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Editorial

El tren perdido

Finalmente, el ansiado proyecto de Tren de cercanía volvió a foja cero tras darse a conocer que el Gobierno rompió acuerdo con Corea del Sur, que sería el financista y encargado de ejecutar la obra. Facundo Salinas, titular de Ferrocarriles del Paraguay (Fepasa) dio a conocer la decisión y que las obras serán llevadas a cabo enteramente por Paraguay con un financiamiento que se hará a través de licitaciones.

El proyecto fue promulgado en diciembre del año 2023; sin embargo, es un plan que viene desde hace años y que desde un principio fue cuestionado por algunos sectores, advirtiendo que era inviable, así como poco ventajoso para Paraguay.

Según mencionó Salinas, la decisión de no llevar adelante el proyecto con Corea fue a raíz de algunos cambios que propuso el país asiático, como el  tramo que en principio sería de Asunción a Ypacaraí y que se modificó de Asunción hasta Luque. Otro cambio fue la cantidad de años de gracia, que de 7 se redujo a 5 años. Así también, adelantó que una nueva propuesta relacionada con la obra será enviada en breve al Congreso Nacional.

Este proyecto data del 2015, fue rechazado y luego puesto en marcha nuevamente durante el gobierno de Mario Abdo Benítez. En dicha ocasión, el rechazo se dio por la falta de claridad en lo que respecta al costo y por considerarlo no competitivo, según lo que ya había manifestado en su momento y en reiteradas ocasiones Roberto Salinas, extitular de Fepasa. La adjudicación no se realizó a través de una licitación internacional abierta.

El contrato estipulaba que la construcción estaría a cargo de Corea, financiada mediante un crédito otorgado por el país. Esto generaba cuestionamientos, ya que se percibía como una medida excesivamente controlada por Corea, al ser el que definiría todas las reglas por su rol como ejecutor de la obra.

La ruptura del contrato con Corea del Sur podría interpretarse tanto como beneficiosa como perjudicial para el país. Por un lado, sería beneficiosa si, como algunos señalaron, la falta de transparencia y la ausencia de competitividad hubiesen derivado en problemas futuros, lo que finalmente condujo a la cancelación del acuerdo. Sin embargo, también es perjudicial, dado el tiempo perdido y los recursos invertidos en el proyecto, que ahora nos deja nuevamente en el punto de partida.

Esto supone un retraso de varios años más para la modernización del sistema de transporte. Incluso, para algunos representa la pérdida de una oportunidad invaluable.

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