Connect with us

Nacionales

Durante homilía, sacerdote condenó delitos ambientales en extracción de minería

Padre Blas Antonio Arévalos, Administrador Apostólico de la Diócesis de Villarrica. Foto: Gentileza.

Padre Blas Antonio Arévalos, Administrador Apostólico de la Diócesis de Villarrica. Foto: Gentileza.

En el sexto día del novenario en honor a la Virgen de los Milagros de Caacupé, durante la misa de las 07:00, estuvo presidida por el monseñor Ricardo Valenzuela – Obispo de Caacupé y la reflexión estuvo a cargo del padre Blas Antonio Arévalos, administrador apostólico de la Diócesis de Villarrica, quien centró su homilía en el tema “Esperanza para los enfermos, abandonados, empobrecidos y marginados”.

Arévalos hizo una denuncia contundente sobre la grave situación en Paso Yobái, calificándola como “la herida más sangrante”, donde la minería de oro utiliza mercurio y cianuro en sus procesos, generando contaminación ambiental y afectando la salud de campesinos e indígenas.

Según estudios de la Pastoral Social y la Universidad Nacional de Asunción, estos químicos son peligrosos para el medio ambiente y los seres humanos. Se propuso como alternativa el uso de un producto sintético llamado Gold Max, que es ecológico y no tóxico, y permite mantener la rentabilidad de los procesos mineros sin comprometer la salud pública ni el entorno.

El sacerdote instó a las autoridades, incluyendo el Ministerio del Ambiente, el MOPC y el Ministerio Público, a regular estas actividades y evitar el desequilibrio ambiental irreversible. También reconoció el esfuerzo de quienes luchan por un Paso Yobái libre de contaminación, alentando a la colaboración entre autoridades y ciudadanos.

La Iglesia como refugio y justicia para los necesitados

Por otro lado, Arévalos recordó que la Iglesia debe ser una casa de acogida y esperanza, siguiendo el ejemplo del Buen Samaritano. Además, resaltó la importancia de organizar la Pastoral Social en cada diócesis para responder de manera efectiva a las necesidades de los enfermos y pobres.

El mensaje concluyó con un fuerte llamado a la acción, inspirado en las palabras del Papa Francisco, recordando que los bienes de la tierra deben ser compartidos equitativamente. Pidió un corazón compasivo que acoja y acompañe a los necesitados, reafirmando la misión de la Iglesia de servir al amor y la justicia en nombre de Cristo.

Click para comentar

Dejá tu comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD

Los más leídos

error: Content is protected !!