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Sheila Rodríguez: “Hoy las mujeres tenemos voz, ya no va ser sencillo callarnos”

Sheila Rodríguez. Foto: Gentileza.

Sheila Rodríguez. Foto: Gentileza.

POR Martín Ramírez Machuca*
Dr. en Lingüística, Lenguas, Filosofía, Educación y Didáctica. Universidad de Kiel, Alemania.

Hace unos días se recordó el Día Internacional de la Mujer. Por ese motivo, El Nacional ha contactado con una dinámica joven emprendedora. Ella es Sheila Rodríguez, luqueña, estudiante de Economía y, paralelamente, realiza un diplomado en Políticas Públicas. Emprendedora y creadora de las marcas Talla Marquesa Joyería y Pygmalion. Sheila ha ganado concursos de emprendedurismo. Pero, además de concentrarse en sus emprendimientos, es participante activa de grupos de liderazgo y grupos políticos.

La tenacidad con que Sheila encara sus emprendimientos y la vida misma, sirven de estímulo positivo para aquellos jóvenes que quieren salir adelante en un país actualmente muy complicado en la coyuntura sociopolítica. En esta charla con El Nacional, Sheila nos relata las vivencias que le toca atravesar como joven mujer paraguaya.

¿En qué fase de tu vida te toma este día internacional de la mujer?

Me siento en una etapa donde me va tan bien en lo personal, pero a la vez en un contexto social bastante tenso, del cual no puedo hacerme la indiferente. Poder ver y entender el contexto en Paraguay y en el mundo me hacen querer actuar, pero sin saber a dónde ir, sin saber si mis fuerzas y mis ganas son suficientes, si hay más personas que desean luchar por un mejor país. Tengo la gracia de decir que cada vez me encuentro con más personas que sí lo desean y que también quieren actuar. La única forma de hacerlo es involucrándonos activamente en lo que ocurre. Si seguimos pensando que la política es solo para unos pocos corruptos, ya perdimos. Si más personas que quieren hacer bien las cosas se suman y se interesan en lo que ocurre y tratan de idear lo que realmente merecemos, se va a lograr cambiar por lo menos un poco, pero para bien, ir mejorando nuestro entorno, nuestra sociedad y nuestro país actuando, buscando esos pequeños grupos que quieren lo mismo y no quedarnos indiferentes a lo que ocurre.

En una manifestación, las mujeres reclamaban que ganaban 16 % menos que los hombres. ¿Cuál es tu reflexión por esta problemática?

Es difícil aceptar que esto siga pasando, pero sucede, es una problemática mundial y una lucha diaria que deben pasar las mujeres. Muchas veces, aunque el empleo requiera los mismos esfuerzos y habilidades, su trabajo está menos valorado y peor remunerado que el de los hombres. Este hecho las obliga a preferir trabajar en la economía informal en mayor medida afectando también al país en su conjunto. Es un tema bastante complicado ya que es muy difícil de medir y por más de que lo dicho anteriormente suceda, es complicado tener datos exactos o pocos sesgados. Hay otra cuestión que también pasa y es que las mujeres deben ocuparse de la casa, los hijos y la familia, lo cual las obliga a trabajar a tiempo parcial en mayor medida que los hombres, esto conlleva a que ganen menos, y en nuestro país, esto es más que común. Si hay hijos pequeños en la casa, esto se agrava, ya que son las mujeres las que se encargan de los cuidados de la criatura y muchas veces sola, atacada también por el contexto social que debe llevar a cuestas. Es necesario que sigamos con nuestra lucha, no ser indiferentes con lo que sucede, crear consciencia y empatía hacia las mujeres en el hogar, intentar cambiar nuestro pequeño entorno, no callar ante las injusticias y seguir educándonos como sociedad para que la brecha se reduzca cada vez más.

Como joven mujer emprendedora, ¿cuáles son los desafíos para las mujeres que quieren lanzarse con un emprendimiento?

