Nacionales
Pastizales y pasturas, paisajes sin árboles
Los pastizales naturales que se encuentran en nuestro país forman parte de uno de los pocos ecosistemas de sabanas templadas del mundo; el cual se distribuye entre Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay. Fotos: Tatiana Galluppi.
Los ambientes naturales incorporan una gran diversidad de tipos de paisajes, y existe un tipo de paisaje que son los pastizales naturales o campos, con una flora y una fauna característica. Podemos ver estos pastizales naturales en el sur de la región oriental del Paraguay, conocidos como los Campos de las Misiones o Pampas, en Misiones, Paraguari, Itapúa; o los campos en el norte de la región oriental (en los Campos Cerrados de San Pedro, Canindeyú y Concepción), o los pastizales del Bajo Chaco en cercanías del río Paraguay, en Presidente Hayes y Alto Paraguay.
Lo cierto es que en estos campos o pastizales existen algunos elementos que no son necesariamente pastos, pero no predominan ellos, como los arbustos o los árboles. Son ambientes cuyas características del suelo, hidrología, clima e historia evolutiva han permitido la existencia de estos pastizales y no pasturas, entendamos que el concepto de pastura tiene que ver con la mano del hombre, normalmente para aprovisionar alimento para el ganado.
En muchos casos se saca en bosque en otros ambientes para poner pasturas, es decir pastizales introducidos por el hombre, que pueden provenir de otras latitudes (e inclusive de otros países) o pueden ser de la misma zona, pero introducidas por la mano del ser humano para mejorar lo que la evolución parece no haber sido tan eficiente en brindar.
Es que estos ambientes no evolucionaron con grandes herbívoros rumiantes como son las vacas, quizás el elemento más cercano a las vacas podrían ser los ciervos, venados y los guasu, o inclusive las hormigas herbívoras, como en muchos lugares donde el ysau consume casi lo mismo que las vacas, y la equivalencia podría ser 7 hormigueros de ysau por cada vaca.
Cuando recorremos los pastizales del sur de la región oriental vemos pocos elementos leñosos como algunas palmeras, y quizás unos pequeños grupos de arbustos; sin embargo, cuando nos vamos a los pastizales del norte de la región oriental vemos que los elementos leñosos empiezan a ser más frecuentes, se arreglan en el espacio en forma diferente y hasta existen diferentes tipos de árboles y arbustos que conviven en isletas; quizás el Bajo Chaco, en la región occidental este paisaje se hace más evidente con isletas de bosques que hasta alberga árboles muy altos, creando un “mosaico” de parches en un mar de pastos normalmente caracterizado por la presencia de la palma Karanda’y.
Estos pastizales muchas veces enriquecidos con pasturas, para brindar mejor calidad de forraje a un elemento de la fauna que no es autóctono, la vaca, también alberga una gran diversidad de aves y otra fauna, que han evolucionado y se encuentran adaptados a estos mares de pasto. La presencia de estos pastos les permite refugiarse y encontrar abrigo, les permite alimentarse y les permite reproducirse y perpetuarse al hacer sus nidos en estos ambientes.
Muchas de estas aves están ilustradas en este artículo, aves relativamente pequeñas, inquietas y con habilidades para posar en los pastos que son sacudidos por el viento, con habilidades para construir tejiendo sus nidos, utilizando como pilares de su construcción a los pastos, aunque algunas de ellas están adaptadas para nidificar en el suelo. La realidad es que estas aves no podrían vivir en otro lugar que no sean los pastizales, porque han evolucionado juntas, y seguramente muchas de estas especies de pastos también requieren de estas aves y otros elementos de la fauna para poder desarrollarse.
Muchos pastos han evolucionado adaptándose al ramoneo de los animales, y seguramente los paisajes que hoy vemos son el resultado de esta interacción entre vegetación y animales. Los nidos de las aves se ubican estratégicamente en ciertos lugares permitiendo ciertas ventajas, como el acceso fácil a la comida, la posibilidad de ocultarse y pasar desapercibido, el no ser muy evidentes para los depredadores y hasta dar la oportunidad, por el contrario, de hacerse evidente y cantar, cuando los machos están vocalizando para atraer a las hembras.
Esta estructura de la vegetación es la que estamos seriamente afectando con nuestras intervenciones, sea para mejorar el alimento para el ganado, o para plantar árboles donde nunca los hubo. Es por ello que es clave poder asegurar muestras representativas de estos pastizales naturales, sea en reservas ecológicas o naturales, sea en espacios naturales donde todavía tengamos chances de conservarlos.
Por ello, cuando vayamos a un parque, o cuando estemos por calle y rutas, y veamos pastizales, no pensemos que son “basurales, yuyales o descuidos”, busquemos la combinación entre un césped corto en aquellos lugares donde nosotros como humanos hicimos venir el césped o el pasto y que no crecerán muy alto, manteniendo espacios de pastizales naturales que le permita a la rica fauna nativa seguir cumpliendo su rol, de lo contrario seremos parte de un silencioso, lento, sostenido exterminio de las aves y la fauna de pastizales que difícilmente lo notemos, hasta que nos demos cuenta que ya no están, entonces habrá sido demasiado tarde.
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