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Los cactus, modelos de adaptación y resistencia

Cereus, uno de los cactus columnares más llamativos por sus "costillas", por sus espinas y por sus delicadas flores. Foto: Lidia Pérez de Molas

Cereus, uno de los cactus columnares más llamativos por sus "costillas", por sus espinas y por sus delicadas flores. Foto: Lidia Pérez de Molas

En un recorrido reciente recordaba partes de mi infancia y hábitos de una persona muy querida, mirando y recolectando cardos, y con base en charlas mantenidas con mis acompañantes pensé que sería bueno escribir sobre esta asociación que nosotros hacemos entre cardos y cactus.

Los cardos son plantas que no siempre tienen espinas, aunque mayormente las conocemos con ellas. Interesante, ya que el origen de la palabra cactus parece ser europeo para denominar a un cardo espinoso de Sicilia. De cactus parece haber derivado la palabra latina carduus que luego se transforma en cardo en español; sin embargo, el nombre del alcaucil o alcachofa era cactus en la Edad Media, tomado por Lineo para agrupar a unas plantas que hoy conocemos como cactáceas. Parece que los cardos, los cactus, las suculentas nos causan algunos problemas ya que lo que vemos como muy parecidos, en realidad no lo son. Estos parecidos obedecen a otros patrones y no necesariamente a parentescos. Las espinas son los elementos característicos de los cactus, pero no son exclusivos de ellos y estas adaptaciones han aparecido en diferentes especies de plantas y hasta en animales.

Cleistocactus, de flores y frutos muy llamativos, y una disposición muy particular de sus espinas. Foto: Lidia Pérez de Molas

O aprendes a querer las espinas o no aceptes las rosas, dice una canción. Aunque una de las referencias que más me gusta es “hay que ser como el cactus, adaptarse a cualquier momento, tiempo  circunstancia y aun así nunca olvidarse de florecer”. Lo cierto es que los cactus están entre esos elementos de la vegetación de la flora que nos llama la atención, quizás por sus espinas, pero también por las condiciones en las que viven.

Los cactus o cactáceas son originarias de nuestro continente y las especies que existen en otros lugares con muy pocas excepciones son especies introducidas, por nosotros, los humanos o por otros elementos de la naturaleza como las aves. Muchas veces vemos juntos a los cactus otras plantas que se llaman crasas (suculentas) y tendemos a pensar que están relacionadas, pero no es así. La suculencia es una adaptación que por ejemplo tienen algunas cactáceas; se parecen por que han “convergido”, es decir que han ido evolucionando y adaptándose a condiciones que evidentemente se reflejan en formas, fisonomías, colores y estrategias similares.

Condiciones de aridez y escasez

Si bien existen en una gran diversidad de ambientes, los cactus se han adaptado a condiciones de aridez y escasez de agua, y esto quizás lo que nos llame la atención. No obstante existen cactus epífitos y trepadores mayormente en la región este del continente sudamericano y asociado a condiciones de humedad en ambientes boscosos. La evidencia nos comenta que parecen existir dos centros de origen de los cactus en las Américas, uno al norte del norte (México y los EE. UU.) y otro en nuestra región de los Andes al sudoeste. Estos dos centros de origen están asociados con especies que tienen adaptaciones para maximizar el uso del agua limitada a la que tienen acceso y soportar altas temperaturas durante el día y el frío de la noche, características de los climas secos y áridos. Recordemos que los cactus, para hacer frente a estas adaptaciones, hacen el intercambio de gases durante la noche consumiendo dióxido de carbono a diferencia del resto de las plantas que lo consumen durante el día.

Gymnocalycium, cactus globoso con flores y frutos muy llamativos Foto: Lidia Pérez de Molas

Las adaptaciones de los cactus y otras especies que convergen (se parecen) tienen que ver con la capacidad de acumular agua, como sus cuerpos y sus partes interiores, aun en condiciones de extrema sequía, muchos de los cactus globosos tienen algo contenido de humedad en su interior. Y deben tener adaptaciones para captar la poca agua y también adaptaciones para evitar que se le escape por ejemplo por evapotranspiración. ¿Te preguntaste porqué muchos cactus tienen tantos pliegues? Correcto, evitan la exposición al sol. Y ahora seguramente ya te imaginás por qué tienen pelos o pubescencias muchos de estos cactus, una adaptación más a la excesiva radiación solar y la retención de agua en sus cuerpos. Y si bien las espinas son hojas transformadas, qué excelente adaptación para no perder agua en las superficies de sus hojas y también qué ventaja para evitar ser depredada, consumida y hasta trepada. Las espinas limitan el acceso de los animales a muchas de estas especies.

Pereskia, un grupo de cactus un poco raro por la presencia de hojas y espinas. Foto: Lidia Pérez de Molas

Estos fascinantes elementos de la naturaleza ornamentan nuestros hogares y oficinas, se les atribuyen propiedades energéticas por lo que muchos los tienen para reducir el stress, pero también sirven de alimentos, no olvidemos el sabroso nopal mexicano o las deliciosas tunas nuestras que consumimos como frutos o en jugos. Algunos cactus sin espinas también sirven de alimento al ganado en condiciones extremas.

Muchas de estas especies de cactáceas tienen problemas de conservación debido a que hay mucha cosecha del medio silvestre, mayormente para su uso ornamental, pero también porque su hábitat se está degradando. Nos alegran la vida con sus formas, colores, también nos recuerdan que siempre debemos estar atentos ya que al mínimo descuido recibimos un pinchazo, no por su comportamiento ya que es una adaptación que tienen para defenderse sino por nuestra falta de atención hacia ellas. Disfrutemos de ellas en nuestros hogares, oficinas y jardines, pero aseguremos que las condiciones en la naturaleza se mantienen para que las especies puedan seguir existiendo.

Stetsonia, un cactus arborescente del Chaco ,Foto: Lidia Pérez de Molas

Agradezco el apoyo de la profesora Ing. Lidia Pérez de Molas por las excelentes imágenes que ilustran la riqueza natural del Paraguay.

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