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Nacionales

Los paisajes y la forma de la tierra nos cuentan su historia

Tres Kandú en la Cordillera del Ybyturuzú. Foto de Rebeca Irala

Tres Kandú en la Cordillera del Ybyturuzú. Foto de Rebeca Irala

POR Alberto Yanosky
Director EIISA (Estructura Interdisciplinaria de Investigación Integral Socio-Ambiental) - UNAE.

Ya habrán visto que soy un particular al mirar rastros, huellas y observar con detenimiento características tanto de plantas, como de hongos y de animales, ya que cada individuo y cada especie tiene mucho que contarnos; y solo al preguntarnos algo sobre ese elemento es que podemos proponer respuestas a esos interrogantes. Y mientras las respuestas nos satisfagan y respondan a las características, entonces aceptaremos la respuesta como certera. Esto es ciencia, preguntarnos, responder y mientras funcione bien la respuesta, estamos conformes.

Pero hoy no quiero detenerme en características o señales de la fauna o de la flora, sino ir más allá y entender el paisaje, la forma de la naturaleza, gracias a algunas imágenes que me compartió Rebeca Irala Melgarejo, quien me hizo recordar mi fascinación por la geomorfología ambiental, cuando la cursé hace varias décadas ya, pero que no solo me fascinó y me abrió la mente, sino que me dio respuestas para entender el paisaje, para entender la forma, la fisonomía de los diferentes elementos naturales que conforman eso que tengo frente a mí.

Vista del río Paraguay desde el Cerro Tres Hermanas, en Fuerte Olimpo. Foto de Rebeca Irala

Vista del río Paraguay desde el Cerro Tres Hermanas, en Fuerte Olimpo. Foto de Rebeca Irala

Geomorfología, una interacción entre la geología y la geografía, y geomorfología ambiental en particular, disciplina que estudia y explica las diferentes formas de la superficie terrestre, procesos y efectos que modelan el paisaje, explica su origen, su génesis y cómo se comporta actualmente.

Cerro Cucaani. Foto de Rebeca Irala

Cerro Cucaani. Foto de Rebeca Irala

Ríos como los que tenemos en Paraguay, y muchos de ellos son compartidos y son aguas internacionales, algo que muchos alumnos se sorprenden cuando hablo de aguas internacionales. Arroyos, lagos, y lagunas, esteros, bañados, pastizales inundables o pastizales inundados, sabanas (¡cuidado que no son sábanas!) son algunas de las geoformas o formas de la tierra del paisaje, en donde se puede encontrar suelo expuesto o suelo cubierto por gramíneas, herbáceas, bosques, o un espejo de agua limpio y claro, o parcial o totalmente vegetado, temas de los que hemos ido hablando y conforman la estructura del paisaje. Pero no hemos hablado de esas estructuras imponentes que se levantan ante nuestros ojos, sierras, cerros, lomadas, elementos del paisaje que se elevan sobre su superficie y que por alguna razón se han elevado (o los ambientes circundantes han descendido).

Cerro Sapucái. Foto de Rebeca Irala

Cerro Sapucái. Foto de Rebeca Irala

Y no menciono montañas ni cordilleras, porque técnicamente no existen en Paraguay, aunque a veces nos referimos a ellas. Si bien no llegan a mil metros sobre el nivel del mar, tenemos un conjunto de elevaciones que pueden estar aisladas o unidas conformando una “cordillera”; por lo menos, a la distancia se nos presenta como una cordillera y así podemos diferenciar una cordillera como la de Altos o la del Ybyturuzú, de las del Amambay o del Mbaracayú. Son en realidad estas dos últimas una serie de cerros encadenados, o se nos presentan como elevaciones desde el Paraguay, pero luego no hay un lado descendente, sino una subida a una zona más alta y lo que vemos desde el Brasil, es una hondonada.

Todos estos cerros aislados, de bordes suaves, ondulaciones sin estructuras muy afiladas o abruptas indican de alguna manera mayor antigüedad, indicación de que seguramente fueron más imponentes en el pasado. Estos cerros aislados están en muchos lugares, mucho más abundantes en la región Oriental que en la Ooccidental.

En esta última, quizás el más común es el Cerro León. Y aquí quisiera detenerme ya que este cerro, como muchos de los cerros de laregión Oriental, tienen significados muy especiales para los pueblos originarios; para los ayoreo del Chaco, Cerro León es un lugar que explica su historia, es su sitio sagrado, al igual que varios de estos enigmáticos cerros que tenemos en Amambay para los pãi tavyterã, o las mismas serranías dentro del Tekoha Guasu (San Rafael) para el pueblo mbya, y con estos muchos otros ejemplos que muestran cultura, tradición, herencia cultural y pueblos originarios en relación a la naturaleza del país. Además, muchas de estas formaciones son símbolos en varias localidades del país e inclusive guardan mitos y leyendas populares.

Mirador en el Cerro León. Foto de Rebeca Irala

Mirador en el Cerro León. Foto de Rebeca Irala

Muchos de estos cerros, de características muy propias y únicas, y no solo por ser una formación geológica particular, han sido debidamente valoradas e incorporadas al patrimonio natural del Paraguay a través del Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas, y de una u otra manera se las conserva bajo alguna categoría de manejo, como el Monumento Natural Cerros Kôi y Chororî, cerca de la ciudad capital, o el Paisaje Protegido Cerro Lambaré (la primera área bajo alguna categoría de protección del país), la Reserva de Recursos Manejados Ybyturuzú o el Monumento Natural Cerro Cabrera Timané, o Cerro Kavajú, o Cerro Acahay.

Flora saxícola y vista desde el Cerro Acahay. Foto: Rosa Melgarejo

Flora saxícola y vista desde el Cerro Acahay. Foto: Rebeca Irala

Los Parques Nacionales Defensores del Chaco, Cerro Corá e Ybycuí, tienen en su territorio formaciones geológicas como objetos de conservación. Sin embargo, también hay cerros como en Fuerte Olimpo y Carmelo Peralta, o el Cerro Dos de Oro en Capiibary, o en Yaguarón o Caacupé, que no están debidamente conservados y protegidos y aun así reciben amenazas como su uso para canteras, sitios que previamente se degradan naturalmente, sufriendo la remoción de su cubierta vegetal, en particular la deforestación.

Y así, muchas de estas formaciones se van degradando, muchas veces por nuestra misma falta de compromiso con estas enigmáticos elementos naturales que han sido parte de nuestra historia y cultura, y algunas se perdieron para siempre como la Cordillera del Ybytypanema; el Cerro Ñemby hoy es una cantera abandonada con mucha afluencia turística, la única formación que quedó es el Cerro Lambaré, hoy declarado como Paisaje Protegido y que todavía tenemos la posibilidad de visitarlo y apreciar esa posibilidad de “elevarnos” sobre el terreno y tener una visión más allá de lo que podemos ver desde el nivel del terreno. Siempre pienso en la importancia estratégica de estos geomorfos, sea para los ayoreo en Cerro León ante la inmensidad de la planicie chaqueña, o los mismos Cerros Kôi y Chororî y su relación con el lago Ypacaraí.

Cerro Lambaré desde la laguna Cateura. Foto de Rebeca Irala

Cerro Lambaré desde la laguna Cateura. Foto de Rebeca Irala

Agradezco el apoyo de Rebeca Irala en la provisión de fotos.

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