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Francia: después de una jornada de protestas y furia, sindicatos buscan negociar con Macron

Marcha del 1 de mayo en Parí, Francia. Foto: Clarín

Marcha del 1 de mayo en Parí, Francia. Foto: Clarín

Tras las masivas marchas del 1º de mayo, algunos aliados del gobierno piden una reconciliación. Los puntos en debate.

Un día después de una de las movilizaciones del 1 de mayo más violentas y populosos de su historia en Francia, esta vez contra la reforma jubilatoria y el modelo de trabajo, algunos aliados del gobierno de Emmanuel Macron están pidiendo la reconciliación. Las imágenes de destrucción e incendios en Paris produjeron escalofríos en la clase política el lunes.

La reforma de las jubilaciones no está definitivamente resuelta: ha sido adoptada por el Parlamento y promulgada en medio de la madrugada.

Pero el Consejo Constitucional debe pronunciarse sobre la posibilidad de un referéndum consultivo, para que el se necesita reunir 4 millones de firmas. La decisión se adoptará el miércoles próximo, mientras ya se ha iniciado el diálogo entre el gobierno y los sindicatos.

François Bayrou, el presidente del MODEM y consejero del presidente, llamó “a una fase de reconciliación y cicatrización”. Según él, “la reforma de la jubilación estuvo mal explicada” y ruega “por un cambio de método de gobierno”. Al mismo tiempo informa que los sindicatos están dispuestos a hablar.

Pero la crisis va a postergar los otros planes del gobierno, como la ley de inmigración, porque los franceses no quieren que las decisiones sean adoptadas lejos de ellos. Quieren más Parlamento y menos Elíseo.

Otra marcha en junio

La Intersindical ha organizado otra marcha para el 6 de junio. Va a acompañar la propuesta del grupo parlamentario LIOT para derogar la ley. Un sondeo del diario conservador Le Figaro, pos manifestación del día del trabajador, sostiene que para el 51,87 por ciento de los encuestados “el gobierno no ganará la reforma jubilatoria”, contra el 48,13 por ciento que cree que conseguirán imponerla.

La ley está promulgada pero, como hizo el presidente Jacques Chirac con el decreto de primer empleo del primer ministro Dominique de Villepin tras enormes manifestaciones en París, lo promulgó primero y lo canceló después, en nombre de la paz social.

Votada y promulgada con pena, la reforma previsional aún no está lista para ser aplicada. Porque no todos sus parámetros están fijos: una treintena de decretos aún deben especificar ciertas medidas de la reforma. Imprescindibles para su puesta en práctica por parte de los fondos de pensiones, todos ellos estarán “publicados en el verano”, asegura el Ministerio de Trabajo.

Ya se han “transmitido algunos, tanto a los distintos órganos para ser consultados como al departamento jurídico para poder por verificar”, según el ministro Olivier Dussopt.

Una agenda apretada, mientras que la reforma debe aplicarse el 1 de septiembre. Suficiente para dejar que los sindicatos digan que el juego aún no ha terminado. En primer lugar porque algunos de ellos esperan poder incidir en el contenido de estos decretos, que deben concretar en particular la revalorización de las pequeñas pensiones, planteadas por el Ejecutivo como el “dulce de la reforma”.

Pero también las medidas relativas a la consideración de las penurias, excepciones a la edad legal prevista para carreras largas, entre otras.

La crisis, contra Macron

La crisis no es contra el gobierno sino directamente contra el presidente Emmanuel Macron. Contra él son las cacerolas. Los franceses no lo quieren escuchar más. Es personal, cruel, irremediable y faltan 4 años de gobierno. “Macron dimisión” fue la consigna más escuchada en la marcha.

Hubo 2,3 millones de franceses marchando en todo el país contra la reforma. Una de las movilizaciones más importantes de la historia.

Pero en París, Rennes, Nantes, la manifestación fue cooptada por la violencia de los anarquistas de los Black Blocs, en un escenario inquietante, con incendios en el Boulevard Voltaire y en la recién modelada Plaza de la Nación.

Los manifestantes distinguen a los violentos de sus reivindicaciones jubilatorias: ”Son infiltrados”, dicen. Pero la CGT alerta sobre “la radicalización si no hay diálogo”.

Hubo 540 detenidos, 406 gendarmes heridos y solo en París están heridos 259 miembros de las fuerzas del orden. Una causa por intento de homicidio se ha abierto contra los autores de un ataque a un policía con una bomba molotov, que lo dejó gravemente herido, con quemaduras en la cara y en las manos de segundo grado.

La lucha sigue

Los que desafiaron la lluvia y marcharon, aun en medio de la brutal violencia, creen que la lucha contra la reforma no ha terminado.

