Connect with us

Cultura

Antes de Navidad

Horacio Sánchez Fantino, "Mapa de latas. Loma de la Lata", 2016, ensamblaje de latas sobre madera, 120 x 200 cm. Cortesía

Horacio Sánchez Fantino, "Mapa de latas. Loma de la Lata", 2016, ensamblaje de latas sobre madera, 120 x 200 cm. Cortesía

POR Ezequiel Filgueira Risso *
Desde Buenos Aires

Debo haber estado mucho tiempo frente a las pantallas. Mi vista se desestabiliza con cada destello lumínico como si todavía siguiera prendido a ellas. La luz azul reverbera entre el iris y la pupila y se refleja en la córnea, como si el globo ocular estuviera recubierto por su propia atmósfera y capa de ozono. No imagino desde dónde ni cómo emergen estos destellos. Mucho menos, qué hay detrás de las dos circunferencias. Cada salto de luz parece desplazar el tiempo con velocidad, pero sigo en el mismo lugar. No me moví ni un centímetro.

Estoy sentado en un banquito de madera pintado de rojo. Me veo los codos apoyados sobre las rodillas, las manos que caen por su propio peso y las puntas de los pies sobre las ojotas. La luz plana del mediodía alcanza el cascote que está en el suelo y miro fijamente, imbuido en un silencio repentino. Genera una sombra corta y dura. Si lo miro demasiado tiempo pierde sentido. Deja de ser una piedra hecha de cemento y tierra que descansa sobre el suelo. Dejo de saber si la sombra genera un bajo relieve o un montículo. Podría ser uno de los cráteres de la Luna o una pieza de pan. Gris. Tendré hambre. De muchas cosas.

Me levanto para buscar una guampa. Preparo una jarra de agua con limón y hielo. Me vuelvo a sentar para tomar unos tererés con pohã ñana. A las cuatro de la tarde debo salir hacia el centro.

Horacio Sánchez Fantino, Mapa de latas. APRA, 2017, ensamblaje de latas sobre madera, 170 x 340 cm. Cortesía

Horacio Sánchez Fantino, Mapa de latas. APRA, 2017, ensamblaje de latas sobre madera, 170 x 340 cm. Cortesía

Dos veces al año, un grupo de estudiantes extranjeros que hacen un curso en una universidad me pide hacer unas visitas a los barrios relegados de la ciudad. Me contacta el profe del curso, a quien empiezo a conocer lentamente. Los estudiantes se van demasiado rápido, aunque llego a tener una vaga impresión de cómo serían algunos de ellos. Visitamos a gente amiga. Una cooperativa de recicladores urbanos, un artista visual que hace obras participando a otras personas, una serie de murales que encontré mientras deambulaba por La Boca y que hablan de los temas que le importan a la gente como yo. Las artes populares, la salud y la educación pública, el trabajo y la naturaleza. El que más me gusta muestra a un grupo de pibes rodeados de animales en un escenario urbano, unas familias alrededor de una olla popular sobre la que vuelan unas aves ancestrales y una leyenda de color naranja que une las dos escenas y reclama Tierra para vivir.

Me doy cuenta de que faltan pocos días para Navidad. De nuevo.

No es el final de la tarde, pero eso no impide que me alcancen unas imágenes de los últimos días mezcladas con sensaciones de necesidades. Respiro profundamente para tratar de calmarme y que desaparezcan espontáneamente. Siento como si una parte de mí tratara de orientarse, o de perder la orientación.

En unas horas, empezará a descender la temperatura junto con el sol, que entrará por la ventana del estudio del artista. Cada semestre sucede la misma escena, con mínimas modificaciones de inclinación de la luz, pero da lugar a conversaciones diferentes. Su estudio está en una conocida fábrica reciclada que expresa la densidad del tiempo posindustrial. Luego del relato de su trabajo con los vecinos y las vecinas de los barrios, con quienes trabaja para hacer las obras, los últimos rayos de sol contagian una emoción de fin de ciclo. Entonces, aparecen los mates para recuperar algo de temperatura, cuidar el estómago y aclarar el espíritu. Las rondas y las explicaciones sobre cómo prepararlo permiten extender la conversación unos minutos más.

Horacio Sánchez Fantino, Mapa de latas. Villa Fraga, 2020, ensamblaje de latas sobre madera, 240 x 600 cm. Cortesía

Horacio Sánchez Fantino, Mapa de latas. Villa Fraga, 2020, ensamblaje de latas sobre madera, 240 x 600 cm. Cortesía

―Podrías llevar unos yuyos.