Creo que el primer desafío sería interno y es con el que más a menudo nos tomamos de buenas a primeras. Es caer en el juego mental del contexto en el que aún nos encontramos, lo que la sociedad nos impone al nacer: “mujeres”. Eliminar esas barreras mentales de lo que “debemos” hacer como mujer y perseguir aquello que queremos y anhelamos que, para la mayor parte de la historia, la etiqueta “anónimo” era ser mujer. Hoy tenemos nombre y apellido, tenemos voz que quieren callar, pero que ya no va a ser tan sencillo, ya no hay vuelta atrás en esta revolución, no se trata de hacernos más fuertes, sino de saber que ya lo somos y el mundo debe percibir esa fuerza. El mayor desafío a veces es caer en el juego mental que te impone la sociedad. Los desafíos externos como: la falta de acceso al dinero, a un crédito, la burocracia de las instituciones, no tener el apoyo suficiente de familiares, amigos. Son otros con los que podemos toparnos. Pero que se pueden vencer si vencemos el primer desafío contra nosotras mismas, somos fuertes, debemos creer en nosotras mismas, soñar en grande, prepararnos y tomar acción sin limitarnos.

Sos estudiante universitaria destacada ¿Cómo compaginás tu vida universitaria con tus múltiples actividades?

Nunca es fácil e incluso a veces puede tornarse frustrante tratar de lidiar con todas las actividades, pero la clave siempre está en la organización. Muchas veces cuesta sentarnos a pensar qué queremos para nosotras, adónde apuntamos y adónde queremos llegar, quiénes queremos ser y qué queremos construir. La mayoría de las veces estas preguntas ya no nos hacemos por miedo de no poder con todo, pero es clave empezar a organizar nuestro tiempo día a día y a ponernos metas, estar en constante movimiento, y ser fiel a nosotras mismas y a nuestros sueños. Esto muchas veces implica renunciar a amistades, a dejar menos tiempo para el ocio y para las relaciones sociales, pero no implica cerrarse del mundo en una caja, sino saber invertir nuestro tiempo, porque si invertimos en nuestros sueños y en nosotras mismas, luego podremos ser lo que queramos, e incluso transformar nuestro entorno y dar esperanza a las personas que nos rodean. Ahí es cuando todo empieza a valer la pena. No hay que dejar de creer en una misma.

¿Cómo ves a las jóvenes paraguayas actualmente? ¿Notás que ellas están alcanzando la igualdad por la que luchan?

Con el acceso a la información, las desigualdades y las fallas en lo que consideramos “cotidianas” son más notorias, las jóvenes nos estamos empezando a despertar, sabemos lo que ocurre, lo que es justo y lo que no, y también tenemos la idea de cómo debería ser. Con esta premisa en mente, siento que se van sumando cada vez más las que toman esto como un camino, que saben que las va a llevar hacia el cambio. Noto que son las pequeñas acciones las que más se pulen en lo cotidiano, un “vos no podés porque sos mujer” ya no se responde de la misma forma, y cada vez más son las seguras, de que ser mujer no es impedimento para nada de lo que se quiera lograr. Si hablamos de un contexto más legal y nacional, la lucha sigue. Debemos seguir participando, alzando nuestra voz, luchando para que vayan disminuyendo la brecha de la desigualdad, porque el panorama es positivo, los cambios van a llegar tarde o temprano, hay que saber que estamos luchando no solo por nosotras hoy, sino también para las futuras generaciones.

Sos creadora de joyas y de carteras. ¿De dónde viene esa inspiración?

Desde chica he convivido con el rubro de las joyas, todo lo empezaron mis padres hace 30 años en Luque, así que prácticamente desde que tengo consciencia hace parte de mi día a día. El contexto actual ha cambiado bastante desde aquellos inicios, empecé a crear e idear carteras de cuero como accesorio complemento a las joyas, luego de que una cartera de una marca bastante popularizada se haya pelado por completo al tercer mes de haberlo adquirido. En nuestro caso, solo vendemos oro y plata, la calidad de ambos materiales hace que uno pueda conservar una pieza durante años y años. Hoy en día, no resaltan mucho los materiales de baja calidad, con o sin conocimiento del consumidor, ya que lo importante es la fachada últimamente. Mi idea era justamente crear un accesorio extra que pueda ser igual de duradero, hecho con materiales de alta calidad, en este caso de cuero 100 % y complementarlo con las joyas. Así fui empezando y también creando una joyería mucho más abierta a la información y cuidando los detalles y la calidad para que el público pueda saber y tener conocimiento de lo que adquiere.