Para el gobierno, la reforma de las pensiones llegó “al final de su proceso democrático” cuando el Consejo Constitucional validó, a mediados de abril, la parte principal del texto, en particular el aplazamiento de la edad de jubilación a los 64 años.

Irritados por ver aprobada una reforma sin votación en la Asamblea y por obra y gracia del artículo 49.3 de la Constitución, calificado de ” anti democrático”, la oposición preparan sus últimas armas con la esperanza de que el texto sea derogado.

Poco más de dos semanas después de rechazar una solicitud de referéndum de iniciativa compartida sobre la reforma de las pensiones presentada por la izquierda, el Consejo Constitucional debe volver a decidir.

¿Habrá un referéndum?

El miércoles próximo, los “sabios” dirán sí o no a la segunda petición de consulta popular formulada por los Comunistas, Socialistas y Ecologistas del Senado y dirigida a “prohibir una edad legal de jubilación por encima de los 62 años”.

De ganar el Si, en las próximas semanas comenzará una gran campaña para recolectar casi 4,8 millones de firmas en nueve meses. En el largo plazo, si la Asamblea Nacional o el Senado no acoge esta propuesta, se realizará un referéndum sobre la jubilación a los 64 años.

La izquierda ofreció esta segunda oportunidad en el último minuto, el día antes de la decisión del Consejo Constitucional sobre el “RIP 1” y dos días antes de la promulgación expresa de la ley por parte de Emmanuel Macron.

El 13 de abril, a pesar de la confianza mostrada por los parlamentarios en la redacción de su proyecto de ley de referéndum, la presidenta de los comunistas en el Senado, Eliane Assassi, después de haber discutido largamente con el jefe de los senadores socialistas, Patrick Kanner, presentó su proyecto de referéndum, legalmente reforzado.

Pero al día siguiente los jueces constitucionales invalidaron la solicitud de RIP. En su conclusión, el colegio de la rue de Montpensier explica que “la propuesta presentada no incluía ningún estado de cambio en la ley y no puede analizarse como una reforma”.

Es decir, al querer “afirmar que la edad legal de jubilación no puede fijarse más allá de los 62 años”, los opositores a la reforma se contentaron con querer mantener la ley vigente.

Esta vez las cosas serían diferentes. “Nuestro récord es mejor que el primero”, dice Kanner. “Es más sólido legalmente ya que propone una reforma real”, abunda Assassi.

Para esperar el éxito de su proyecto RIP, la izquierda no solo ha reformulado el título de su texto, que ahora pretende “prohibir la edad legal de jubilación por encima de los 62 años”, sino que también ha añadido un segundo artículo, que se refiere a la financiación con el establecimiento de “una contribución necesaria de las rentas del capital a la financiación de las pensiones”.

Queda por ver si los sabios de la rue de Montpensier serán sensible a esta nueva versión.

¿Solución legislativa?

¿Una salida legislativa? Es la otra esperanza. Anida en el hueco del nicho parlamentario del centrista Libertades, Independientes, y el Liot.

Este pequeño grupo heterogéneo, encabezado por un veterano de la Asamblea, Charles de Courson, ya estuvo en la maniobra, el 20 de marzo, durante la moción de censura transpartidaria, rechazada por 9 votos.

El 8 de junio presentarán a sus colegas un proyecto de ley, firmado por 170 diputados, destinado a derogar el artículo 7 de la reforma previsional, el que retrasa la edad legal a los 64 años. Tambien busca “cómo organizar una conferencia de financiación para garantizar la sostenibilidad de nuestro sistema de pensiones”.

“La injusticia social en el corazón de la reforma de las pensiones es la razón de su rechazo masivo: es esta injusticia la que debemos abordar”, explica el presidente del grupo Liot, Bertrand Pancher.

Después, los ojos de la izquierda se volverán hacia las filas de la derecha. El 20 de marzo, 19 diputados republicanos conservadores (de 61) habían votado así a favor de la moción de censura, en contra de la opinión del líder de su partido, Eric Ciotti, y del presidente de su grupo, Olivier Marleix. ¿Se verán tentados a votar por el texto de Liot, o incluso a traer nuevos colegas con ellos?

“Debemos intentarlo todo”, insiste Pierre Dharréville, quien evoca “una decisión simbólica, para marcar nuestra negativa a ver esta reforma grabada en piedra”.

Queda, como última puerta de salida legislativa, otra moción de censura más para derrocar al gobierno del la primera ministra Elizabeth Borne. Según la diputada Insumisa Clémentine Autain, tanto los grupos de izquierda como los diputados de Liot, están negociando una iniciativa en este sentido.

Fuente: Clarín.

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