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Otra abeja sin aguijón: el tapezuá (Scaptotrigona depilis)
Tapezuá Scaptotrigona depilis. Foto: Alberto Yanosky.
Dando continuidad al hallazgo de mi hija y la asignación taxonómica de Bolívar Garcete, a quienes les estoy muy agradecido, hoy vamos a habar de una abeja melipónida que se la distingue por su color negro con alas de color naranja. El nombre científico de esta abeja social es Scaptotrigona depilis, y se la conoce como “tombuna”, “mandaguay”, “tapezuá”, “canudo” y en Brasil como “mandaguari”.
Es una melipónida que se la encuentra en el norte argentino, Brasil y Paraguay y le gusta hacer su “nido” en cavidades preexistentes, utilizando secciones huecas de los troncos, lo que se explica al darle una efectiva vigilancia de la puerta de entrada a su nido.
Se trata de un polinizador sumamente importante en los bosques de la región y tiene como la otra especie descrita el domingo anterior, tres miembros en su sociedad, la reina, las trabajadoras u obreras y los machos. Estos grupos de abejas tienen alas, también una jerarquía social y carecen de aguijones defensivos. Sin embargo, a veces se las conocen porque muerden y tratan de entrar en los orificios del cuerpo como la nariz y las orejas, cuando se alteran contra los humanos u otros animales cuando se acercan a su nido.
Su rol de polinizador la hace muy apreciada en los sistemas de cultivos y como es de esperarse ayuda a que muchas plantas se puedan reproducir en la naturaleza; también, la especie es muy apreciada por el tipo de miel que produce. Las reinas son de mayor tamaño y tienen un abdomen hinchado. Siempre hay una sola reina por colonia, y cuando nacen, las hembras vírgenes se toleran no más de 15 días en el nido, luego de lo cual deben salir del mismo y formar sus propias colonias, lo que siempre hacen con un grupo de obreras que las acompañan.
Las obreras o trabajadoras son las abejas más pequeñas del nido y son de color negro; llamativamente, tienen diferentes roles según la edad, al inicio de sus vidas producen cera, luego de los 16 días proveen de crías a las celdillas, luego de los 21 días se dedican a limpiar las colonias y luego se dedican a la recepción del néctar y la deshidratación, la defensa de la colonia y la provisión de alimentos. Los zánganos son parecidos a las obreras, pero un poco más pesadas, nacen de nuevos no fertilizados y su función es aparearse con la reina para producir abejas hembra, no participando de muchas otras actividades.
La forma de comunicación siempre ha sido de interés para la ciencia, hoy sabemos que los individuos de estos melipónidos se comunican de diferentes formas desde hidrocarburos cuticulares hasta feromonas y rastros de olor, que saben reconocer para intercambiar mensajes, en particular cuando se intercambian información debido a la alimentación sobre la ubicación del néctar y del polen. Imaginen que donde se encuentran estas abejas sin aguijón, alrededor del 30% de la polinización es debida a estas abejas, y zonas de bosques tropicales como el Bosque Atlántico, en más del 90%.
Un enjambre de abejas obreras inicia una nueva colonia y también se sabe que estas abejas ocasionalmente invaden los nidos de las especies de abejas cercanas. Los nuevos nidos pueden albergar hasta tres reinas vírgenes durante la fase iniciación de la colmena, y la reina llega a la nueva colonia dentro de los cinco días posteriores al comienzo del enjambre. Se sabe también que pueden existir hasta tres reinas vírgenes para comenzar un nido, las obreras matarán a dos de ellas para dejar una sola reina reproductiva para el nido, seleccionado la mejor.
El crecimiento de la colonia depende de la productividad del nido. Durante la iniciación y colonización, la productividad es baja, lo que restringe el crecimiento de la población de este nido y a medida que aumenta la productividad, las colonias comienzan la producción de machos, aumentando el crecimiento general de la población hasta alcanzar un tamaño promedio de 10.000 individuos. Este crecimiento depende de la estación y así durante la temporada de lluvias, la tasa de crecimiento de las colonias aumenta debido a la mayor disponibilidad de recursos alimenticios.
El promedio de vida de las obreras oscila entre 30 y 40 días, y tienen una baja tasa de mortalidad durante las etapas iniciales de la vida porque no abandonan el nido. La muerte de los individuos se vuelve significativa después de aproximadamente 15 días y continúa aumentando hasta aproximadamente 40 días cuando dejan el nido y se exponen a las condiciones de la naturaleza. La producción de machos depende de la temporada, y se restringe durante la escasez de alimentos, creando períodos cortos de producción de machos con períodos más largos de producción femenina.
Nuestra intervención humana está afectando las poblaciones de esta abeja, y no es la cosecha de su miel, sino el uso de agroquímicos y la afectación de su hábitat, las principales amenazas. Tenemos una gran responsabilidad en hacer que estas pequeñas abejas sigan existiendo, cumpliendo un rol clave en la naturaleza, permitiendo que las plantas se reproduzcan y complementariamente produciendo rica miel y ayudando a la producción de flores y frutas en nuestros cultivos.
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