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Cómo ganarle la batalla al estrés

Detener el estrés. Foto referencial.

Detener el estrés. Foto referencial.

Las técnicas para superar el estrés son muy variadas. Encontramos técnicas como el yoga, la meditación, técnicas de relajación muscular, sugestión, etc.

Los gustos y preferencias personales juegan un papel importante a la hora de seleccionar una técnica o escoger una terapia o un profesional que nos oriente al respecto.

Enfrentarse al estrés con estrategias tales como evadirse de la realidad o con planteamientos teóricamente interesantes pero poco realistas, suele ser poco eficaz. En ocasiones no tenemos otra opción que plantarle cara al estrés dentro de nuestra vida real, con frecuencia dura, incómoda y generadora de ansiedad.

En este artículo se describe una técnica, denominada “entrenamiento autógeno”, de demostrada eficacia, que fue desarrollada por el médico alemán Schultz. Este médico practicó durante bastante tiempo técnicas basadas en la sugestión y en la hipnosis, en Berlín, y a partir de su experiencia desarrolló este procedimiento.

El entrenamiento autógeno es una técnica que normalmente se aprende en grupo -aunque también se puede aprender de modo individual- y con posterioridad se puede practicar de forma personal en el lugar elegido, por ejemplo, en el lugar de trabajo, en el hogar o en otros lugares en que pueda necesitarse.

La base de la técnica reside en la capacidad que la mayoría de las personas normales tienen de alcanzar estados de relajación profunda mediante autosugestión, es decir realizando un trabajo personal con la imaginación.

Normalmente la técnica se aprende en grupo, en un periodo de varias semanas, aunque también se puede aprender de forma individualizada utilizando libros o material audiovisual.

La técnica se practica adoptando una postura adecuada para lograr un proceso de relajación, la postura puede variar en función de las circunstancias y características del lugar donde se va a practicar, sentado en determinadas posiciones, con ropa cómoda, sacándose los zapatos, o, incluso, en posición de decúbito supino (acostado boca arriba).

Una vez adoptada la posición óptima se van realizando de forma consecutiva una serie de ejercicios que implican el desarrollo de una actividad imaginativa en relación con determinados estados y sensaciones de partes y funciones de nuestro organismo, como la frente, el corazón, la respiración, el abdomen, las extremidades, etc.

Mediante esta técnica de autosugestión se experimentan determinadas sensaciones de pesadez y calor en cada una de las extremidades, estabilización de los ritmos del corazón y de la respiración, sensación de calor en el abdomen y frescor en la frente.

Utilizando de forma adecuada la técnica y con la regularidad precisa, normalmente varias veces al día, en sesiones que duran alrededor de cinco minutos, se consigue romper el círculo vicioso y progresivamente creciente que suele ser característico de las situaciones de estrés.

La técnica tiene la ventaja de ser económica y poderse realizar de forma autónoma y en lugares como el lugar de trabajo o en el propio domicilio, precisamente en los momentos y lugares en que más la precisamos.

Aparte de usarse de forma independiente, esta técnica puede utilizarse como herramienta auxiliar en proyectos de psicoterapia más complejos, como por ejemplo, en la técnica de “desensibilización sistemática” utilizada para tratar las fobias y otros trastornos por ansiedad.

En estos casos, el entrenamiento autógeno se utiliza como herramienta para conseguir estados de relajación que permitan desplazar al agente generador de ansiedad, rompiéndose así -por ejemplo, en el caso de las fobias- el vínculo existente entre este agente (ascensor, avión, araña, u otros agentes fobígenos) y la ansiedad.

Normalmente la ansiedad es un proceso complejo y multifactorial que requiere un abordaje igualmente complejo. Consulta con tu psicoterapeuta la estrategia más idónea en tu caso para superar el estrés y la ansiedad que éste puede generar. El “entrenamiento autógeno”, al igual que otras técnicas psicoterapéuticas, pueden no estar indicadas en todos los casos.

Fuente: Salud.es

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