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Nacionales

Ocultos y raros del bosque, los momótidos

Momotus momota. Foto: Luis Doldán.

Momotus momota. Foto: Luis Doldán.

POR Alberto Yanosky
Director EIISA (Estructura Interdisciplinaria de Investigación Integral Socio-Ambiental) – UNAE.

En Paraguay tenemos dos especies íntimamente emparentadas por su genética, mas no tanto por su apariencia, lo que se manifiesta por sus nombres vulgares; es decir, tienen nombres diferentes, mientras a uno se la relaciona más con las aves en general (su nombre es guyra paja, el burgo, Momotus momota) al otro se lo asocia más con las cotorras (su nombre es marakana yvyguy, el yeruvá, Baruphthengus ruficapillus). Ambas son similares en tamaño, entre unos 38-40 cm. Mientras el primero se lo puede encontrar en las zonas boscosas del este del Paraguay, el burgo está más del norte del Paraguay, siendo simpátricos (presentes juntos) en pocas zonas del país, en el nordeste de la región oriental. El burgo tiene una cola muy particular ya que parece tener dos remos o timoneras, y ambas son especies vocales, se las escucha, pero rara vez de las puede ver.

Estas dos especies están íntimamente relacionadas dentro de la familia de los momótidos, también conocidos como momotos, barranqueros, guardabarrancas y están emparentados con los martín pescadores. Viven comúnmente en selvas y están limitados a las zonas tropicales y subtropicales, se acercan a las áreas abiertas y los bordes de los bosques y hasta visitan los jardines de las viviendas humanas. Se alimentan de insectos y también de algunas frutas, sus presas son pequeñas y también pueden incluir pequeños anfibios y reptiles; para alimentarse están normalmente quietos en alguna rama para lanzarse sobre la presa cuando la divisan, o la cazan cuando vuelan como el caso de mariposas, libélulas a las que golpea contra el sitio que se encuentra posada antes. Construyen nidos que tanto macho como hembra cuidan y conjuntamente crían los pichones.

Baruphthengus ruficapillus. Foto: Alejandro Morínigo

Nuestras dos especies de las nueve existentes, no son fáciles de ver pero sí de oir, para hacerlo hay que adentrarse al bosque y solo algunos suertudos fotógrafos han logrado fotografías que nos muestran lo hermosas y llamativas que son. Aquí compartimos algunos resultados de estos especialistas.

El yeruvá o marakana yvyguy es un ave más oída que vista, ya que se oculta entre el follaje en estratos bajos y medios de bosques húmedos de la Región Oriental, solitaria y vocaliza al amanecer y al atardecer, con marcados hábitos crepusculares. Su cola es larga y escalonada, y cuando la menea como un péndulo puede ser vista dentro del bosque. Es de color verde, tiene una corona rufa y un antifaz negro. Es una especie endémica del Bosque Atlántico del Alto Paraná. Anida en cavidades en el suelo, aprovechando espacios construidos por mamíferos y reptiles, tal vez, por eso su nombre común en guaraní haga referencia a este comportamiento. Actualmente, existe un Club de Observadores de Aves en el país llamado “Yeruvá”, en honor a esta especie. Las fotografías fueron tomadas en la Reserva de Recursos Manejados Ybytyruzú (RRMY), entre las propiedades de Salto Suizo y Myriam Mabel.

Momotus momota. Foto: Rebeca.

Momotus momota. Foto: Rebeca Irala

Por otro lado, el burgo o guyra paja es una especie bastante oculta, pero en los bosques ribereños y semihúmedos en el Norte de Alto Paraguay y Concepción (Cerrado). No obstante, cuando se deja ver nos deleita con un antifaz negro rodeado de un color celeste brillante. Su cola es bastante llamativa, ya que cuenta con dos timoneras con el raquis de las plumas parcialmente desnudo, con forma de raquetas. Su corona es de color negro, y tanto su vientre, como su abdomen, son de color ocre verdosos. Las fotografías fueron en los Cerrados de Concepción y Amambay.

Los momótidos quizás no son muy conocidos en Paraguay por el tipo de hábitat que usan, pero en Centroamérica son más conocidos, tanto es así que un momótido es el ave nacional tanto de Nicaragua como de El Salvador, que es el momoto de ceja turquesa. El nombre momoto tiene su origen en la denominación azteca para estas aves (“momot”).

Baryphthengus ruficapillus. Foto: Édgar Romero.

Baryphthengus ruficapillus. Foto: Édgar Romero

Se agradece el aporte técnico de Rebeca Irala, y a ella, Alejandro Morínigo, Luis Doldán y Édgar Romero, por las excelentes fotos.

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