemas de ansiedad, el alcoholismo y las drogas vuelven a las personas más expuestos a la adicción sexual.
A mi parecer, la pandemia ayudó mucho a que se acreciente este problema por el uso de las redes y la facilidad de encontrar material para la autosatisfacción debido a las consecuencias graves de los posibles encuentros y contagios por Covid 19. Tampoco podemos dejar de mencionar que los conflictos que se suceden en la infancia suelen ser traumáticos si fueron de tipo sexuales, y esto es bastante común en familias desestructuradas, tóxicas y con fracasos de pareja.
¿Cómo diferenciar a un adicto sexual de alguien que le gusta simplemente el sexo? La diferencia clara entre un adicto sexual y otras conductas sexuales de moda, es que la adicción sexual es incontrolable en cuanto a la forma en que se manifiesta la compulsión. En cambio, quien tiene un deseo sexual y puede controlarlo no se lo tilda de adicto, el tiempo que le dedica el adicto al sexo es en demasía, ya sea en cuanto a sus pensamientos, fantasías y juegos o uso de todo lo que le permita estar vinculado con el erotismo, es llamativo también si la persona adicta niega el riesgo que corre y cómo expone al ámbito que lo rodea, familia, pareja, amigos, etc.
“Ser adicto al sexo no es una elección en búsqueda del placer, ser adicto no expresa el lenguaje de la intimidad libre, ni tampoco es útil para potenciar la imaginación, ser adicto no es caer en tentaciones, ni tampoco una revelación de pasiones. Ser adicto al sexo hoy, es vivir la vida como en una montaña rusa. La extrema seducción colinda, probablemente, con el horror”. Georges Bataille.
(*) Instagram: @sandralust. Cel.: +5491161827888
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