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Los colibríes, su enigmático mundo

Picaflor tijereta (Eupetonema macroura) es el picaflor de mayor tamaño que ocurre en Paraguay (15 cm). Su larga cola furcada y azul es su inconfundible marca de campo. Foto: José María Paredes.

Picaflor tijereta (Eupetonema macroura) es el picaflor de mayor tamaño que ocurre en Paraguay (15 cm). Su larga cola furcada y azul es su inconfundible marca de campo. Foto: José María Paredes.

POR Alberto Yanosky
Director EIISA (Estructura Interdisciplinaria de Investigación Integral Socio-Ambiental) - UNAE.

Los colibríes, picaflores o mainumby son un grupo de aves muy particulares por varias razones, entre ellas porque tienen esa capacidad de mantenerse en aire para libar, alimentarse del néctar de las flores, pero, además, porque pueden volar hacia atrás, hacia arriba y hacia abajo, y se caracterizan por tener una gran variedad de colores y muchos de ellos muy metálicos, lo que ya explicamos sobre los colores de la naturaleza. Son nativos del continente americano, así que para otros continentes son aves extremadamente llamativas.

Picaflor zafiro (Thalurania furcata). El macho presenta el pecho y vientre azul violáceo y la garganta verde. Se encuentra en bordes de bosques y sabanas en la Región Oriental. Foto: José María Paredes.

Evolucionaron en este continente, por lo que su historia en la tierra debe haber ocurrido después que África se separara de Sudamérica y Europa de Norteamérica en la evolución de los continentes a través de la teoría de la tectónica de placas. El zumbido que dejan a su paso tiene que ver con el fuerte y constante aleteo de sus alas, si bien también emiten vocalizaciones.

Picaflor vientre negro (Anthracothorax nigricollis). La hembra de esta especie presenta el vientre blanco con una continua línea longitudinal negra, a diferencia del macho que tiene la cola granate y el vientre completamente negro. Se los puede observar en bosques, en galería y poblados. Foto: José María Paredes.

Por lo general, son aves de muy pequeño tamaño, con ese peculiar hábito alimenticio y las agrupamos en una familia que se conoce con el nombre de troquílidos (Trochilidae). Algunos ornitólogos relacionan a los troquílidos con los vencejos (como esos que encontramos en los saltos del Monday o del Ñacunday), y en total se conocen algo más de 300 especies. Estas aves no solo son nectáreas sino también que pueden ingerir pequeños insectos y otros invertebrados que se encuentran en las flores que liban.

Picaflor de barbijo (Heliomaster furcifer) la llamativa garganta de rojo rubí en el macho es su marca de campo. También presenta una cola furcada, pero tiene menor tamaño que el picaflor tijereta (10 cm). Puede encontrarse en bosques secos y sabanas en todo el país. Foto: José María Paredes.

Al ir de flor en flor alimentándose, llevan el polen con ellos, y así juegan un rol clave en la naturaleza contribuyendo con la polinización; parece que este rol se hace más importante en las flores de tipo tubular, para lo cual muchas de estas especies tienen picos especialmente aptos, bien largos y hasta curvos. Con ambas partes del pico forman un tubo a través del cual usan la lengua que pueden doblar por los costados para formar una perfecta canaleta por la cual pueden absorber el néctar.

Picaflor de antifaz. Foto: José María Paredes.

Estas aves vuelan o están posadas, pero no pueden caminar o correr por las ramas o por el suelo, así que imaginen cuán especializadas están estas especies. Gastan mucha energía en sus actividades y en particular con su vuelo tan característico, así que deben ingerir gran cantidad de azúcar a través del néctar, consumiendo hasta cinco veces su peso corporal por día. Y como el azúcar da energía pero no proteína, la sabia naturaleza les permite también comer pequeños invertebrados, y en particular alimentar los pichones con este alimento rico en proteínas, necesarias para el crecimiento.

Picaflor copetón (Stephanoxis loddigessi). El macho de este picaflor tiene un llamativo copete de color azul violáceo. Se lo puede ver en bosques húmedos de la Región Oriental. Foto: José María Paredes.

Sus nidos son pequeñas tasas finamente entretejidas y ornamentadas, para lo que utilizan no solo finos pastos, sino musgos, líquenes, telas de araña y hasta el algodón que producen varios frutos, como el samu’u o palo borracho y algunas enredaderas del bosque. Suelen hacer sus nidos por encima del nivel del suelo, y muchos habrán notado que les agrada utilizar los aleros de nuestros techos, seguramente ya que allí tienen en cercanías flores de nuestros jardines, y también les brindan cierta seguridad.

Picaflor bronceado (Hylocharis chrysura) El picaflor más común de ver en diversos ambientes por todo el país. Es verde con un brillo dorado cuando le da el sol. El pico es rojo o anaranjado con un ápice negro. Foto: J.M. Paredes.

Muchas flores parece que existen para que sean libadas por los picaflores, o muchos picaflores tienen picos que solo podrían utilizar en flores con particulares formas y disposiciones. Esto es la coevolución, colibríes nectarívoros que están vinculados con flores ornitófilas. Cualquier intervención que afecte uno de estos elementos de la naturaleza también afecta al otro.

Picaflor bronceado.

En Paraguay tenemos al menos 17 especies de picaflores, el más pequeño de unos 6 cm es el picaflor amatista o mainumby michiete cuyo zumbido alar recuerda al de un abejorro y tiene una cola ahorquillada bien característica y el macho tiene un amplio manchón púrpura brillante en la garganta. El de mayor tamaño es el picaflor tijereta o mainumby jetapa de unos 15 cm, enorme realmente para lo que comúnmente conocemos como picaflores, también tiene cola ahorquillada con una forma levemente distinta a la que le decimos “furcada”. Ambas especies de picaflores tienen una distribución en el Paraguay muy particular, con pocos registros, pero en especial para el picaflor tijereta en ampliación de su rango de distribución.

Hembra de picaflor verde (Chlorostilbon lucidus).

En la cultura popular y en el conocimiento tradicional indígena estas aves tienen importantes mensajes que tienen que ver con la renovación, la alegría, la perseverancia, la búsqueda de cumplir metas y sueños, y la presencia de seres queridos que ya no están con nosotros. En toda la rica cultura indígena de América Latina, la presencia o aparición de los picaflores tienen significados diferentes, pero siempre están presentes.

Hembra de Picaflor de barbijo (Heliomaster furcifer).

Y si no, recordemos a Enrique Samaniego, nacido en Paso Yobai, quien nos dejara Mainumby Jeroky (Danza del Colibrí), obra que honra a esas aves a través del harpa e interpretada por famosos bailarines de la danza típica del Paraguay. Existen simples recomendaciones para poder atraerlos más a nuestras vidas, si no es por el significado que tienen, es porque cumplen un rol fundamental en la naturaleza, además de alegrarnos la vista, comienza a fomentar plantas con flores permanentes, de colores vivos y ya sabes, cuanto más tubulares las flores, mejor aún. Los mainumby te alegrarán la vista.

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Se agradece el apoyo de Rebeca Irala, Tatiana Galluppi y las fotografías de José María Paredes

1 Comment

1 Comentario

  1. Rafael Carlstein

    27 de mayo de 2022 at 08:38

    Muy bien Alberto, congratulaciones por ilustrativa publicación sobre los maravillosos colibries !

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