Me digo a mí mismo, como si no fuera suficiente con pensarlo.

En general, y salvando a los músicos, miro con desconfianza a los artistas y es difícil que me caigan bien. Dudo de si son personas honorables que persiguen valores humanistas o rayan la mezquindad con tal descaro como cualquier otra persona. No pienso en leyes que definan qué está bien o mal, ni en teorías. Simplemente, estoy desinteresado por la infantilidad con la que muchos creadores buscan desestabilizar algunas creencias para mostrarse inteligentes. Como si fuera lo único a lo que pueden aspirar. En muchos casos, creo que no tienen nada para decir más que alimentar su propio narcisismo, en detrimento del del resto. Del de los muchos conjuntos sociales que se organizan a partir de sus valores.

Sufro cuando se le falta el respeto a otra persona y no se le muestra compasión.

El caso de Horacio[1] es distinto. Lo veo buscar. Lo veo dispuesto a encontrarse con los demás. Le creo. Solo me pone en aprietos un detalle. No tiene importancia. Él no lo sabe. Ni él, ni sus asistentes. Salvo aquellos que, como yo, lo conocieron durante la construcción de las obras en algunos de los barrios. Ellos y ellas podrían imaginarlo. Incluso, porque podrían ser padres y madres, tíos y tías. Pero, también como yo, es probable que no lo comentaran. Nadie habla de eso. Es muy difícil hacerlo. Nadie intenta debilitar ese muro de silencio con demasiado esfuerzo. Ni los artistas, ni los medios de comunicación, ni el Estado con sus políticas. Sólo nosotros que, en este tema, todavía podemos muy poco.

Horacio Sánchez Fantino, Mapa de latas. Loma de la Lata (detalle), 2016, ensamblaje de latas sobre madera, 120 x 200 cm. Cortesía

Horacio Sánchez Fantino, Mapa de latas. Loma de la Lata (detalle), 2016, ensamblaje de latas sobre madera, 120 x 200 cm. Cortesía

Cada disparo de la pistola de grampas neumática, que el artista usa para ensamblar los recortes de latas de bebidas y diseñar mapas de ciudades, me conmueve. Me consume una décima de la energía que tengo esa tarde. Hoy no estoy para escuchar ninguno. Quizá lo deje a solas con el grupo de estudiantes y los espere afuera del estudio, habiendo cumplido mi tarea de guía. Llevarlos frente al tigre. Como el protagonista de la película Dersu Uzala.

Ayer le conté a Eva. Fue difícil hablarle. En realidad, fue muy fácil. También estaba dispuesta y se interesó, pero la movilizó demasiado. Después, no pudo dormir.

―Las balas que tiran en nuestros barrios no son misiles como los de Ucrania e Israel, o Rusia y Palestina. O quienes quieras, en el orden que prefieras. Pero caen, y caen sobre un pueblo abandonado desde siempre.

Sólo pude asentir y ver la expresión distante de su rostro abierto. La revelación de su sufrimiento, más allá de que una parte de ella no estuviera entre nosotros. Pensé en la idea de pueblo. Después traté de acordarme de los pibes asesinados por la policía de gatillo fácil [2], siempre azuzada por el rating que generan las propuestas de soluciones mágicas, como la de bajar la edad de imputabilidad y elevar las penas. Sólo un modo de alimentar la disfunción de un síntoma, detrás del que se esconde una escena terrorífica, porque nos habla de nosotros. Si es que hay uno sólo. Pero a la tercera cara que recordé, la de Marcelito, preferí dejar de hacerlo.

Tratando de expulsar la emoción de mí, me pregunté en qué circunstancias la criminalización se volvería en contra de los ejecutantes.

Horacio Sánchez Fantino, Mapa de latas. Villa 31, 2012, ensamblaje de latas sobre madera, 70 x 200 cm. Cortesía

Horacio Sánchez Fantino, Mapa de latas. Villa 31, 2012, ensamblaje de latas sobre madera, 70 x 200 cm. Cortesía

―¿Dónde está el apoyo a las familias de las víctimas?

―No sé, Eva.

―¿De qué depende vivir o morir en el barrio? ¿De la suerte?

La miré para acompañarla en el sentimiento. Para que no creciera, ni se volviera destructivo porque me gustaban sus preguntas. Escucharla indignada me tranquilizó. La sentí de vuelta. Entonces, pude volver a preguntarle.

