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La peculiar lucha de un barrio obrero de París contra un Burger King

Cuartillas contra la apertura del Burger King en el barrio. El País/Teresa Suárez

Cuartillas contra la apertura del Burger King en el barrio. El País/Teresa Suárez

Famoso por su lucha obrera y por albergar el famoso cementerio de Père Lachaise, el distrito XX de París se ha levantado contra la apertura de un Burger King, al que los vecinos acusan de incitar a una mala alimentación y de crear ruidos y malos olores.

A escasos metros del célebre camposanto en el que yacen Jim Morrison, Marcel Proust o Frédéric Chopin, Geraldine e Ivan reparten folletos a los transeúntes cerca del futuro local de la conocida marca con un conciso mensaje: “No al Burger King en la plaza Martin Nadaud”.

En poco más de una semana, más de 15.000 personas han rubricado la petición y han obligado a las autoridades locales a tomar cartas en un asunto que pone en evidencia las tensiones en las grandes ciudades entre los que quieren preservar comercios locales y los que reivindican la libertad de emprender y el derecho a comer barato.

“No se trata de decir si estamos a favor o en contra de los ‘fast food’ en general, lo que decimos es que, hoy en día, en este barrio, ya hay demasiada comida rápida, no necesitamos más”, declara a EFE el alcalde del distrito XX, el socialista Éric Pliez.

Pliez retoma los argumentos de la iniciativa vecinal. Aumentarán los ruidos y el peligro de accidentes por el número de repartidores en moto que habrá en los aledaños de Martin Nadaud, una agradable plaza peatonal en la que decenas de familias disfrutan del atardecer.

“También aumentará la basura, los restos de comida. Nos oponemos a este proyecto en concreto y se lo diremos en los próximos días a la empresa”, agrega.

El regidor aclara, no obstante, que legalmente el Ayuntamiento no puede actuar en caso del visto bueno -aún pendiente- de la comunidad de vecinos del inmueble en cuestión.

La concejala de Comercio de París, Olivia Polski, confirma a EFE que la idea de la reunión con el promotor es “buscar una alternativa con impacto social y medioambiental más positivo”.

“Ese proyecto no se adecuará tampoco a la historia patrimonial e identidad del barrio, el proyecto está próximo a varios lugares de patrimonio protegido, como el Père Lachaise, y de inmuebles históricos”, añade.

El banco BNP Paribas, gestor del alquiler, y el grupo Bertrand, representante del Burger King en Francia, no respondieron a las preguntas de EFE.

“Incita a comer mal”

Geraldine, de 48 años, es una de las residentes del edificio de la discordia. Su apartamento está encima del futuro Burger King. Junto a su vecino Pierre, ella fue la primera que firmó y la que redactó la petición que circula en internet.

“Nos sorprendió muchísimo la repercusión, cuando la lanzamos lo hicimos sin demasiadas expectativas”, reconoce la mujer. “Burger King encarna lo que es una gran multinacional, que incita a comer mal y justo al lado de dos escuelas y una guardería”, añade.

La vecina estima que ese local podría destinarse a otros usos más constructivos para el barrio, como el cultural.

Ivan Esposito, un arquitecto italiano de 42 años que vive en París desde hace más de una década, critica el plan de la franquicia de comida rápida porque estima que “se generará más tráfico y más peligro asociados a las motos de los repartidores”.

“Además, está junto a una plaza especialmente familiar que ya tiene restaurantes, en los que los padres están tranquilos, viendo jugar a sus hijos”, lamenta el vecino, padre de dos niñas pequeñas.

“Creo que no generará la suciedad que dicen”

Pero no todos los residentes del XX se oponen a la famosa marca del Whopper. Thierry, un joven de 27 años que se crió en el barrio, asegura que la apertura del Burger King le da igual, aunque considera exageradas las alegaciones de los vecinos movilizados.

A menos de 200 metros del futuro Burger King, en la Avenida Gambetta, ya hay dos franquicias de comida rápida: Taco Bell y McDonald’s.

En las inmediaciones del local competencia directa del rey del Whopper, pocos de sus clientes encuentran el tiempo (o las ganas) de pronunciarse sobre la polémica.

Uno de ellos -empleado de unos 30 años que trabaja en el barrio- da su veredicto nada más cerrar la puerta del McDonald’s. “Desconocía el asunto, pero creo que no hace falta más comida rápida en el barrio”.

Fuente: El País.

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