Cultura
Arquitectura de tres siglos distintos. El Jardín Botánico como patrimonio (II)
Casa Alta, ca. 1905. Fuente: Acervo Milda Rivarola (Imagoteca Paraguay)
Aunque son escasas las edificaciones existentes en los límites actuales del Jardín Botánico y Zoológico de Asunción, constituye un dato muy relevante que las tres más significativas hayan sido materializadas en distintos siglos (XVIII, XIX y XX). De este modo, el predio ofrece un breve pero rico conjunto de arquitectura no solo antigua, sino además de alto valor cultural, pues está vinculado a situaciones y personalidades trascendentes en la historia nacional y regional.
La Casa Baja
La edificación que actualmente funciona como museo –denominada Casa Baja– data del período colonial, específicamente el año 1777. Consta de un sistema estructural de madera, muros de tierra cruda, techo de tejas a dos aguas, con galería frontal, constituyendo un ejemplo notable y complejo de la tipología de vivienda en tira. Fue construida por Antonio Martínez de Viana (propietario del predio) y heredada en la década de 1840 por su nieta, Juana Pabla Carrillo Viana (1807-1871), esposa del expresidente Carlos A. López (1792-1862). La familia López Carrillo pasaba largas jornadas en la misma, departiendo con frecuencia con el huésped más célebre de la quinta, el general Gervasio Artigas (1764-1850), prócer independentista del Uruguay, asilado durante tres décadas en el país, de las cuales los últimos cinco años fueron en aquel lugar.
La Casa Baja (también denominada Casa Viana, por el apellido de su creador) funciona desde hace más de cien años como museo de historia natural, albergando valiosas colecciones de interés botánico, zoológico y antropológico.
La Casa Alta
Aunque se desconocen las fechas del inicio de su construcción, se sabe que en el año 1845 fue agregada la segunda planta, adquiriendo la configuración característica que ostenta hasta hoy. Posee una galería perimetral y techo de cuatro faldas. Tiene como entrepiso un entablonado de madera y balcones de hierro forjados en la fundición de Ybycuí.
Poco frecuente fue el uso por parte de don Carlos A. López. Entre fines de la década de 1840 y principios de la década de 1860, estuvo habitada primero por el entonces ministro de Brasil, Henrique de Beaurepaire-Rohan (1812-1894) y luego, durante breves temporadas, por los hijos de don Carlos, sobre todo dos de ellos, Benigno y Francisco.
Al igual que sucede con la Casa Baja, esta edificación lleva más de un siglo cumpliendo similares funciones, en este caso referidas a usos administrativos del parque.
Escuela Solar de Artigas
Esta edificación, construida en el año 1924, está fuera de los límites del Jardín Botánico, pero visualmente vinculada a ella, pues se trata de una parcela contigua, originalmente integrante de la misma, desafectada en el año 1903 a favor del Gobierno uruguayo como gesto diplomático, asumiendo que en dicho lugar pasó los últimos años de su vida el prócer Artigas.
Se trata de una edificación de dos niveles, con unos balcones apoyados en ménsulas de madera, que otorga un aire plateresco al conjunto. Además de la escuela, el edificio alberga desde el año 2015 un museo dedicado al General Artigas.
La escuela fue declarada de interés patrimonial por el Gobierno uruguayo en el año 2016. Unos meses antes de dicha declaración, había sufrido un incendio que afectó a un par de aulas y el techo.
Desafío histórico y arqueológico: La casa de Artigas
Pese a toda la información existente en la actualidad, siguen las dudas –y, por lo tanto, las polémicas– en torno a dónde estuvo ubicada la casa en la que el general Gervasio Artigas pasó los últimos cinco años de su vida, entre 1845 y 1850.
En el año 2014, la doctora Margarita Durán Estragó halló en los archivos de la Escribanía Mayor de Gobierno del Paraguay un juego de planos del Solar de Artigas y sectores aledaños. Uno de esos documentos tenía referenciados un árbol, un rancho y un pozo de agua. Ni el rancho ni el pozo existen ya. Su ubicación estaría dentro de los límites actuales del Botánico y es una posibilidad real que haya sido la vivienda de Artigas. De hecho, en 1913 una comitiva oficial de la República Oriental del Uruguay llegó hasta dicho solar para rendirle homenaje.
Otra versión –también fundamentada– sitúa la mencionada casa del prócer uruguayo en las proximidades de la Casa Alta. Esta posibilidad está respaldada por un registro fotográfico del año 1885, cuando la comitiva oficial de la República Oriental del Uruguay arribada al Paraguay para devolver trofeos de guerra llegó hasta ese sitio para rendir homenaje al prócer.
Consideraciones finales
La Casa Baja, notable ejemplo de arquitectura colonial y uno de los más antiguos de Asunción, es un patrimonio siempre en riesgo debido a su edad (casi 250 años) y su materialidad (tierra cruda). Sería insensato someterla a una sobrecarga por concentración masiva de personas, actividades de construcción de gran porte y funcionamiento de infraestructura de gran escala.
Similar observación se plantea para la Casa Alta, cuya planta baja suma cerca de 200 años de antigüedad, mientras que la reforma que incluyó la planta alta como agregado, supera los 180 años. Esta edificación se encuentra actualmente con acceso restringido, debido a la presencia de diversas patologías constructivas que la afectan de manera severa, siendo notoria la urgencia de una intervención profesional.
El edificio de la escuela, próximo a cumplir cien años, pese a ser menos antiguo que los anteriores citados, se encuentra en mayor grado de vulnerabilidad, desde que fue habilitada una autopista de dos niveles a escasos metros del lugar, desoyendo todos los reclamos y recomendaciones de expertos sobre el tema. Es importante entender que las fronteras siempre son convenciones arbitrarias. El hecho de que hoy dicho solar ya no integre el perímetro del Jardín Botánico no significa que está desvinculado de su historia o que no le afecte lo que ocurra fuera de sus límites catastrales.
Finalmente, respecto a la polémica aún vigente sobre dónde estuvo situada la vivienda del prócer uruguayo, debería tenerse en cuenta la enorme importancia que tiene la figura de Artigas para la nación uruguaya y, en consecuencia, promover mecanismos conjuntos que colaboren a disipar la incertidumbre que ha atravesado tres siglos, respecto a dónde estuvo situada la edificación. Tratándose, además, de una personalidad de alto impacto en la historia regional, sabiendo que la vivienda estuvo en el predio y que es altamente probable que restos de sus cimientos aún puedan ser hallados en el subsuelo inmediato, cualquier propuesta que implique un mínimo movimiento de suelo debe estar estrictamente regulada por protocolos de arqueología, con la misma seriedad con que abordarían el tema en el extranjero.
* Carlos Zárate es arquitecto, docente, investigador, magíster en Restauración y conservación de bienes arquitectónicos y monumentales, coordinador de área de Teoría y Urbanismo (FADA-UNA) y miembro del Comité Paraguayo de Ciencias Históricas (CPCH).
* Marli Delgado es arquitecta, investigadora, docente de las cátedras Historia de la Arquitectura del Paisaje en Paraguay y Arquitectura 4 (FADA-UNA).
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