―¿Qué eras, exactamente, de Angelito [3]? Nunca te lo pregunté.

―Mi madrina era su abuela. Ella lo crio y fue un amigo con el que crecimos.

Hizo un silencio y me avisó que intentaría dormir. Le agradecí la charla y le deseé que descansara. Mientras se retiraba, le pregunté si podríamos pedirle a ña Mari [4] que amasase chipa para Navidad.

―Ya falta poco, casi nada.

Le dije para que se quedara unos segundos más, pero se fue.

Ya de espaldas, me respondió que su abuela la cocina para Semana Santa únicamente, siguiendo las recetas de su mamá. Entonces, recordé que la chipa se convierte en el principal alimento de la vigilia del Viernes Santo católico porque no se puede comer carne.

―Pero podemos pedirle; quizá, tengamos suerte.

Horacio Sánchez Fantino, Mapa de latas. Villa 21, 2013, ensamblaje de latas sobre madera, 340 x 900 cm. Cortesía

Horacio Sánchez Fantino, Mapa de latas. Villa 21, 2013, ensamblaje de latas sobre madera, 340 x 900 cm. Cortesía

Con esa frase en mente, dicha sobre el umbral de la madrugada y reverberando en el aire como los destellos sobre mi córnea, logro encarar lo que me queda del día. Habrá muchas razones más, pero ahora me tomo de esta. Volveré con el Sol debajo de la línea de los edificios y la Luna por sobre ella, como si fueran los dos polos díscolos de un juego de opuestos, que no terminan de ser tales. Viviré esa ambigüedad. Veré las marcas sobre la superficie blanca, tendré hambre y frío. Pero las pocas palabras que sé en guaraní me ayudarán a pensar que la vida puede ser diferente porque la puedo nombrar en otra lengua. Aunque traicionemos a la naturaleza por la palabra.[5]

Le escribo a Eva por WhatsApp para decirle que me gustaría seguir hablando. Que me haría bien hacerlo.

 

Notas

[1] Horacio Sánchez Fantino es un reconocido artista visual argentino. Desde 2012 realiza su serie de obras titulada Mapas de latas mediante el ensamblaje de recortes de latas de bebidas recicladas. Una de esas obras consiste en un mapa de la villa 21-24 del barrio de Barracas, cuyas latas fueron recuperadas por sus residentes, entre quienes se cuentan los recolectores de residuos que transitan sus calles. La obra, con características de mural ―dado su gran formato, su temática y su propuesta conceptual―, se exhibe permanentemente en la Casa de la Cultura Popular del mismo barrio. En el libro Notas de transiciones: hacia prácticas de arte colaborativo y de inteligencia social y comunitaria, editado en 2023 por la Biblioteca de Ciencias Sociales “Enzo Faletto” de la universidad FLACSO de Argentina, analizó el devenir de sus prácticas artísticas y de su producción. Allí, propongo seguir el doble giro dialógico que le permitiría realizar sus ―denominados por mí― “trabajos de arte colaborativo”, tres de los cuales se muestran en Antes de Navidad: Villa 21-24, Villa Fraga y Villa 20. El texto se encuentra disponible aquí.

[2] Según Mariana Lorenz (2011), el término “gatillo fácil” refiere a una categoría acuñada por los organismos de derechos humanos para referir a las ejecuciones extrajudiciales realizadas por las agencias de seguridad del Estado. Señala que se trata de una categoría muy amplia que, sin embargo, oculta las particularidades de cada hecho. Disponible aquí.

[3] Nombre de ficción que representa a quienes, a pesar del dolor de sus familias y amistades, forman la larga lista de jóvenes que mueren, muy frecuentemente, a manos de la policía en las calles de los barrios populares de la ciudad de Buenos Aires.

[4] Señora o doña, en guaraní. Mari es el nombre de ficción para representar a todas las mujeres responsables de los centros comunitarios y comedores de la villa 21-24, del barrio de Barracas de la ciudad de Buenos Aires, muchos de los cuales trabajan junto con la Parroquia de Caacupé.

[5] Agamben, G. (2017) Medios sin fin: notas sobre la política. Buenos Aires: Adriana Hidalgo editora.

 

* Ezequiel Filgueira Risso es especialista en Políticas y gestión cultural local e internacional.
[email protected] 
https://orcid.org/0000-0002-3539-5263

Click para comentar

Dejá tu comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD

Los más leídos

error: Content is protected !!