Sigue total hermetismo sobre “nueva” cooperación con la DEA

La Comisión de Lucha contra el Narcotráfico del Senado se reunió con el comandante de la Policía Nacional, comisario Carlos Benítez, para abordar el anuncio del nuevo vínculo de cooperación entre la institución y la Administración de Control de Drogas de los Estados Unidos (DEA). Este cambio se produce luego de que la DEA dejara de colaborar directamente con la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad), generando incertidumbre sobre cómo se estructurará esta relación estratégica.

En la reunión, Benítez explicó que, aunque aún no existen detalles específicos sobre cómo será la asistencia de la DEA, la Policía Nacional cuenta con experiencia suficiente a través de su Unidad Especial de Inteligencia Sensible Antinarcóticos y Hechos Punibles Conexos (SIU). Desde 2010, esta unidad ha incautado grandes cantidades de drogas y ha ejecutado importantes operativos.

“Nos consultaron si nuestro SIU tiene una base sólida para absorber cualquier tipo de cooperación adicional, y estamos confiados en nuestras capacidades”, aseguró el comandante. Sin embargo, aclaró que los lineamientos específicos sobre esta cooperación serán definidos más adelante, probablemente a nivel ministerial.

Benítez también recibió críticas por no estar al tanto de la ruptura entre la DEA y la Senad, algo que, según sus declaraciones, escapa al nivel táctico y operativo que le compete como comandante. “A nivel de ministros se coordinará el tipo de cooperación que la DEA brindará desde ahora. Nosotros recibiremos la bajada de línea en el momento oportuno”, señaló.

El cambio en la relación de la DEA con Paraguay plantea un escenario nuevo para la lucha contra el narcotráfico en el país, poniendo a la Policía Nacional en el centro de las operaciones. Aunque el proceso de transición llevará tiempo, Benítez aseguró que no existe preocupación dentro de la institución, confiando en que este fortalecimiento de capacidades será clave para enfrentar los desafíos en materia de seguridad y narcotráfico.

Este redireccionamiento de la cooperación también genera cuestionamientos sobre el impacto en la Senad, que por años fue el principal aliado de la DEA en Paraguay. La reorganización plantea interrogantes sobre la efectividad y coordinación entre las instituciones encargadas de combatir el crimen organizado en el país.