¿Tus padres te apoyan en tu emprendimiento?

Al principio fue difícil, y sigue siendo una lucha constante entre estudiar o emprender, cuál inclina más la balanza. El problema es cuando ambos te importan y son parte de tus sueños; fui tratando de cambiar mi entorno sin aceptar lo que no merezco, hablando, debatiendo ciertas actitudes que me parecían machismo, pero hoy tengo la bendición de poder decir que sí, ellos están siempre pendientes e incluso enseñándome para que este camino pueda ser más llevadero. Si bien dejan que cometa mis propios errores y que descubra el camino por mí misma; al estar hoy acá, me doy cuenta de que emprender no es para nada fácil, es mucho trabajo y aprendizaje constante, a veces no sabés para dónde ir, o si la decisión que vas a tomar es buena o no para tu negocio. Hay que leer mucho y asesorarse constantemente, y eso implica, aparte de todo, mucho tiempo extra y dinero que nunca hay de sobra. Pero al final del día puedo permitirme hablar con ellos de lo que me gusta.

Además de crear joyas, te gusta mucho leer. ¿Qué libro te ha marcado hasta ahora en tu vida?

Uno de mis libros favoritos que leí hace dos años, pero que me sigue impresionando se llama Una educación. Es una historia autobiográfica escrita por la hoy Dra. Tara Westover, me marcó bastante, ya que venía de una familia ultraconservadora en el sentido religioso, que creía que las escuelas eran parte de un plan del gobierno para lavar el cerebro, debido a eso, su familia la quitó de la escuela y la alejó de la sociedad. No tenía amigos, el televisor y cualquier otro invento de los individuos de “afuera” estaban prohibidos en el hogar; al crecer entendió por medio de sus cuestionamientos el poder que tenía la educación. Empezó a aprender por ella misma, logró un posgrado en Cambridge y hasta graduarse en Harvard. Su historia es muy inspiradora, ya que puede considerarse un milagro: no tenía estudios, no conocía nada del mundo, ni la historia, la primera y segunda guerra mundiales, absolutamente nada. Transformó completamente su ser, su manera de actuar y su manera de ver el mundo con la educación hasta llegar a lo más alto en las universidades más prestigiosas del mundo.

Otros libros que me marcaron bastante son: 1) Mi historia, escrito por Michelle Obama, 2) La audacia de la esperanza, escrito por Barack Obama 3) 21 lecciones para el siglo XXI, escrito por Yuval Noah Harari y 4) El ego es el enemigo, escrito por Ryan Holiday.

¿Te animarías a crear un taller para niñas de tu comunidad para abrirles al mundo de la creación y emprendedurismo?

Absolutamente, espero poder hacerlo, es uno de mis grandes sueños, poder ayudar a niñas a salir adelante, verlas crecer personalmente, que vean otra perspectiva del mundo, que no todo está perdido, y que son ellas mismas las que pueden transformar su entorno, su hogar, y convertirse en quienes ellas quieren ser, que lo van a lograr. Si bien aún no es el momento, espero adquirir más conocimientos para poder hacerlo dentro de unos años.

Si el presidente de la República te llamara, ¿qué le pedirías?

Este 8 de marzo me hizo reflexionar bastante sobre lo que significa ser mujer, específicamente en Paraguay, ya que es la realidad que me toca vivir cada día. El posicionamiento social que dejan a las mujeres deja mucho que desear, si pudiera pedir algo serían políticas públicas eficientes y, sobre todo, planificadas para proteger a las mujeres víctimas de violencia. Nosotras debemos salir tranquilas a las calles y llegar a casa sin miedo. Una ley de paridad de género, hay demasiado por hacer. Se puede lograr identificando los factores de riesgos, en el ámbito individual, comunitario y social, y los huecos que quedan desatendidos para poder avanzar correctamente. La ineficiencia mata cada día a más mujeres, es algo que debe ser atendido ya, cada mujer puede sentir la tensión y hay que velar por cada una de ellas como debe ser, ya que forman un pilar demasiado importante dentro de la familia y la sociedad.

 

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