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Gobierno enfrenta primera crisis del 2025

La comunicación del Gobierno de Santiago Peña está sumida en una profunda crisis. Desde su inicio, la falta de transparencia, la centralización del poder en el Ministerio de Tecnologías de la Información y Comunicación (Mitic) y los conflictos internos han debilitado la relación entre el Ejecutivo, la prensa y la ciudadanía. La destitución de Paula Carro, primera vocera presidencial, no solo destapó las pugnas internas, sino que también evidenció un sistema que prioriza el control sobre la información antes que la rendición de cuentas.

En un escenario donde el acceso a la información pública se ha vuelto más complicado y las salas de prensa funcionan como auténticos “búnkeres”, la salida de Carro refleja el rumbo que toma la administración Peña en términos comunicacionales: menos diálogo y más opacidad.

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Un cargo creado para fracasar

El puesto de vocera presidencial, inaugurado en febrero de 2024, prometía ser un puente directo entre el Gobierno y los ciudadanos, pero rápidamente se convirtió en un campo de batalla. Paula Carro asumió con la expectativa de gestionar la comunicación de manera autónoma y efectiva, pero las constantes interferencias del Mitic marcaron el inicio de su declive.

Gustavo Villate, ministro del Mitic y primo de la primera dama Leticia Ocampos, junto con la viceministra Alejandra Duarte, fueron señalados como los principales responsables de los conflictos. Ninguno de ellos posee formación en comunicación estatal ni experiencia en periodismo, lo que, según Carro, influyó en las decisiones que terminaron por obstaculizar su labor.

A pesar de las crecientes tensiones, Carro se negó a dimitir, defendiendo su derecho a trabajar con autonomía. Sin embargo, su firmeza terminó siendo su sentencia: fue destituida casi un año después de asumir el cargo, dejando en claro que la independencia comunicacional no tiene cabida bajo el control del Mitic.

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Conflictos internos y acusaciones cruzadas

El enfrentamiento entre Carro y Villate alcanzó su punto más crítico en diciembre de 2024. Según la ex vocera, fue excluida de reuniones clave y conferencias de prensa, incluso cuando los temas tratados eran de gran relevancia. Uno de los episodios más polémicos ocurrió durante el anuncio de la colaboración entre Paraguay y la DEA, donde Villate le pidió específicamente que no participara.

Poco después, medios de comunicación comenzaron a responsabilizarla por un supuesto mal manejo del caso, acusación que Carro desmintió categóricamente. “Fue una operación diseñada para hacerme aparecer como responsable de errores ajenos”, afirmó, calificando estos hechos como parte de una estrategia deliberada para desacreditarla.

La ex vocera también denunció que, mientras lidiaba con estas acusaciones, el Mitic dificultaba su acceso a información clave y ordenaba comunicar temas relevantes únicamente a través de redes sociales, una práctica que, según ella, debilita la relación con los medios tradicionales y limita la rendición de cuentas.

Un reemplazo controlado por el Mitic

Tras su salida, Guillermo Grance fue designado como nuevo encargado de comunicación presidencial. Periodista vinculado a los medios del grupo Cartes, Grance asumió el cargo sin el rango de ministro, quedando directamente subordinado al Mitic. Esta decisión refuerza el control centralizado del ministerio, dejando poco espacio para que la vocería opere con independencia.

La reestructuración deja un mensaje claro: el Mitic busca tener un control absoluto sobre las decisiones comunicacionales, priorizando la discrecionalidad por encima de la transparencia.

Restricciones en el acceso a la información pública

Más allá de los conflictos internos, la gestión de la información pública bajo el Gobierno de Peña enfrenta fuertes críticas. El sistema que debería facilitar el acceso a los datos para los ciudadanos se ha vuelto menos accesible y más complicado de usar, reflejando un claro retroceso en términos de transparencia.

Los periodistas también han señalado un ambiente hostil, especialmente hacia los medios críticos. Conferencias de prensa poco frecuentes y el uso exclusivo de redes sociales para anunciar decisiones importantes han generado frustración en el sector, debilitando la comunicación entre el Gobierno y la sociedad.

La despedida de Carro y su advertencia

En su comunicado final, Paula Carro agradeció al presidente Peña y a los ministros con los que trabajó, asegurando que no tuvo inconvenientes con ellos ni con los medios de prensa. Sin embargo, fue contundente al criticar el rol del Mitic en su salida: “La única manera en que la vocería presidencial pueda funcionar es desvinculándola completamente del Mitic”, sentenció.

Carro calificó de “siniestra” la operación que culminó en su destitución, lamentando que una institución que debería fortalecer la relación del Gobierno con la ciudadanía se utilice para obstaculizar el trabajo de quienes buscan transparencia y diálogo.

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