¿Usted vive una vida de apariencias?

¿Quién nunca ha dicho, en algún momento de su vida, la siguiente frase: “Me dejé llevar por las apariencias”? Tendemos a vivir de lo que vemos, tocamos y deducimos de la información visual. La apariencia es engañosa, e incluso después de tomar innumerables malas decisiones debido a ello, no parece que hayamos aprendido la lección.

¿Qué tan equivocadas estamos por basar nuestras vidas solo en lo que vemos? Guiadas por las apariencias, no solo tomamos decisiones equivocadas que causan un gran daño, sino que también tomamos decisiones que dejan marcas, que a menudo son irreversibles. ¿Cuántas veces nos involucramos con personas, ya sea una amistad, o incluso una relación amorosa, que parecía ser buena para nosotros, pero al final, nos dimos cuenta de que estábamos equivocadas?

En la reunión se resaltó que la mujer no quiere ser “mal juzgada”, muchas se esfuerzan por demostrar que son “multi-virtuosas”, es decir, populares, inteligentes, empoderadas, amadas, felices, fuertes, eficientes, mejores madres, independientes y espirituales.

Pero, ¿por qué tendemos a mostrar estas cosas? Porque la sociedad ha creado este estándar inalcanzable de cómo debe ser la mujer, lo que lleva a la gente a esperar esto de nosotras y también esperamos esto de ellos. Estas actitudes pueden convertirse en una forma de esclavitud, en la que las mujeres se sienten obligadas a probar ciertas cosas en todo momento.

Vivir más allá de lo que vemos

Sin embargo, en el mundo ideal, es decir, el que está más allá de las apariencias, seríamos personas sin prejuicios (porque esto está vinculado a las apariencias). Además, ya no seríamos esclavas de la moda, envejeceríamos con placer, nos aceptaríamos a nosotras mismas, no nos sentiríamos ni superiores ni inferiores a las personas y no tendríamos miedo de decir “no” ni de pedir ayuda, no le daríamos importancia a “lo que pensarán de nosotras”. La persona que puede vivir más allá de las apariencias tiene acceso a todo esto y es libre, porque puede ver el mundo con ojos diferentes, no tiene problemas consigo misma ni con otras personas.

Pero, ¿qué? O, mejor dicho, ¿quiénes necesitamos ser para vivir con esta libertad? La respuesta está en Dios. Piense en este momento en cómo Él es: invisible, ya que Él no tiene apariencia, porque Él es Espíritu; y Él no mira a nuestra apariencia, sino más bien a nuestro corazón. Para tener acceso a Dios es necesario tener fe, que es la certeza de algo que ni vemos ni tocamos.

Dios está más allá de las apariencias, Él está en el reino espiritual. Entonces, para vivir de esta manera, la condición principal es tener al Espíritu Santo, que es Dios mismo, viviendo en nosotras.

Por lo tanto, se concluyó que para vivir una vida más allá de las apariencias es necesario invertir en lo que no se ve, que permanecerá para siempre: Dios y nuestra Alma. Sin embargo, es precisamente esto lo que debe recibir la mejor inversión y muchas veces se deja de lado cambiándolo por cosas que nunca traerán satisfacción

Todas las cosas más deseadas por las personas y que se pueden comprar sin dinero, como el afecto, la fidelidad, el amor y el respeto, son regalos de Dios. Solo Él puede dar la Salvación y el poder de pensar y ver como Él ve, a través de Su Espíritu Santo. Entonces, si hay alguna inversión que usted tiene que hacer en su vida, es en Él.

Fuente: UCKG.